Es San Juan Pablo II quien acusa
Como cabía esperar, la publicación por parte de Fray Thomas G. Weinandy, ofm cap, de la carta que previamente había enviado al papa Francisco asegurando, entre otras cosas, que “su pontificado parece estar marcado por una confusión crónica", ha causado enorme revuelo, especialmente en la Iglesia en Estados Unidos.
No en vano, el religioso capuchino fue director de la Secretaría de Doctrina de la Conferencia Episcopal estadounidense (USCCB). Si llegó a ese cargo es porque los obispos de ese país pensaron que era un teólogo de alta cualificación. Lo cual quedó confirmado cuando el propio papa Francisco le nombró miembro de la Comisión Teológica Internacional.
Con semejantes antecedentes, la publicación de su misiva crítica -que no irrespetuosa- al Pontífice no podía quedar como una anécdota más en este periodo tan “peculiar” de la historia de la Iglesia.
La primera consecuencia fue que a Fray Thomas le llamaron los obispos para pedirle que renunciara ser asesor de la USCCCB. El religioso aceptó renunciar antes de que le echaran. Sin embargo, alguien decidió que su carta no podía quedar sin una respuesta escrita por un teólogo de un nivel más o menos equiparable. Y hete aquí que su antecesor en la Secretaría de Doctrina, el P. John J. Strynkowski, publicó la esperada respuesta en forma de carta abierta.
Lo lógico era esperar que el P Strynkowski optara por intentar defender la ortodoxia de Amoris Laetitia y su continuidad con el Magisterio precdente. Sin embargo, nos encontramos con la siguiente aseveración:
Su primera preocupación se centra en el Capítulo 8 de “Amoris Laetitia". Usted sostiene que la “guía del Santo Padre a veces parece intencionalmente ambigua". Creo que la gran mayoría de los obispos y teólogos no están de acuerdo. El Papa en verdad abre la puerta a la posibilidad de que algunos católicos divorciados y civilmente casados puedan ser admitidos en los sacramentos después de un cuidadoso discernimiento.
Está claro lo que dice este sacerdote, ¿verdad? A continuación recuerda que algunos dicen que tal hecho no contradice lo enseñado por San Juan Pablo II. Sostienen que hay continuidad. Pues señores, lean ustedes lo que enseñó el santo papa polaco en Familaris Consortio acerca de las consecuencias de dar la comunión a divorciados vueltos a casar. Tras advertir que tal cosa no es posible, añade:
si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.
En otras palabras, el P. Strynkowski asegura que el papa Francisco eseña algo que el papa San Juan Pablo II dijo que llevaría a la confusión. Y de esa manera, le da la razón al Fray Thomas G. Weinandy, a quien pretende rebatir.
En realidad, no es el fraile capuchino quien acusa. Es el Papa que nos llegó del Este de Europa y estuvo al timón de la Barca de Pedro durante más de un cuarto de siglo.
En esas estamos.
Luis Fernando