Moniciones en misa: cuidado...
Se puede definir “monición” como “un texto breve que se lee y sirve de introducción o explicación en algunos momentos de la misa o de alguna otra celebración litúrgica”. Parto del principio que no son elementos indispensables en la celebración, sino simples posibilidades. Por tanto, usar las moniciones y la forma de hacerlo, depende de quien preside la celebración.
A partir de aquí, quería comentar cómo las utilizo y para qué creo que pueden ser convenientes o no. Insisto. Pura apreciación personal de un servidor que no tiene más sentido que ofrecer mi personal punto de vista por si a alguien le puede ser útil. Nada más.
Por principio apenas las utilizo. Para empezar me parecen innecesarias la mayor parte de las veces (la gente que va a misa habitualmente ya sabe lo que es cada cosa), y en no pocas ocasiones un incordio que no te deja vivir la celebración en paz. Cuántas veces no nos ha tocado “sufrir” moniciones sin parar a lo largo de toda la celebración: en la entrada, antes del acto penitencial, del gloria, en cada una de las lecturas, al credo, ofrendas, plegaria, padrenuestro, paz, comunión, post-comunión, despedida… y festival de avisos parroquiales. Esto no hay quien lo aguante ni en viernes de cuaresma. Creo que en esos casos más que ayudar contribuyen a poner de los nervios a los fieles. Bien está un día destacar algo, pero hacerlo habitualmente se puede convertir en algo insoportable.
Pero es que además hacer una buena monición es todo un arte. La experiencia, sin embargo, nos muestra como en la mayor parte de las ocasiones las moniciones son o morcillas del párroco que va haciendo casi una serie de mini homilías a lo largo de toda la celebración, o una forma de destripar la propia celebración.
Seguro que todos recordamos las lecturas de ayer domingo. Imaginen una monición que dijera más o menos esto: “en la primera lectura escucharemos como Josué pregunta al pueblo que si desean servir al Señor o a otros dioses; en la segunda lectura Pablo nos recordará que hombre y mujer son una sola carne, finalmente en el evangelio Jesús preguntará a los discípulos si también ellos desean marcharse”. Esto es como si uno va al cine a ver una película de suspense y al empezar sale un señor y nos dice: “la película comienza con un asesinato, después contemplaremos dos chantajes, que se resolverán finalmente bien, para acabar con la detención del asesino que, evidentemente, es el mayordomo”.
Servidor para las moniciones suelo aplicar estos criterios:
1. Las menos posibles para evitar que vayan rompiendo el ritmo de la celebración. Por ejemplo, cuando vamos a empezar el padrenuestro una monición cortando el ritmo y explicando por enésima vez el sentido del padrenuestro, puede ser irritante.
2. Me parece interesante y generalmente muy conveniente una monición de entrada sobre todo en fiestas litúrgicas especiales, jornadas diocesanas y nacionales (domund, manos unidas, día del seminario…), y fiestas y memorias de los santos. Para los santos, por ejemplo, el libro de la sede es un tesoro.
3. Creo que las moniciones son imprescindibles en celebraciones especiales para que los fieles puedan comprender mejor los distintos ritos: vigilia pascual, viernes santo, dedicación de una iglesia, toma de posesión de un nuevo obispo o párroco…
4. Las moniciones SIEMPRE por escrito, para evitar la improvisación y morcillas innecesarias.
5. En alguna ocasión un pequeño detalle en un momento de la celebración puede ayudar. Antes hablaba del padrenuestro. Supongan que hemos leído justo ese evangelio. Quizá merezca la pena ese día recordar que es una oración recibida del Señor y que por eso tiene una riqueza especial y se debe rezar con toda el alma. Pero sólo ese día.
Insisto que es como yo lo veo. Y lo veo así después de escuchar a mucha gente. A veces los sacerdotes o los equipos de liturgia hacemos las cosas según nos parece dependiendo de nuestros gustos personales. Nos falta escuchar más a los fieles. En muchas ocasiones a los fieles, tanta monición, tanta introducción, tanta explicación… en lugar de ayudarles a vivir la misa con devoción, les pone de los nervios.
Para acabar. La mejor monición, una misa bien celebrada. La mejor monición a las oraciones del misal es ese “oremos” y conseguir un silencio que se masca.
34 comentarios
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-Totalmente de acuerdo.
-La mejor monición, la que no me distrae del oficio de la misa, es la que está escrita en el misal.
-Y sea leida por el oficiante como si fuera su primer día de oficio.
Yo uso alguna, breve, para catequizar sobre la liturgia misma. Porque hay muchos que participan en la Eucarístía, que saben lo que viene, pero no saben por qué. Y muchos que no saben nada de nada.
La proliferación de moniciones es un pretexto para darle "participación" a los laicos en las celebraciones, con la convicción de que "participar" significa que todos hagan algo. Así se multiplican al infinito moniciones y ministros (y ofrendas procesionales). Y todo es un jolgorio y un bazar. Y un ministerio... peor que los públicos: mucha gente haciendo cosas que no corresponden.
En lo que creo que no estoy de acuerdo con usted es en lo siguiente: a mi entender, es más conveniente y preferible realizar moniciones antes de cada una de las lecturas bíblicas de las misas o celebraciones litúrgicas. Creo que estas moniciones ayudan a centrarse mejor en el sentido y en la comprensión de las lecturas, siempre que estén bien hechas, por supuesto (cosa que probablemente no siempre se consigue, por excesiva brevedad o longitud de las moniciones, por no haber captado debidamente el sentido de las lecturas, o por cualquier otra causa).
A modo de ejemplo, puedo decirle (espero que sin descubrir nada que no deba decirse) que en las misas (o eucaristías, como las llamamos nosotros) y en las celebraciones litúrgicas del Camino Neocatecumenal siempre se realizan moniciones, a diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de las demás misas, y creo que es un acierto. Otra cosa es, como ya he dicho antes, que los que algunas veces hemos monitado hayamos acertado debidamente o no con el sentido de las lecturas, o que la hayamos hecho de la longitud adecuada, etc.
Quizás sí sería conveniente que las moniciones pudieran leerse, pero no es menos cierto que, si uno las dice de memoria (como estamos obligados a hacer los neocatecumenales) se favorece más que lo que se diga en la monición se ajuste mejor a lo que el Espíritu Santo desea, y no tenga por qué corresponder necesariamente a lo que uno lleva preparado de antemano. Además, así uno se da cuenta de si ha preparado bien o no la monición, si ha tenido la longitud adecuada, o si uno ha "metido la pata" en algún aspecto concreto.
Que no son tales sino proclamas de 5-6´del monitor que supone, desacertadamente, que si el no comenta, con sus desahogos y notas personalísimas, la cosa, como que no ...
Por otra parte el OGMR dice
31. También corresponde al sacerdote que ejerce el ministerio de presidente de la asamblea congregada, hacer algunas moniciones previstas en el mismo rito. Donde las rúbricas lo determinan, está permitido al celebrante adaptarlas hasta cierto grado para que respondan a la capacidad de los participantes; procure, sin embargo, el sacerdote conservar siempre el sentido de las moniciones que se proponen en el Misal y expresarlo en pocas palabras. Al sacerdote que preside le compete también moderar la Palabra de Dios y dar la bendición final. A él, además, le está permitido introducir a los fieles, con brevísimas palabras, a la Misa del día, después del saludo inicial y antes del rito penitencial; a la Liturgia de la Palabra, antes de las lecturas; a la Plegaria Eucarística, antes del Prefacio, pero nunca dentro de la misma Plegaria; e igualmente, dar por concluida toda la acción sagrada, antes de la despedida.
Más claro, agua.
Ojala muchos sacerdotes lo lean
Saludos.
Solo quiero dar mi opinion sobre los escritos. Ya sean moniciones, preces o homilias.
SON INSOPORTABLES, para mi es como si me leyeran un discurso, eso si muy bien dicho, tiene un principio, un nudo y un desenlace. Pero son frios, son esquematicos, no dan oportunidad a que obre el Espiritu Santo.
Al igual que ocurre tambien en el CN, el problemas de las moniciones, preces y homilias es que a veces no se preparan por quien las tiene que decir y claro se empieza a divagar que es lo que al fin y al cabo trata el post.
La cosa es decirlo con fe, con amor hacia los hermanos, pero siempre hay que preparar algunas ideas para no perderse sin caer tampoco es llevar discursos escritos.
Creo que me he explicado, y mi opinion a las moniciones es que generalmente enriquecen muchos mas la liturgia y ayuda a aterrizar las palabras a nuestra vida.
Subrayo alguna opinión anterior, que no se debe caer en el exceso de utilizarlas como pretexto para darle "participación" a los laicos
Como todas las demás moniciones, creo que debemos intentar "dar en el clavo". No siempre nos salen debidamente: algunas son demasiado cortas, otras demasiado largas, y puede que no siempre consigamos decir lo que deberíamos.
muchas gracias
atte. Rafael Baca Balvin
Las críticas son buenas sobre todo las constructivas, y no bajar la autoestima a las personas que realmente tuene esa vocación de servir a Dios.
Bendiciones
Para terminar, permitirme una anécdota sobre las moniciones y las homilías; decía un sacerdote agustino al respecto de ellas "han de ser como las minifaldas, cortas y que enseñen".
Por cierto, existen tres libritos titulados "Orientaciones" que son unas joyitas para esto de las moniciones.
Un saludo
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