Misas dominicales pesadísimas. El problema es el ritmo
Parte por la interesantísima entrada de Raúl del Toro de ayer mismo, parte porque servidor se alargó un poco más de la cuenta en su misa del tercer domingo de cuaresma, se me ha ocurrido dejar algunas reflexiones sobre la duración de la misa dominical. Otra cosa son las eucaristías de los días laborables que creo deben ser más medidas. Ya hablaremos del asunto.
Después de mucho pensar y mucho hablar con la gente, al final uno llega a la conclusión de que el mayor problema de las misas dominicales no son tanto los minutos cuanto la falta de ritmo en la celebración. Todos hemos asistido a celebraciones que podríamos considerar largas (más de una hora) o muy largas (esas que ya se pasan de hora y media) y nos hemos sentido tan a gusto en ellas. También nos ha pasado asistir a una misa dominical de poco más de cuarenta minutos y acabar como si nos hubieran dado una paliza.
Esto es como la diferencia entre un buen paseo de dos horas a ritmo constante, y hora y media en un museo a paso de cuadro, que es menos tiempo pero acaba uno baldado. La razón está en ese ir rompiendo el ritmo a trompicones que no hay cuerpo que lo aguante, ni siquiera el de un servidor aun gozando de cuerpo serrano por la cosa del nacimiento.
Creo que a nadie que ame la liturgia o quiera vivirla con intensidad le molesta especialmente una misa algo más larga si es una celebración bien preparada, los cantos son los justos y bien ejecutados bien por un coro o la asamblea, las lecturas correctamente proclamadas, la homilía justa y enjundiosa, la plegaria eucarística proclamada con unción y los demás elementos en su orden establecido. Así da gusto. Ojo, que digo algo más larga, no maratoniana de tres horas, que para eso hay que tener ya mucha afición.
Lo malo es cuando la misa se alarga a base de elementos muy secundarios. Por ejemplo, metiendo moniciones y morcillas por doquier vengan o no a cuento. Tener que escuchar en cada misa que el padre nuestro es la oración de la comunidad y que bla, bla, bla… pone de los nervios a Manolo el tranquilino. Cuántas homilías no hemos escuchado o pronunciado sin saber empezar ni terminar y dando vueltas y más vueltas a un no decir nada que se alarga más de quince minutos. Cuántas oraciones de los fieles con siete, ocho, diez intenciones. ¿Y qué me dicen de esos cantos, o esos coros, que se empeñan en cantarte todas las estrofas del canto de ofertorio y te obligan a estar un minuto o dos esperando a ver si acaban de una puñetera vez?
El problema se agrava cuando el celebrante mira, miramos el reloj, y uno exclama “leche, que he empezado la misa a las doce, y he acabado la homilía pasadas las doce y media… pues ya puedes correr, Manolo”. A partir de ese momento el reverendo corre y corre, suprime, abrevia, se traga la plegaria a velocidad de Fernando Alonso en finalísima, arrea en el padrenuestro, se zampa el silencio tras la comunión, no purifica, pone a los fieles de los nervios y salen con un estrés mayor. Según salen por la puerta dicen: casi cincuenta minutos… se ha pasado.
No. Insisto en que no es cosa de tiempo sino de ritmo. La misma misa, sin moniciones, una homilía de ocho minutos ¡cuántas cosas pueden decirse en ocho minutos!, cuatro o cinco intenciones en la oración de los fieles, cantos adecuados al momento incluyendo alguna aclamación de la asamblea, la plegaria eucarística pausada, serena, silencio tras la comunión… no se alarga tanto ni aun utilizando el llamado canon romano. Pero es que aunque se alargara. No tiene nada que ver.
Insisto. No es problema de tiempo, sino de ritmo. Piénsenlo.
26 comentarios
- hay homilías de sacerdotes que carecen de algo tan básico como una estructura de introducción, desarrollo y conclusión, es algo que veo sobre todo en las nuevas generaciones de sacerdotes, no sé si una deficiencia en su formación en el seminario.
- no me parece normal que el canto de antes del evangelio sea más largo que el propio evangelio, es algo que veo cada vez más.
- he estado en misas de jóvenes en las que se han llegado a ofrecer hasta 9 ofrendas distintas (una por cada grupo de catequesis) y cada una con su monición, creo que es mejor ofrecer una sola de parte de todos los grupos de catequesis.
y por último las preces, es muy habitual que hagan 15 peticiones y que tener un lector por cada una o dos, lo que hace perder el ritmo.
PD: conste que digo esto sin ánimo de ofender a nadie.
saludos.
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Jorge:
Más razón que un santo.
El coro no está para dar un concierto, está para servir a la Liturgia. Prefiero quedarme corto que ser pesado. Se corta lo que haya que cortar en el preciso momento en que pueda cortarse, y si no hay ese preciso momento, no se ejecuta la pieza y ya está.
Un saludo.
Monición antes de cada lectura y, agarrense que viene curvas. Monición después de la lectura ( hemos escuchado la palabra de Dios que nos habla al corazón...
Y después de la bendición final viene el carrusel de avisos, textos de reflexión, deseos de buen fin de semana etc...
(PD 1: Con esta breve contundencia expreso mi admiración por las contundentes y certeras palabras expresadas en el artículo)
(PD 2:Esto debiera leerse en muchas parroquias y en todos los seminarios)
- introducción en la Misa de "elementos extraños", aunque muy cortos en duración, que no solo rompen el ritmo sino que nos despistan y carecen de sentido para la mayoría de los asistentes (por ejemplo celebración de unas bodas de plata de un matrimonio que nadie conoce o admisión a determinado grupo de oración de 5 personas)
- ir a Misa en plan cumplimiento, (cumplo y miento), como una obligación, esperando que pase cuanto antes, en lugar de ir al encuentro del Señor. En este caso SIEMPRE se nos hará larga.
- ir a Misa, por compromiso o por horario, a una parroquia en la que hemos tenido o seguimos teniendo algún problema con alguien (por ejemplo, y no es mi caso, ir a una parroquia en la que el hijo de la persona más próxima al sacerdote y muy reconocida en toda la comunidad parroquial, ha acosado a nuestro hijo).
- para las misas del domingo por la mañana que el domingo sea el día universal de recibir a la familia, sobretodo los abuelos, a comer en casa. Esto puede descentrar a los responsables de la comida porque los abuelos tienen su horario, sus costumbres, ¡ a ver si no les va a gustar!, etc.
Igual sucede con las celebraciones varias en domingo, especialmente cumpleaños de niños en pistas deportivas y establecimientos variados.
Al final el domingo, día del Señor, se ha convertido en el día de hacer todo lo que no se puede hacer durante la semana laboral y no exije tiendas abiertas.
D. Jorge, según lo que he escrito más arriba tenemos muchas más cosas que solucionar los fieles para no sentir las misas como largas, que los propios celebrantes; fundamentalmente organizar nuestras prioridades y devolver a la Misa toda su grandeza.
Una vez más tiene usted más verdad que un santo. Yo he disfrutado de Stas Misas de 1,30h en España (sobre todo en la forma Extraoridaria aunque también en el NO), pero ahora estoy en un pais de Latinoamerica, y a pesar de que son de 45-50 mins la misa, llegan a ser insufribles como usted dice...
Entre las cosas que usted no mencionó pero que a mí me crispan los nervios son las excesivas florituras en los cantos. Aquélla introducción musical del organillero (a propósito no dije "organista") que cuenta de sobra la mitad del Gloria, y luego hay que aguantar al cantante alargando las notas hasta donde ya no tienen sentido y el que termina viendo el reloj es el cura y no el respetable. Apenas ayer, el padre ya tenía la Fracción en la mano, y el cantante todavía iba por el primer "Cordero de Dios". Hasta tuvo que cambiarla de mano, porque se cansó de esperar.
Respecto a las intenciones, tengo entendido que hay una norma que las limita. Sé que no es correcto, pero a mí me encantaría limitarlas a las personas que asisten a la Misa. Más de una vez he visto intenciones de cumpleañeros que ni se asoman por la parroquia y allí anda el padre pescueceando a ver si encuentra al ojomeneado para felicitarle personalmente y nada. En mi parroquia las intenciones son siempre las mismas, al punto que a veces me pregunto si el que pide por la salud no se murió hace años, sin ánimo de ofender. A veces, pensando mal, me da la impresión que usan al cura de pregonero, para que todos se enteren que Fulánez cumplió 65 y que Don Tomás puso su carnicería, donde les espera con ofertas especiales por inauguración.
Otra cosa que me llamó la atención fue la música: un coro bien dirigido, con buenas voces y notándosele muchos ensayos a cuestas, pero sin vocación de ser el centro.
Se notaba que allí tienen que competir con buenos oradores en las iglesias protestantes.
La Pascua comenzó a las once y treinta minutos de la noche, no sé cuando terminó, pues cerca de las siete de la mañana me marché pues no podía aguantar más y esa noche viví en grado heroíco la virtud de la paciencia...Así que dejé el cordero asado para otra ocasión. No exagero ni un ápice.
1- Se canta TODO, TODITITITO (hasta las peticiones)
2- Normalmente la entrada, el Gloria, el Santo, el ofertorio y la Acción de gracias después de la comunión, no sólo se cantan sino que se bailan durante un rato.
3- La homilía más corta es de 40 minutos
4- El número de ofrendas varía según circunstancias. En una ocasión conté 15 ofrendas diferentes en la misma misa (es verídico). Las ofrendas pueden durar una hora traquilamente.
5- Moniciones hay al comienzo de la misa, antes de cada una de las lecturas, antes del evangelio y al final.
6- Los avisos después de la comunión pueden durar otros 15 minutos sin ningún problema.
Lo normal es que duren unas tres horas o a veces más. Y lo más curioso de todo es que las misas están llenas a tope y todo el mundo está encantado.
Si hablamos de una misa de ordenaciones, eso ya puede durar unas 5 horas mínimo.
Y también está muy bien la alusión a las "morcillas". Algún sacerdote hay que parece creer que como no metan su "toque" personal en las rúbricas la gente se aburrirá. Pues mi experiencia es al contrario: yo vivo mejor la misa cuando el sacerdote se atiene EXACTAMENTE a las rúbricas. Y cuando digo EXACTAMENTE digo EXACTAMENTE, hasta en las preposiciones y los artículos. Sobre esto habría como para escribir amplios artículos de teología litúrgica, indicando la diferencia entre la "liturgia de la Iglesia" (que es lo que busco al ir a Misa) y la "liturgia según los gustos y caprichos del sacerdote Menganito o Fulanito".
una homilía breve pero intensa, y la liturgia eucarística bien solemne, con tiempo para la acción de gracias y el silencio.
Un Sacerdote no es un animador de un espectáculo televisivo o de un teatro: Es mucho más, una realidad ontologica muy superior. Es más, creo, -y Jorge podrá hablarnos de esto-, que sería bueno que nos espliquen a los fieles el Jueves Santo de cada día; El qué significan las Palabras de la Consagración; El acto de amor tan grande que hace el Sacerdote, como se ofrece con cristo por nosotros, el Pueblo. Creo que es bueno que se nos esplique, para que tomemos o recobremos la consciencia de esta realidad.
Tal vez los que se aburren o cosa similar, es por que no comprenden lo que ocurre en la Santa Misa, y tampoco son capaces de percibir el amor del Sacerdote, que pone «toda la carne en el asador» -permítaseme la expresión popular-.
Puede ser el enfriamiento de algún Sacerdote, sí, pero es más posible la máscara de hierro de los feligreses. Estando seguro que no ocurre lo primero, el Sacerdote no se debe acomplejar, y es una imprudencia de nuestra parte, ponerle en situación de peligro de que ocurra; Deberíamos estar disponibles justo para lo contrario.
Un sacerdote al que conozco dice unas homilías brevísimas, pues dice que sólo deben contener una sóla idea ya que de otra forma la gente ni se entera.
Por otra parte deben ser homilías que no sorprendan o escandalicen al personal.
Por ejemplo mi párroco - que siempre está con lo de hombres y mujeres , todos y todas etc- en parroquia de mayores, sale diciendo que "Dios es madre" y que el Espíritu Santo encarna el aspecto femenino de Dios pues en hebreo el artículo para el Espíritu es femenino. Tales cosas no aportan nada y más bien confunden
En las eucarísticas del camino, se llevan a cabo moniciones para cada lectura. Se refiere usted a este tipo de moniciones cuando propone lo de acortar la misa?
Estamos en la sociedad de la imagen, la palabra y el ruido, y eso nos ha contaminado la liturgia,
El silencia, que elemento más importante, recuerdo un día, que me decía un sacerdote, que haciendo una hora santa, una señora se acercó, le tocó el hombro y le dijo: “disculpe, padre, es que ¿se ha dormido? ...”
Como hecho de menos en Costa Rica, las liturgias de los monasterios de Leyre y Villanueva de Sigena
Igualmente pienso que lo más fatal son las morcillas y las moniciones inoportunas; sobre todo y muy especialmente cuando el sacerdote las está improvisando. Uno queda tenso no solo por la interrupción que la monición significa a menudo, si no porque también, tanto en las moniciones como en las morcillas, muchas veces lo que se dice o lo que se cambia es de dudosa ortodoxia doctrinal. Con lo cual uno trata de conservar la calma tratando de rezar mentalmente las aspiraciones de Santa Teresa: Que nada te turbe, que nada te espante...
Muy buen post, como simpre.
Creo que el problema de las homilías es verdaderamente sangrante. Algunos más mayores siguen con el afán exegético de repetir y paladear palabra por palabra, otros se meten por vericuetos casi heréticos de los que luego no saben como salir, otros te dicen que las lecturas no tienen conexión entre sí..
También sería importante actualizar el tablón de anuncios para saber si hay alguna celebración especial, y sobre todo si el párroco decide apropiarse de una celebración que suele estar al cargo de otro sacerdote..
también pienso que, ya que la mayoría de la gente no tiene misal, es positivo editar la hojita al menos con las lecturas y los salmos: la gente no tiene ni memoria para repetir y no se fija en lo que repite. Cantado se interioriza, se vive más.
Pero como "organista en dique seco" me horripilan los coros con aires zarzuelísticos, y que te varían el Santo o el Agnus Dei mezclando estilo aleatoriamente.
A veces pienso que es un error separar a 20 personas del resto de los parroquianos: si cantaran desde sus bancos, animarían a cantar a los de alrededor.
Responder como un loro no llena el alma, cantar, aunque bajito si no se tiene mucha afinación, te embriaga los sentidos, te eleva al Señor, te obliga a participar con más potencias
Espero que mis reflexiones puedan aportan algo
un cordila saludo
Isabel
El ritmo también se pierte por parte de los lectores. La misa no es un desfile. Los lectores tiene que estar preparados para leer cuando les toque, idem. en la oración de los fieles.
Por otra parte, a algunos habría que indicarles que lo que viene en rojo en el leccionario NO SE LEE (Primera Lectura...Salmo Responsorial...Segunda Lectura) y desterrar la expresión "ES Palabra de Dios" u otras inventadas.
Un saludo cordial.
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