El cardenal Rouco ha dicho lo que tenía que decir
Mucho revuelo ha causado un párrafo de la homilía que el cardenal Rouco Varela, arzobispo de Madrid, predicó ayer con motivo del funeral de Estado por el alma de Adolfo Suárez, primer presidente de gobierno de la actual democracia en España. Concretamente este:
La concordia fue posible con él. ¿Por qué no ha de serlo también ahora y siempre en la vida de los españoles, de sus familias y de sus comunidades históricas? Buscó y practicó tenaz y generosamente la reconciliación en los ámbitos más delicados de la vida política y social de aquella España que, con sus jóvenes, quería superar para siempre la guerra civil: los hechos y las actitudes que la causaron y que la pueden causar.
Muchos dan por hecho que el cardenal cree que estamos poco menos que al borde de otra guerra civil. Pero yo ahí lo que veo es la constatación de un hecho. Dicha guerra fue provocada por unas causas. Si las mismas se hicieran hoy presentes, podríamos vernos abocados a otro enfrentamiento fraticida.
La situación actual en España está, en mi opinión, bastante lejos de lo que sucedió durante el siglo pasado. Ni se queman masivamente monasterios y conventos (aunque sí hemos sufrido algunos hechos violentos), ni los parlamentarios amenazan a sus contrincantes políticos con eliminarlos vía “atentado personal” -que es exactamente lo que hizo Pablo Iglesias, fundador del PSOE, en el 1910-, ni parece que media España esté dispuesta a cargarse a la otra mitad.
Pero eso no significa que no tengamos peligros evidentes en pleno 2014. El desafío secesionista de Cataluña, que pone en peligro la unidad de España, y que puede ser seguido de una situación similar en las Vascongadas, amenaza la paz de este país. Baste recordar que, según la Constitución española, corresponde al ejército garantizar la unidad del país. Artículo 8.1:
Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.
Y no es menos cierto que la extrema izquierda se siente hoy más fuerte que en los últimos cuarenta años, buscando en las calles una ruptura del sistema.
Que un cardenal diga que debemos tener cuidado para no caer en los errores del pasado es no solo necesario, sino un deber pastoral. Que algunos, los de siempre, pidan su retirada por ello demuestra lo acertado de sus palabras. No se trata de causar alarmismos innecesarios. Se trata de recordar que la Historia nos ha dado lecciones que no podemos olvidar.
Luis Fernando Pérez Bustamante
23 comentarios
errata, Pablo Iglesias fundó el PSOE en 1879
obviamente ya lo sabías, pero por arreglarlo
un saludo
----
LF:
Faltaba una coma. Lo que hizo en el 1910 fue decir lo del atentado personal, :D
Lo paradójico del asunto es que gente educada en un sistema educativo fascista demostró tener mayor cultura democrática que aquellos que han sido educados en un sistema basado en los valores constitucionales, los derechos humanos, la democracia y la igualdad.
---
LF:
Una cosa es un estallido social y otra una guerra civil, aunque el primero pudiera derivar en la segunda.
La impunidad con la que actuan es lo perfecto para o que acaben por lograr el poder total o que haya un conflicto civil.
y los supuestos partidos de izquierda civilizada(perdon por el contrasentido)jamas condenan estos actos y sin embargo para lo de blanquerna solo les falto declarar el luto nacional cuando guste o no la extrema derecha no provoca un solo incidente en sus manifestacion.
Por cierto la transicion tuvo cerca de mil muertos a manos de terrorista de extrema izquierda(eta frap grapo)
Por todo ello, y esa uniformidad ideológica de las masas en un pensamiento débil progresista, no creo que tengamos ni a corto ni a lazo plazo una guerra civil. Para ello se requieren dos concepciones de la vida y la política antagónicas y mayoritarias -como en 1936- y hoy, salvo los españoles que se toman en serio la fe cristiana, (que son minoría), y una izquierda revolucionaria (que también afortunadamente es minoría), la gran masa de ciudadanos engrosan esa corrección política que une a derechas e izquierdas.
En todo caso, es imprescindible ser vigilantes y seguir examinando los signos de los tiempos. Cada vez más sombríos ciertamente.
"corresponde al ejército garantizar la unidad del país".
¿No es mejor escribir "la paz de nuestra Patria, de la nación española, de nuestra nación" que el tan trillado y malsonante "este país"?
Recuerdo oír a un argentino decir: "Allí decimos Patria; aquí dicen país." La palabra país no tiene connotaciones emotivas como patria, nación, España, etc. ¿Es costumbre, rutina...? Saludos.
----
LF:
A mí me da lo mismo hablar de país, nación o patria. Para mí significan exactamente lo mismo. España es mi país, mi nación y mi patria. Si a otros la palabra "país" no les gusta, pues qué le voy a hacer.
Lo publico porque creo conveniente explicar mi postura.
Mnsr. Rouco es cardenal de la Iglesia católica y gallego. Dos detalles a tener en cuenta. Su trayectoria al frente de la Conferencia Episcopal deja bien patente su saber hacer. Es un hombre prudente y consta que "no da puntada sin hilo".
Toda aventura buena o mala, comienza por un solo paso, y curiosamente algunos de los pasos que se vienen dando, recuerdan machaconamente a actitudes del cuarto decenio del siglo pasado. EEl pueblo que no recuerda su historia, está abocado a repetirla. La paz es un bien muy frágil y cuando al hombre se le terminan las esperanzas y sabe que no alcanzará ya nunca su horizonte soñado, se puede armar la de San Quintín.
Es gracioso el comprobar como se mira con lupa las palabras prunciadas por algunos obispos valientes y, desde la más absoluta cobardía, se mira hacia otro lado, ante el incumplimiento de la palabra dada por los políticos, bien sea prometida o jurada.
El Cardenal Rouco no está diciendo que sea probable un enfrentamiento, pero sí que comienzan a darse las mismas señas de identidad que a mediados del siglo pasado lo hicieron posible. Habla, en su homilía de posibilidad, no de probabilidad.
Ahí si estaría el peligro (que no hemos de descartar). En que la posibilidad y la probabilidad se aproximenEs curioso lo que le molesta a la progresía, de uno u otro signo político, lo que pueda decir desde su cátedra, el arzobispo de Madrid. Algunos no han entendido que España no es un estado laico, sino aconfesional, que no es lo mismo. Por muy funeral de estado que sea el celebrado por el difunto D. Adolfo Suárez, no está sujeto el ministro que lo preside a lo políticamente correcto, máxime cuando ejerce el magisterio como pastor de su archidiócesis y de especial modo, en la homilía.
Mnsr. Rouco es cardenal de la Iglesia católica y gallego. Dos detalles a tener en cuenta. Su trayectoria al frente de la Conferencia Episcopal deja bien patente su saber hacer. Es un hombre prudente y consta que "no da puntada sin hilo".
Toda aventura buena o mala, comienza por un solo paso, y curiosamente algunos de los pasos que se vienen dando, recuerdan machaconamente a actitudes del cuarto decenio del siglo pasado. Pueblo que no recuerda su historia, está abocado a repetirla. La paz es un bien muy frágil y cuando al hombre se le terminan las esperanzas presintiendo que no alcanzará nunca su horizonte soñado en estos lares, se puede armar la de San Quintín.
Es gracioso el comprobar como se mira con lupa las palabras prunciadas por algunos obispos valientes y, desde la más absoluta cobardía, se mira hacia otro lado, ante el incumplimiento de la palabra dada por los políticos, bien sea prometida o jurada.
El Cardenal Rouco no está diciendo que sea probable un enfrentamiento, pero sí que comienzan a darse las mismas señas de identidad que a mediados del siglo pasado lo hicieron posible. Habla, en su homilía de posibilidad, no de probabilidad.
Cuando lo posible se aproxime a lo probable, ya no habrá solución, como otra época nos sucedió .
No aprendemos. Continuamos matando a los profetas.
Eso he creido entender.
Otra cosa es pensar que Suárez lograra alguna vez esto o fuera modelo de concordia. (Tranquilo, ya me callo).
En el fondo sus malas conciencias les delatan y acusan.
Apoyo total,como no puede ser de otra manera, al Cardenal Arzobispo de Madrid.
He visto el mensaje de ayer y de verdad, y estoy segura que sabes que lo agradezco de corazon, igual que los buenos deseos de un comentarista que le doy gracias tambien, pero mantener el buen ambiente si hoy digo que no estoy nada de acuerdo, espero que no me gane una bronca :-)
No, pero es que de verdad Luis Fernando, que si fuera creyente, estoy segurisima, no estaria tampoco de acuerdo con el Sr. Cardenal.
Las cosas son muy diferentes hoy; desde el punto de vista de religion, vale, hoy hay indiferencia, pero es que en los 30s habia ODIO (permiteme mayuscula LF porfa) habia verdadero odio a la Iglesia y a la religion, hoy eso no se da. no se, tanto cuesta de ver? vale que hay cuatro gatos que protesten o peor aun atentan, hay autoridad para atajarlo, y no digo que un poco mas de mano dura no iria mal, pero no es el escenario de los 30s ... de verdad.
Tengo mas cosas para comentar, aunque no quiero molestar con lo de moderar LF, que se que es un rollo. (lo fui en un foro de musica, se lo que es :-), solo decir que no seais tan catastrofistas, bueno si se me permite decirlo ... y con toda humuildad y sin deseo de fastidiar, de verdad.
Solo una ultima cosilla, yo creo, despues de estudiar el tema de la guerra de España. que la crisis se desenvolvio en tres grandes ejes:
- Problema religioso (parece increible hoy que existiera un "problema religioso" en la sociedad, pero es que lo habia, era real) (mi hermana que solo tiene 5 años menos que yo no lo entiende)
- Problema de la distribucion de la riqueza, expresado fundamentalmente en la reforma agraria, espinoso caballo que cabalgo durante toda la II Republica.
- Problema secesionista de las regiones
Los dos primeros problemas no se dan actualmente, para la cuestion religiosa, la sociedad hoy es madura y salvo cuatro gatos que siempre los habra, nadie aprobaria hoy la quema de una iglesia. En los 30s un templo ardia y la gente apladia.
El tema reforma agraria se ha solucinado ni que sea con chapuzas, como en el sur de España.
El tercer problema si no que esta resuelto, y es muy muy muy delicado, cierto, y el articulo 8.1 habria que entenderlo para una agresion exterior.
porque en España siempre hay que pensar antes en el "enemigo" interior? es que si hay que pensar asi, yo me cuestiono si existe realmente España. Es muy triste. Estoy viviendo en Escocia y aqui tambien el tema se las trae, pero jamas pero jamas jamas nadie pensaria en movilizar al ejercito mare mia! ni en Londres ni en Edimburgo. Que le pasa a España???
Muy triste todo. Porque es tan complicado?
PS: Disculpa Luis Fernando, al final mas de dos lineas ..
---
LF:
Es que el cardenal no ha dicho que hoy haya causas para una guerra civil. Lo que ha dicho es que si se volvieran a dar las mismas causas, podría haber otra guerra.
Es un descontento al que nadie se atreve a poner cara. Ni en la casa de la Iglesia española ni en las diversas curias diocesanas quieren hacer declaraciones públicas. Y cuando se avienen a comentar lo dicho por Rouco, piden reserva absoluta.
Aun reconociéndole que actuó en conciencia, le reprochan el que no haya pensado ni tenido en cuenta a su sucesor al frente de la Conferencia Episcopal Española. «Con esas declaraciones no facilita a monseñor Blázquez y a la nueva cúpula el que llegue a la opinión pública el nuevo rostro y la nueva línea de la Iglesia española, en sintonía con la primavera del Papa Francisco», explica un obispo muy cercano al actual presidente de la Conferencia Episcopal Española…”.
Palabra de Satanás.
Si fuera verdad que el episcopado español anda así… Ante esto, no puede tolerarse el silencio de los obispos. No pierde una la trinchera de enfrente que parece no tener otra enfrente donde tenía que haberla para meterse con Francisco y con quien quiera que sea decente que se le ponga a tiro. La misma antigua lucha de siempre.
---
LF:
A mí no me preocuparía lo más mínimo que JM Vidal diga que los obispos supuestamente afines a Mons. Blázquez han dicho algo respecto al cardenal Rouco. Por dos razones. Dudo que lo hayan dicho tal como lo cuenta él. Dudo que haya hablado con más de dos obispos. Así que aunque fuera cierto que le han dicho eso, no son representativos.
Todos sabemos el odio enfermizo que tiene ese periodista al cardenal Rouco. No es fiable nada de lo que diga sobre él.
Hay que estar ciegos para no ver ese odio destilando desde esos sectores. La cizaña es algo que se expande, y el odio crea más odio como reacción en los odiados.
No es igual quien lo comienza que quien lo sigue por defensa, aunque siempre sea malo incubarlo.
Alguien tenía que poner ese dedo en la llaga porque es evidente que se están reproduciendo las actitudes de aquella nefasta república.
Que la santísima Virgen vele por nuestra querida patria e interceda ante Dios Padre por nosotros.
Es verdad que con Zapatero,y su equipo, ha habido una intencionalidad manifiesta para conseguir, desde una aparente amabilidad,sobre todo con los jóvenes, una erradicación de la fe y los grandes valores, y promovido una desunidad, recuperada en la transición. Pero de forma sutil, se fue fragüando en tiempos de Felipe González, con Alfonso Guerra. Uno era el amable y el otro hacía el trabajo sucio; basta recordar la mala intención, por no decir otra cosa, en la elección del embajador enviado ante la Santa Sede, Gonzalo Puente Ojea, de declarado ateismo. Independiente de la elección personal de sus ideas, había que escucharle sus diatribas y resentimientos. Recuerdo, entre otras, cómo se esplayó en una entrevista que le hizo Luis del Olmo. Pero bueno, la gracia de la fe, confiere si se vive, una identidad más allá, o en medio de todas las dificultades, aunque se experimente el sufrimiento, pero tenemos un "Modelo" que no falla.
Una guerra civil es la máxima expresión de odio entre los habitantes de un mismo país. Llegar a esa situación se debería por lo tanto a la explosión final de odios que se habrían ido acumulando durante determinado tiempo.
Los problemas que expones -religioso, distribución de la riqueza, ansias independentistas- no fueron la causa de la guerra, sino que la guerra vino precisamente por la interpretación que las izquierdas revolucionarias daban, con sus doctrinas mesiánicas, a la resolución de esos problemas. Dejando un poco de lado el tema independentista, que fue algo más secundario en la producción de la guerra, para los otros dos asuntos, desde la izquierda revolucionaria se propugnaban "soluciones" drásticas que suponían pura y simplemente el enfrentamiento antes o después con más de media España.
Si los republicanos en la órbita de Azaña o de Martínez Barrio querían dejar a la Iglesia y la influencia cristiana en la vida arrinconados, sin influencia alguna en la vida, y a las derechas sin posibilidades reales de victoria en una confrontación electoral, también por tanto marginados y sin embargo conservando su existencia para dar apariencia democrática, para las izquierdas revolucionarias, cada vez más pujantes, las soluciones eran pura y simplemente la erradicación y la persecución. Esto era comprobado día tras día, pues las proclamas en prensa, mítines etc.. no dejaban lugar a dudas.
Los odios de los cuales hablaba al principio fueron aumentando, no podían disminuir, y aunque tiranteces hubo desde el comienzo de la república, empezaron esos odios en serio en el 34. El centro y las derechas habían ganado unas elecciones y esto no fue aceptado por los republicanos, que querían ir a la repetición de las elecciones, los anarquistas fueron a la insurrección revolucionaria, que fue derrotada en enero del 34, y los socialistas pensaron que si la república, que concebían como un tránsito para su utopía, iba a servir para que gobernaran centristas o derechistas, que el régimen no les servía y decidieron preparar su revolución. Aquí es donde la república se descompone pues se rompen las reglas del juego, y los odios que llevaron a la guerra aumentan, pues las derechas y los católicos vieron que iban en serio contra ellos.
A los odios agresivos de unos siguieron los odios defensivos y de miedo provenientes de los otros, y éstos aumentaron en el 35, pues los que atacaron y fueron derrotados no rectificaron, sino que llevaron a cabo campañas de atrocidades para ganarse el apoyo de la opinión pública, campañas que eran en conjunto exageraciones propagandísticas. De muy poco crédito además porque no hablaban de que empezaron ellos, y que asesinaron a bastante gente.
Las derechas, heridas al comprobar los objetivos revolucionarios,también respondieron expulsando, despidiendo gente en el campo en el 35, con lo que se iba echando leña al fuego.
Finalmente, la ocupación del poder por el frente popular, donde iban los mismos revolucionarios que se insurreccionaron en el 34, no hizo sino alarmar a las derechas porque se veía que tenían tomada la calle, el campo, la fábrica, etc.. Los odios de que hablaba no podían sino aumentar porque el gobierno empezaba a estar sobrepasado y no protegía a la media España que se sentía agredida en su vida, en su propiedad privada, en sus sentimientos religiosos, etc..
Y estos odios defensivos y de respuesta acabaron en sublevación porque se tensó la cuerda demasiado y se rompió.
Dejar un comentario