El objetivo no es Pagola.
Desde el primer momento en que el “caso Pagola” apareció en los medios de información y opinión religiosa, se ha querido presentar el mismo como el resultado de una especie de vendetta personal de unos cuantos contra el teólogo vasco. El objeto de la mayor parte de las críticas ha sido el obispo de Tarazona, monseñor Demetrio Fernández, sobre el que se han lanzado toda clase de epítetos descalificatorios y de desprecio, no sólo hacia él sino hacia su diócesis, considerada como menor. Ciertamente Tarazona no es Zaragoza, Barcelona, Madrid ni Milán, pero tan católicos son sus diocesanos como los de cualquier otra diócesis del mundo. Y tan sucesor de los apóstoles es monseñor Demetrio como Benedicto XVI, siendo claro que éste es el “protos” entre todos ellos.
Don Demetrio ha hecho lo que otros no se han atrevido a hacer. Dar un paso adelante y advertir a sus fieles de los peligros que para su fe tiene un libro escrito por un teólogo importante, que ha alcanzado una difusión inusual. Si el libro lo hubiera escrito yo y se hubieran distribuido cien copias, el obispo de Tarazona no habría dedicado un minuto de su tiempo a esa cuestión. Pero Pagola no es un cualquiera. Y las decenas de miles de copias de su libro dan idea de la cantidad de gente que ya lo ha leído.
La pregunta que todo aquel que se precie de ser católico fiel a la Iglesia no es porqué don Demetrio decidió actuar como pastor. La pregunta no puede ser otra que la que reza así: ¿Es o no es el “Jesús” de Pagola el Jesús de la Iglesia? Si la respuesta es sí, monseñor Demetrio ha metido la pata. Si la respuesta es no, monseñor Demetrio ha demostrado ser un buen pastor preocupado por la salud espiritual de sus fieles. Y de paso, por la de los fieles del resto del mundo, cosa que todo obispo puede y debe tener en cuenta, siempre en comunión con el Obispo de Roma.
¿Cuál es la respuesta a esa pregunta fundamental? Pues todo hace pensar que la misma es un “no” rotundo. El “Jesús” de Pagola no es el Jesús de la fe católica. Podrá ser un “Jesús” atrayente, atractivo e incluso ilusionante, pero no el Verbo de Dios encarnado de María la virgen que la Iglesia ha predicado durante veinte siglos. Ya en vida de Cristo había muchas versiones sobre quién era Él. Tanto que el propio Señor preguntó a sus apóstoles: ¿Y vosotros quién decís que soy yo? No respondió ningún Pagola. Respondió Pedro. Y hoy Pedro, y los obispos en comunión con él, siguen respondiendo a esa pregunta. Los teólogos pueden ayudar a actualizar esa respuesta, a darle una forma que sea entendible para el hombre de hoy, pero no tienen derecho a modificarla sustancialmente. No podemos cambiar a Jesús para que sea más aceptable para los que están fuera de la Iglesia. Y mucho menos para los que están dentro. Ni la Escritura ni veinte siglos de Tradición pueden dejarse de lado. Quien no cree en el Cristo de la fe católica, no cree en el verdadero Cristo.
Muchos ya saben cuál es mi opinión sobre el libro de Pagola. Pero la misma vale igual que la de “Perico el de los palotes". En todo caso, no más que la de cualquier otro fiel. Lo que yo diga es válido si es conforme a la fe de la Iglesia. Y si eso se dice de mí, se puede decir de cualquier otro blogger o comentarista. E idem de los teólogos. Ellos tienen un “plus” de conocimiento pero no un “plus” de autoridad doctrinal, que reside sólo en el magisterio. Nuestras opiniones pueden ser más o menos interesantes y fundamentadas pero lo que cuenta es lo que la Iglesia enseña.
Como fieles católicos, Pagola incluido, deberíamos estar agradecidos a la Iglesia cada vez que la misma nos aclara posibles errores doctrinales en los libros que caen en nuestras manos. No somos borregos sin conocimiento y sin voz pero sí ovejas necesitadas de buenos pastos, que no sean conducidas a pacer allá donde no crece la hierba de la verdad sino la mala hierba del error. Seamos humildes y aceptemos el dictamen de nuestros pastores sobre el libro de Pagola. Y si entre ellos llega a haber diferencias, esperemos el pronunciamiento de Roma, donde reside el ministerio de confirmar a los hermanos en la fe.
El objetivo no es Pagola. El objetivo es que cuando el Señor nos pregunte “¿y tú quién dices que soy yo?” podamos responder lo mismo que Pedro y la Iglesia con Pedro. Si no somos capaces de entender eso, no habremos entendido nada.
Luis Fernando Pérez Bustamante
15 comentarios
Tarazona es una diócesis pequeña, pero que ha tenido Obispos santos. Y en cuyo Seminario hay actualmente trece jóvenes, casi tantos como en Barcelona, por ejemplo.
¿Cuántos seminaristas hay en la diócesis destrozada por Setién, Uriarte, Pagola y similares?
Se trata, simplemente, de aplicar ese criterio para conocer quiénes son buenos y malos pastores, o lobos disfrazados de pastores.
Un fruto es el número de seminaristas, además de la práctica religiosa de cada diócesis. Los malos pastores, como Setién, Uriarte, Pagola, Nostach, Soler, etc, ahuyentan a fieles y a jóvenes con vocación. Han convertido sus diócesis en un páramo, sobre todo, en Cataluña y Vascongadas, porque son más fieles a los políticos que al Evangelio, del cual se sirven como mera coartada.
Muchos vocacionados, incluso, han debido salir a otros seminarios si han querido recibir una formación segura, huyendo de politizaciones y doctrinas rayanas en la herejía.
Así, Mons Saiz Meneses, Mons Munilla, o Mons Iceta, por citar sólo los que han llegado a obispos.
Uriarte está con un pie fuera. No tiene nada que perder. Se apunta un tanto ante la clá batasuna. Una "machada" o bravuconada que suena a venganza; la venganza del "guerrero del antifaz" (sin capucha, porque le conocemos todos).
Como decía uno, "no está muerto, lo que pasa es que está mal enterrado".
Urge terminar la faena. Por ética, por estética y por higiene.
La verdad es que este tema aburre, entre la soberbia de unos y la pasividad de otros. Aquí no se sabe si uno puede leer el libro o no.
Por ello mi solución es clara: el que quiera conocer a Jesús que se coja un Evangelio y se siente delante de un Sagrario y medite.
El resto no es más que literatura barata e inútil, tiempo perdido. Yo no necesito que otro hombre me haga conocer a Jesús.
¿ Es qué acaso el XTMO se ha vuelto esotérico y no me he enterado?.
Así pues olvídemonos de todas estas chorradas que parece que encantan a los teologos. Y conozcamos a Jesús de verdad.
Que yo sepa en una empresa si un empleado pierde clientes, es puesto sin contemplaciones de patitas en la calle.
Gracias Luis Fernando.
Eso me ha recordado una película de impacto en su tiempo “Jesucristo superstar” fue un intento de modernizar y explicar… pero una y otra vez aquellas bellas canciones quisieron machaconamente plantear la vida de un hombre.
Todo teólogo que se precie de serlo, no puede ir exponiendo humanismos contrarios a lo que Pedro contesto, la perdida de la inspiración del Espíritu Santo en sus escritos, puede desviar o hacer dudar al creyente y poner más difícil el crecimiento y comunión en Jesús, y esos planteamientos son contrarios a la función propia del teólogo, que entre otras cosas esta el hacer crecer y ayudar al creyente en su acercamiento a Jesús…
Si el libro no ha sido escrito de NUEVO Monseñor Uriarte va a pegar un buen patinazo.
saludos.
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