Y tú serás llamado Cefas
Es de todos conocido que el papel del Papa en la Iglesia Católica es una de las dificultades que se presentan en el ecumenismo. Nunca podrá entenderse la importancia de la figura del Obispo de Roma, sucesor del apóstol Pedro, sin previamente entender quién fue aquel hombre llamado Simón, hijo de Jonás, y cuál fue el papel que nuestro Señor Jesucristo quiso que desempeñara en su Iglesia. En el evangelio de Juan leemos cómo transcurrió el primer encuentro entre Jesús y Simón:
Jn 1,40-42
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).
A simple vista nadie diría que aquellas primeras palabras de Jesús a Pedro tuvieran más importancia que la de establecer una mera toma de contacto entre ambos pero, sin duda, en ellas nos encontramos con un elemento esencial para saber quién fue el apóstol. Efectivamente, Cristo anuncia a Simón que tendrá un nuevo nombre por el que será conocido: Cefas (Pedro). ¿Por qué dicho cambio?. En el Antiguo Testamento quizás encontremos la respuesta:
Gen 17,3-5
Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.
Gen 32,27-28
Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Gen 35, 10-12
Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel. También le dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos. La tierra que he dado a Abraham y a Isaac, la daré a ti, y a tu descendencia después de ti daré la tierra.
Cada vez que Dios cambia el nombre de alguien, lo hace por un motivo muy concreto. Al establecer el pacto con Abram, que significa "padre enaltecido", le renombra como Abraham, que significa "padre de una multitud numerosa". Dicho cambio de nombre está totalmente relacionado con el propio pacto que Dios establece con el patriarca. Igual ocurre con Jacob, a quien un personaje misterioso con el que había luchado le advierte que su nombre pasará a ser el de Israel, que significa "Dios lucha" o "él lucha con Dios", lo cual queda confirmado por el propio Señor en el momento en que confirma en él el pacto que ya había hecho antes con su abuelo Abraham.
Existen otros ejemplos veterotestamentarios en los que podemos comprobar que el nombre de una persona podía estar íntimamente relacionado con alguna circunstancia de su vida. No en vano, cuando el ángel del Señor anuncia a José que el fruto del vientre de María es engendrado por el Espíritu Santo, al mismo tiempo le dice que el niño debía de llamarse Jesús, que significa Yavé salva, porque dicho nombre definía perfectamente la misión del Señor que había de nacer del seno de la Virgen María.
Con todos estos antecedentes, no podemos ignorar el hecho de que Jesús, al darle un nuevo nombre a Simón la primera vez que se encuentra con él, está mostrando una cualidad esencial del propio Simón.
Pero más que hablar nosotros, dejemos que sea el propio Señor el que nos diga quién es Pedro y cuáles son los elementos distintivos de su ministerio. Analicemos versículo por versículo Mateo 16,13-20:
13-14 Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.
Jesús sabía que había multitud de especulaciones acerca de su identidad, realidad que era igualmente conocida por sus discípulos. En medio de tanta confusión, el Señor les hace una pregunta muy interesante:
15 El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Notemos que no les pregunta "¿quién soy yo?", sino "¿quiénes decís que soy yo?". No siempre lo que creemos acerca de alguien coincide con lo que es realmente esa persona. Y tanto más es así cuando ese alguien es el propio Dios. Hoy estamos en una situación similar a la de aquellos tiempos. Los hombres especulan mucho acerca de la verdadera identidad de Cristo. Unos dicen que es sólo un buen maestro. Otros que un iluminado que fracasó. Aquellos creen que fue un gurú palestino. Los de más allá opinan que fue un extraterrestre. Y muchos directamente le ignoran. Pero, de nuevo, lo verdaderamente importante es que nosotros, los que somos sus discípulos, podamos responder a la pregunta "¿quién decís que soy yo?". El que aquellos que no conocen de verdad a Cristo se equivoquen sobre su verdadera identidad es hasta cierto punto normal. Pero nosotros no podemos equivocarnos. Pedro no se equivocó.
17 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Punto y final a todas las especulaciones. Jesús es el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Pedro lo ha dicho, el caso está cerrado. Pedro habla en nombre de todos ya que a todos era dirigida la pregunta. En Pedro está la respuesta de la Iglesia a la pregunta más importante que Jesús pueda hacer. La pregunta sobre su verdadera identidad.
¿De dónde sacó Pedro su respuesta? ¿de su capacidad intelectual? ¿de su potencial humano para entender la verdad sobre Jesús?. No, sino más bien:
18 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Simón supo, y la Iglesia con él, quién es Jesús por revelación directa de Dios Padre. No le fue revelado por otros hombres, sino por Dios.
Ya sabemos quién es Jesús. Es Jesús el Mesías, es decir, Jesucristo (Mesías = Cristo). Ahora escuchemos bien quién es verdaderamente ese tal Simón, hijo de Jonás:
19 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Pensemos por un momento en el contexto en que el Señor dice esas palabras. Simón acaba de declarar quién es Jesús. Y toca ahora que Jesús nos diga quién es el apóstol. Ya no le llama Simón sino Pedro. Simón le había dicho a Jesús "tú eres Cristo" y Cristo le responde a Simón "y tú eres Pedro". Ni podemos separar el nombre Cristo, y lo que significa, de Jesús, ni podemos separar el nombre de Pedro, y lo que significa, de la persona de Simón. Jesús el Mesías y Simón la piedra. Y es justo en ese contexto en el que Cristo dice "y sobre esta roca (piedra) edificaré mi Iglesia". ¿Quién es el Cristo? Jesús, Jesucristo. ¿Quién es la roca o piedra sobre la que Jesús edifica su Iglesia? ¿a quién se le da el nombre de piedra? A Simón, Pedro.
Mucho, demasiado, se ha especulado sobre si la roca es el propio Pedro o es su declaración sobre Cristo. Ciertamente, como leemos en el Catecismo, no se puede separar la identidad de una persona de aquello que cree. Si afirmamos que la roca es Pedro, eso implica que necesariamente también lo es la fe de Pedro, su declaración sobre Cristo. No se trata pues de que la roca es Pedro O la fe de Pedro. La roca es Pedro Y su fe. Además, en el contexto vemos que se está hablando de personas, no de ideas. Se trata de saber quién es Jesús y de saber quién dice Jesús que Simón es. Y una vez establecido quién es Jesús y quién es Pedro, el Señor edifica su Iglesia. Y ni la Iglesia se edifica sin la verdad acerca de Cristo, declarada por Pedro, ni la Iglesia se edifica sin la verdad acerca de Pedro, declarada por Cristo. Y es esa Iglesia, la verdadera, la que conoce y confiesa quién es Cristo y quién es Pedro, aquella sobre quien no prevalecerán las puertas del Hades.
Luis Fernando Pérez Bustamante
40 comentarios
Usted, siempre me ha tuteado(aunque es posible que no se haya dado cuenta) El "Doña" me lo pone por primera vez hoy. No me gustan ni el "usted" ni el "doña", pero estoy dispuesta a admitírselos sin considerarlos una falta de respeto, sino un simple deseo de imponer distancias.
Creo que usted ve el Evangelio deformado a través de los ojos de los que se lo presentaron (nombra usted al opus) Debería reencontrarse con Jesús por primera vez, porque él vino a decir que la única ley es el amor.
Claro que Dios no ha escrito el Evangelio, lo escribieron los discípulos de Jesús, para comunicarnos su experiencia de Dios.
Si estamos hablando del Evangelio, ciñámonos a sus textos (olvide a los "suicidados del opus", incluso las citas de otros textos bíblicos. En cuanto a las citas del Evangelio, no se pueden sacar de contexto, los elementos adquieren su significación dentro de un conjunto, en relación con el resto. (sigo...)
Respecto a las citas del Evangelio, las malinterpretas:
"Sacarse un ojo", es una metáfora que significa "cambiar radicalmente tu forma de ver las cosas"
Respecto a lo de "quien mira a una mujer..." o lo de "necio", son expresiones que usa Jesús para enseñarnos una gran verdad: que la maldad (falta de amor, egoísmo)de nuestros actos nace en el corazón. Es nuestro corazón el que tiene que dejarse transformar por Dios.
El infierno es simplemente el no-cielo. El cielo es la Vida en Dios. Dios es Amor, sólo serán atraídos por El los que amen. Mt 25,31-46 nos dice que Dios quiere que le amemos en los demás, porque todo ser humano es imagen suya. Y al final de nuestra vida sólo contará lo qu...
Un saludo cordial y respetuoso.
Y creo en Dios. Lo único que ocurre es que la Biología dice, y la Sociología se encarga de comprobar, que los hombres no son imagen de Dios para nada: son evolución, animales racionales que van a la supervivencia. Y la sociedad va a la supervivencia también, y para eso cambia sus leyes, las adapta: la religión, nunca.
Los idealismos son síndrome del Mundo Justo, ese problema con que se tienen que ver los psicólogos cada día que le vienen personas con esas ideas de bondad universal. Jesucristo sí sabe que el ser humano que no es nacido al Espíritu es solamente "carne". Jn 3-6.
Con respecto a Jesucristo, sí, hace treinta u un años que lo conocí personalmente, y le puedo decir que Él no trajo mensaje de condenar a los que no dan a los pobres, o que no se someten a la iglesia de usted, sino que da su Espíritu en el interior, de donde, desde entonces, manan rios de agua viva: presencia de Dios.
¿...
Vamos a ver, en Psicología se tiene experimentado que la vida es el ahora, y que quien mira hacia su pasado recibe miedo, y quien mira hacia su futuro, preocupación.
El amar es sin miedo ni preocupación, es decir, mirar, no hacia lo que vaya usted a acumular como méritos para el futuro donde al parecer se abrirán las cuentas del debe y el haber, sino delante de usted a quien AHORA tiene: amarlo. Darle amor, el Espíritu, el alma suya entera.
Por eso Dios no solucionó el problema del hambre del Pleistoceno, ni tampoco de la Edad Media, ni tampoco del mundo actual: no tiene "miedo" de que alguien le diga que Él tampoco cumplió ...
Pues aquello primero es gloria in exelcis deo, es Dios amando sin contemplaciones ni futuros; y esto segundo es mirar con ojos de sospecha a mí, a cualquiera que se acerca al clero de una iglesia católica, protestante, testigos, musulmana, etcaétera.
Jesucristo no es un buen ejemplo de obras, no trabajó ocho horas al día, no alimentó a hijos, no construyó casa, no ahorró dinero para las ONGS, ni siquiera para la iglesia. Y por esta razón lo hemos de tomar como Él es: amor del Alma suya, que se entra en el alma de usted, sin contemplaciones, es decir, sin exigir de usted, ni tampoco exigir de sí mismo, solucionar la Medicina mundial, ni la Tecnología, ni las ...
¿Ve, don Luis Fernando, no tiene usted arreglo, los condena usted, si bien, ... naturalmente no los ejecuta usted, que representa, como su jefe, al Santo Oficio, sino que deja esto al brazo ejecutor, a Satanás, que es el continuador del brazo secular de la santa madre iglesia.
Usted sí que no tiene arreglo, caballero. Ni yo condeno a nadie ni Satanás es el brazo ejecutor de nada. El que juzga es Dios
¿Usted sabe escuchar? Pues no lo parece.
¿Cuándo he hablado yo de mandamientos o de preocupación por el futuro y por el infierno? Yo sólo le he dicho que el evangelio no es lo que usted dice, sino la buena noticia de que Dios es Amor. Lo único que hay que hacer es dejarse amar por Dios y Él te transforma y te hace capaz de amar.
Por supuesto que hay que vivir el presente. Dice Jesús que "cada día tiene su afán" Mi fe en Jesucristo no me produce ansiedad, sino todo lo contrario: me da paz interior. No se trata de esforzarse por cumplir obligaciones, sino de dejar que Dios ame a través de ti. "Yo soy el recipiente, la bebida es de Dios, y Dios es el sediento" El futuro no me preocupa. Ya te he explicado que el infierno es simplemente no tener el cielo, no poseer a Dios. Si estás con Dios Amor, estás en el cielo.
Yo no tengo esa ansiedad de los méritos ni de solucionar nada ni de conseguir sobrevivir. Mi vida está en las manos de Dios, que me quiere y me invita a ser imagen suya: amor y libertad. No estamos sometidos a la ciega evolución, somos vida consciente, libres para elegir nuestras opciones, sin miedo al fracaso ni al error ni a la muerte, porque sabemos que el amor de Dios sostiene nuestras vidas y "hace salir el sol sobre todos".
Por favor, que nuestro discurso no dé vueltas sobre lo mismo. Escuchémonos.
En post anterior decía usted que el Evangelio no es moralina, y le he pasado diversos versículos contenidos en el Nuevo Testamento: usted los ignora, pasa de largo. No se centra en su debate. No respeta las reglas de la dialectica.
La Iglesia Católica, en base al Evangelio, y los versículos que usted ha leído, ha condenado, quemado, y despreciado a cientos de miles de personas. Y usted sigue diciendo que no, que el Evangelio no causa miedo, ansiedad, que eso son cosas mías.
Fíjese usted en el "caballero" -así se autollama- don Luis Fernando Pérez Bustamante, quien, a sabiendas de que el brazo secular de la iglesia ha quemado a tanta gente, ahora lo retira, y dice que Dios es el que juzga, o sea que está diciendo que soy un hereje y dios me va a quemar en las calderas de pedro botero. Ya lo ve, Sofía, todo un amor.
La Iglesia Católica, en base al Evangelio, y los versículos que usted ha leído, ha condenado, quemado, y despreciado a cientos de miles de personas.
¿Y porqué no dice a cientos de millones? Ya puestos a decir barbaridades, dígalas más gordas.
Según recientes estudios, la Inquisición española, que es la que pero fama tiene, no llegó a la cifra de diez mil ajusticiados en sus siglos de historia. Son muchos sin duda. Una sola persona quemada en una hoguera es mucho. Pero no son cientos de miles ni millones.
Y sí, insisto en que a usted le juzgará Dios, no yo. No he dicho que el resultado de ese juicio será de condenación, aunque sospecho que si no cambia, lo va a tener crudo porque aquello de la "ignorancia invencible" no se aplica en su caso. Pero Dios sabe más.
Mire usted, don Sabelotodo....
..... y ahora es más tonto aún que al principio
Insultos y desprecios personales, ni uno, Wilburg. Los borro todos.
No es usted bienvenido a este blog.
Sus citas de las 7:30, se las contesté en el comentario siguiente, dividido en tres partes, sobre todo el de las 9:47.
Creo que usted no "escucha", no lee cuando le respondo a lo que dice.
Es mejor que lo dejemos. Estamos de acuerdo en una cosa: Dios es Amor, nos ama desinteresadamente y quiere nuestro amor desinteresado. Tal vez alguna vez se dé cuenta de que el amor a Dios no se puede separar del amor al ser humano, y también de que el amor es algo más que sentimientos, es una fuerza que nos transforma, si nos dejamos, y nos hace transformar nuestra realidad.
Es una lástima que le hayan dado una versión deformada del evangelio.
Buenas noches. Adiós.
Pues hablando de Dios deben las personas analizar todos los aspectos e incoherencias que presenta la iglesia y el texto bíblico.
Si se le dice a usted que la iglesia antes mataba con la hoguera, y ahora mata con el deseo y el espíritu, no le estoy diciendo nada nuevo, ya lo dice el propio Evangelio: Mt. 5:22.
Pues a alguien que habla de Dios, y cree en Dios,(post 04.11.06 @ 00:15)
usted le dice que no es de Dios y que irá al infierno. Eso sí que daña.
Un día verá usted -todos evolucionamos- que lo que no se puede hacer es creer que por ayudar a un padre necesitado, o a un hombre necesitado, ya se está en Dios, porque esto lo hacen los hombres bondadosos, entre los que están incluidos creyentes, ateos, y agnosticos.
No estoy diciendo que no se haga, solamente poner cada cosa en su sitio: la Presencia del Espíritu, es decir, Dios amando el alma de usted, es una cosa, y las obligaciones, otra. Por eso Jesucristo no trabajaba ni ahorraba dinero para los pobres: Él da más.
La Iglesia Católica, ciertamente, ha despreciado a Millones de Personas, fíjese usted que durante más de MIL AÑOS ha mantenido bajo ignorancia por imperio del Poder Secular, y Eclesial, a todos los europeos. Ni progreso, ni medicina, ni ingenieria, ni literatura, ni arte libre, es decir, pagano, ni siquiera lectura de la Biblia: la mantenían en Latín. usted lo sabe, pero no lo quiere recordar, ¿no sabe que en España hasta fecha relativamente reciente se prohibía tener una Biblia, y a quien la tenía se le acusaba por hereje?
Todo se hacía porque-yo-lo-digo: la Censura de que usted gusta tanto, borrar párrafos, y libros enteros de "herejes", aunque hablaran de Dios, es lo que han hecho ellos: Edad Oscura.
Menos mal que llegó el Renacimiento (ha reflexionado usted sobre esta palabra?), se sintetiza en un solo pensamiento: no más "Magister Dixit"; ahora vamos a pensar nosotros. También en Dios.
Tiene usted un concepto extraño de lo que es amar. También es muy triste su forma de concebir las relaciones humanas. Es usted el que habla de "obras de caridad", "pobres a los que ayudar", no yo. Yo hablo de fraternidad, de solidaridad, de compartir, de amar, de identificarte con los demás, porque todos somos presencia de Dios en el mundo. Yo no he hablado de "obligaciones", sino usted. Yo hablo del desbordamiento natural del amor, que no puede cerrarse en sí mismo. Naturalmente que "Jesús no ahorraba para dárselo a los pobres, y que él da más" Jesús no ahorraba para nada: vivía el presente confiando en la Providencia. La vida es abundancia para todos, cuando no la acaparan los obsesionados por la necesidad de ser egoístas para sobrevivir, que así matan la vida y el tiempo presente. Jesús se daba -y se da- a sí mismo. Todos los que aman, están en su onda, aunque no lo sepan. Y los que no aman, no lo están, aunque digan "Señor, Señor", e incluso hagan milagros en su nomb...
Bastaría con decir una sola palabra, UNIVERSIDAD, para acallar a quienes mantienen que el catolicismo mantuvo en la ignorancia a Occidente durante siglos, pero voy a ser más concreto.
Hablemos del famoso mito de la supuesta ignorancia de los pueblos de Europa en materia bíblica antes de la pseudo-reforma protestante. Se afirma que espiritualemten existió una "Edad de las tinieblas", en la que hubo ignorancia porque la Biblia sólo estaba en idiomas antiguos, como el latín y el griego. Y claro, y el hombre corriente de entonces no estaba más versado en latín que un peón de albañil en la actualidad". Es más, se alude a la importancia de la Reforma protestante porque tradujo la Biblia a las lenguas vernáculas em contra del parecer de la Iglesia Católica.
Pues todo mentira....
1) La Edad Media comienza en el siglo V d.C., a contar desde el año de la caída de Roma. En dicha época la mitad occidental del antiguo imperio romano, dominada por los bárbaros, hablaba latín y disponía de una excelente versión de la Biblia: la Vulgata de San Jerónimo; la mitad oriental del imperio, que sobrevivió hasta que los turcos conquistaron Constantinopla en el siglo XV, hablaba griego y podía leer en esa lengua tanto en Nuevo Testamento como el Viejo (este último en varias versiones, como la de los LXX); de suerte que en la Edad Media el pueblo tenía un conocimiento amplísimo de las Escrituras.
a) Los santos católicos Cirilio y Metodio tradujeron la Biblia al búlgaro antiguo en el siglo IX, ¡en plena Edad Media, la "Edad de las tinieblas"! (cf. Lengua y Literatura Latinas I, autores varios, UNED, Madrid, 1986, pág. 32, e Iniciación a la fonética, fonología y morfología latinas, José Molina Yébenes, Publicacions Universitat de Barcelona: Barcelona 1993, pág. 4); así, los búlgaros podían leer la Biblia en su lengua.
b) El obispo Ulfilas (arriano, no católico), evangelizador de los godos de Dacia y Tracia, tradujo la Biblia al gótico pocos años antes de que San Jerónimo acabara la Vulgata, de suerte que cuando llegaron las "tinieblas" medievales ¡los godos podían leer la Biblia en su lengua materna! (cf. José Molina Yévenes, op. cit., pág. 5; Esteban Torre, Teoría de la traducción literaria, Ed. Síntesis, 1994, pág. 24, y UNED,...
d) El gran historiador Giuseppe Riciotti, autor de obras meritísimas como Vida de Jesucristo (Ed. Luis Miracle, Barcelona 1978) e Historia de Israel (Ed. Luis Miracle, Barcelona 1949), nos informa en su introducción a la Sagrada Biblia de que, en Italia, "la Biblia en lengua vulgar era popularísima en los siglos XV y XVI", y de que "desde el siglo XIII se poseen" traducciones italianas de la Biblia, aunque "se trata de traducciones parciales", es decir, aunque se trata de traducciones de los libros sagrados más memorables y accesibles, pues a nadie, excepción hecha de unos cuantos eruditos, le interesaba, p. ej., el elenco interminable y fastidiosísimo de las genealogías del libro de los Números.
Está claro: mucho antes de Calvino y Lutero, el pueblo castellano leía la Biblia en su lengua. La enorme extensión de las traducciones castellanas muestran que el derecho prohibitivo del Concilio Tarraconense o no se aplicó o enseguida cayó en desuso. Dicha decisión conciliar tenía su explicación: antes de autorizar la lectura de una versión había que mirar si acaso estaba bien ...
f) "La Edad Media presenció el florecimiento en Francia de un gran número de traducciones de la Sagrada Escritura a todas las lenguas y dialectos de Oc y de Oil [para todas las antiguas versiones francesas nos remitimos a: P. C. Chauvin, La Bible depuis ses origines jusqu'à nos jours]. Se poseen algunas que se remontan al siglo XII e incluso a finales del XI. En el siglo XIII, la Universidad de París presentó una traducción de ambos Testamentos que hizo ley durante mucho tiempo.
Lutero se jactaba de haber sido el primero en traducir la Biblia al alemán, pero ya el heresiarca Calvino le recordó que dicho honor no le pertenecía; en efecto, sabemos que el fraile editó en 1522 el Nuevo Testamento, y en 1532 lo restante, y que "se ha dicho de esta versión, con gran falta de verdad histórica, que era la primera versión alemana en lengua vernácula, cuando para entonces sólo en Alemania había catorce versiones en lengua erudita y cinco en lengua corriente. Además había muchas versiones parciales, como del Nuevo Testamento, de los Salmos... (cf...
Con lo dicho hasta ahora es suficiente para demoler uno de los mitos anticatólicos: la tremenda ignorancia en punto a la Biblia en que la malvada Iglesia Católica mantenía a los pueblos cristianos medievales.
Vamos a por otro:
En la Edad Media la mayoría de las personas no sabían leer ni escribir. Así que estaban `a oscuras' por lo que respecta a toda clase de conocimiento, ya que no podía ser comunicado.
Pues... no
Pues no, doña Sofía, Jesucristo la contradice expresamente: "en verdad en verdad quien no naciere de nuevo no podrá ver el reino de Dios. No te maravilles de que te dije: os es necesario nacer de nuevo. Nadie subió al cielo, sino quien ha descendido del cielo: el Hijo del hombre". Jn. 3.
Así, que los ateos no tienen a Dios, ni los creyentes que no han nacido de nuevo, tampoco. Una cosa es tener temor de Dios, y otra cosa es recibir el Espíritu para que del interior corran rios de agua viva, SENTIR LA PRESENCIA.
Dice usted de mi: También es muy triste su forma de concebir las relaciones humanas. Pues no, llevo más de cuarenta años trabajando, y dedicandome a los demás.
Porque hasta hoy yo creía que el Renacimiento era dejar en el Museo a los dogmas -por otra parte incoherentes- y nos había llevado al Enlightenment, seguro que sabe usted traducir del inglés.
La Democracia, nacida en Grecia, que no gusta a la Iglesia, no surgió en Europa sino después de haberse abolido la Iglesia. Es decir, que la mayor incoherencia que arrastra la Iglesia Católica, -impunemente-, es decir que Dios dió las Leyes que usted dice que dió Dios. Y que practicó la Iglesia Católica en la "Era de las Luces": matar, matar, y matar.
Vamos a ver, la traducción de la Biblia, -no me ha respondido sobre las Sentencias de la Inquisición a los que la poseían- sirvió en Europa, que no en Roma, para preparar la Ilustración, es decir, para que la gente pensara p...
Lo que tenemos ahora en Inglaterra, y en España, es eso, Sociedad Civil, ¿no se había enterado?
Mire Sr. Bustamante, usted y yo hablamos de Dios a los hombres; yo, más tiempo que usted, que tengo nietos por el mundo; lo que usted hace no es coherente, porque dice que Dios dió las Leyes y la Moral INALTERABLES, y lo que yo digo es que Dios da el Espíritu, y que no pudo dar las Leyes, ni la Moral, ni la Iglesia.
Un Dios coherente. Actualice usted.
Partiendo de ahí, todo su razonamiento es inválido. Pero no me interesa debatir con usted así que búsquese a otro.
Por mucho que diga usted que la letra tiene su origen en el Espíritu, en un intento desesperado para "aceptar" lo inaceptable, y seguir presentando al mundo un mensaje que el mundo sabe que no puede provenir de un Dios coherente, no sirve para que nos descomulguemos con esas tan descomunales ruedas de molino.
Dios sí; incoherencia no, por favor.
En cuanto a que no debatamos usted y yo, es mejor.
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