Benedicto XVI quiere zanjar el debate sobre su renuncia
Es hasta cierto punto normal que la renuncia de un Papa por primera vez en muchos siglos, en plena era mediática, provocara un revuelo enorme. Es hasta cierto punto lógico que las especulaciones sobre los motivos de esa renuncia se dispararan. Pero no es menos cierto que muchos aceptamos desde un primer momento que las causas por las que Benedicto XVI renunció eran ni más ni menos que aquellas que él explicó.
Entiendo que muchos no estuvieran de acuerdo con la renuncia y sus causas. Entiendo que muchos creyeran incluso que tal decisión era criticable (*). Lo que no entiendo es que no se respete lo que hizo. Y menos que se insista en buscar tres pies al gato de la renuncia.
Para zanjar las especulaciones, que llegan incluso a poner en duda la validez de la renuncia, el propio Benedicto XVI ha enviado una carta al vaticanista Andrea Tornielli dejando las cosas claras:
“No existe la menor duda sobre la validez de mi renuncia al ministerio petrino. Única condición de la validez es la plena libertad de la decisión. Las especulaciones sobre la invalidez de la renuncia son simplemente absurdas”
Benedicto XVI locuta, causa fina est. O sea, punto final. Y quien quiera seguir dando vueltas a la noria de la renuncia, que se lo haga mirar por un confesor y/o un psicólogo.
También aclara algunas cuestiones de índole menor, como el tema del uso del hábito blanco o el de mantener su nombre papal. Las explicaciones son convincentes aunque siempre habrá quien quiera seguir especulando con todo.
El papa Francisco, y con él la Iglesia, tiene la gran gracia de contar con la sabiduría y la oración de su predecesor en la Cátedra de Pedro. Es sabido que mantienen contacto personal con cierta frecuencia. Aunque es papa emérito, se puede decir que el papel de Ratzinger a día de hoy es parecido al de un cardenal muy cercano al Santo Padre. Es decir, su consejero.
Por otra parte, está a la vista de todos que la salud de Benedicto XVI ha mejorado bastante en este año de retiro. Cada vez que aparece en público, se nota que está menos cansado. Lleva la vida de cualquier obispo emérito anciano. Ojalá el Señor le conceda estar con nosotros unos cuantos años más. Será de ayuda para el papa Francisco y para toda la Iglesia.
Luis Fernando Pérez Bustamante
(*) Absténganse de usar la zona de comentarios para criticar la renuncia. No es este el momento ni el lugar. No daré paso a nada que vaya en ese sentido.
13 comentarios
Yo veo una gracia inmensa de Dios esta renuncia. Que en estos momentos no fáciles, La Iglesia cuente con la rarísima figura de un Papa emérito, sabio y santo, entregado a la oración por La Barca de Pedro, es cuanto menos un privilegio, un mimo, un guiño de Dios diciendo que todo va bien, que confiemos, que las fuerzas del maligno no prevalecerán.
A mi la oración de B XVI me da gran seguridad. Y tener al Papa Francisco arropado con esa oración, más.
También es una señal de que Benedicto XVI y los cardenales estaban al tanto de todos estos rumores, que iban en aumento.
En efecto, no debe haber lugar a dudas ni especulaciones.
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LF:
Ni caso.
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LF:
No sé tú, pero yo tiendo a pensar que Benedicto XVI no va por ahí contando mentiras. Seguramente no habían ni pensando qué traje llevaría después de la renuncia y se encontraron con que, efectivamente, no tenían otra ropa que ponerle. Y como no tiene nada de particular que vaya así, ya que no hay precedentes de cómo ha de vestir un papa emérito, pues va así.
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LF:
Yo creo que no pensaron en esos días el tipo de vestimenta que debería llevar después de la renuncia. Y que cuando pensaron en ello, pasó lo que dice Benedicto XVI. La otra opción es que el papa emérito ha mentido.
Y como empiezo a estar harto de que se diga de forma velada que el Papa emérito ha mentido, no admito un solo comentario más sobre el tema.
Sólo especulaciones de los sectores filolefebvristas, y de algún tradicionalista despistado, como Sandro Magister, que calculadamente intercambia artículos laudatorios con otros críticos hacia el papa Francisco.
Dicho supuesto debate sólo pretende suscitar dudas sobre la legitimidad del papa Francisco.
Pero, como sabemos, no debemos regirnos por criterios humanos, aunque fuera por estos su renuncia (su incapacidad por su avanzada edad, me refiero).
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