Sigamos rezando por Asia Bibi
Desde el primer momento estuvo claro que Asia Bibi era inocente de las acusaciones de blasfemia contra el Islam. Desde el primer momento se vio que había contradicciones evidentes en sus acusadores. Pero en muchos jueces de Pakistán había más temor a los fundamentalistas que la querían muerta que respeto por la justicia.
Tras largos años de cautiverio -que esos nadie se los va a devolver- el Supremo del país asiático ha decidido ponerla en libertad. Se cumple aquello de “más vale tarde que nunca", pero nadie piense que ha acabado esta pesadilla para Asia y su familia. Es evidente que la única manera de asegurar su plena libertad es que salga del país. Da un poco igual hacia dónde. España, cualquier país europeo, Estados Unidos o allá donde tenga garantías -que nunca serán totales- de que no será objeto de represalias por el fundamentalismo islámico.
La presión internacional durante todos estos años ha sido importante y parece que ha ayudado a llegar a la situación actual. Pero como Asia hay muchos otros casos de cristianos que son víctimas de una ley que es usada no para proteger la religión islámica sino para perseguir a los que osan ser cristianos en un país como Pakistán.
Es de justicia reconocer la gran labor realizada en todo este tiempo por HO y sus organizaciones satélites o hermanas. A mì no se me olvidará nunca el testimonio que el marido y la hija de Asia dieron en Madrid, hace tres años, en un congreso de cristianos perseguidos oragnizado por MasLibres/CitizenGo. El marido de Asia dijo entonces:
«Somos paquistaníes y no queremos dejar nuestro país, tenemos la esperanza de que todo cambiará algún día. Teniendo que abandonar Pakistán, preferiríamos estar entre los españoles si liberan a Asia, porque la gente española nos ha mostrado su amor. Nunca olvidaremos ese amor»
De hecho había un plan preparado para sacarla del país y traerla a España, pero parece que finalmente todo está en manos de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Esperemos que sean capaces de salvar su vida de las garras yihadistas una vez que la justicia humana la ha declarado inocente.
Ahora queda por ver cuál es el estado físico y sobre todo anímico de una mujer que ha pasado tanto tiempo en una cárcel en condiciones que seguramente tienen poco que ver con las que se dan en cárceles de países “occidentales". Es por ello que todos aquellos que rezamos por su libertad debemos seguir rezando para que pueda emprender una vida sin secuelas nefastas por todo lo que ha pasado.
Que aquella que ha sido liberada de una prisión injusta, pueda vivir el resto de sus días en la auténtica libertad que solo da Cristo.
Luis Fernando Pérez Bustamante