El cardenal Schönborn, San Ignacio de Antioquía y el Papa
El anciano obispo san Ignacio de Antioquía iba a Roma camino del martirio. Según pasaba por diversas iglesias, tuvo la feliz idea de escribir pequeñas epístolas a los fieles que formaban parte de las mismas. Esto sucedía el año 107. El mártir había oído el evangelio de boca de los apóstoles. De ellos recibió la ordenación por imposición de manos. A una de esas comunidades, los trallianos, les escribió lo siguiente:
De la misma manera, que todos respeten a los diáconos como a Jesucristo, tal como deben respetar al obispo como tipo que es del Padre y a los presbíteros como concilio de Dios y como colegio de los apóstoles. Aparte de ellos no hay ni aun el nombre de iglesia.
Otro obispo anciano, esta vez el de Roma, recibió ayer a un grupo de obispos de Francia. Como cabeza del colegio de obispos, el Papa alabó “la generosidad de los laicos, llamados a participar en los oficios y servicios en la Iglesia” pero señaló la necesidad de vigilar que se respeten las diferencias entre el sacerdocio común de todos los fieles y el sacerdocio ministerial, que es el de aquellos que han sido ordenados al servicio de la comunidad. La escasez de sacerdotes no puede ser alegada como excusa para que los obispos no cumplan con esa tarea.
El Sínodo III de los Obispos (1971), que estudió “El ministerio sacerdotal”, enseñó que:
…el sacerdote, él mismo, hace sacramentalmente presente a Cristo, Salvador de todo el hombre, entre los hermanos, no sólo en su vida personal, sino también social. Es fiador tanto de la inicial proclamación del Evangelio paa congregar la Iglesia, como de la inecesante renovación de la Iglesia ya congregada. Faltando la presencia y la acción del ministerio, que se recibe por la imposición de manos acompañada de la oración, la Iglesia no puede estar plenamente segura de su fidelidad y de su visible continuidad.
Sin embargo, el cardenal y arzobispo de Viena, acaba de declarar que “debemos liberarnos de la imagen tradicional según la cual la Iglesia existe solo cuando está presente un sacerdote“. El cardenal está reorganizando su archidiócesis de manera que se reduzca el número de parroquias y haya comunidades que estén presididas por seglares. Obviamente serán supervisados y estarán bajo la autoridad de un párroco. Es decir, por lo que parece, las parroquias serán entidades más grandes con diversas iglesias -antiguas parroquias-, que estarán bajo la dirección de seglares.
Ni que decir tiene que un obispo puede reordenar sus parroquias como crea oportuno. El problema no está en que el cardenal haya hecho eso. El problema, y no pequeño, es que apele a la necesidad de liberarnos de lo que ha sido una enseñanza constante de la Iglesia desde sus inicios. A saber, que aunque sin la menor duda todos los bautizados somos Iglesia, no se puede hablar propiamente de Iglesia allá donde no haya sacerdotes. Porque ya puestos, se podría decir lo mismo de donde no hay obispos.
En otras palabras, no es lo que hace el cardenal lo que preocupa, sino la forma de explicar lo que hace y cuál es el trasfondo teológico de sus palabras y sus acciones. Solo falta que al frente de una de esas comunidades eclesiales (*) locales pusiera al homosexual que vive en pareja con otro.
Luis Fernando Pérez Bustamante
(*) Comunidades eclesiales es el término con el que la Iglesia se refiere a las diversas denominaciones protestantes.
25 comentarios
Está claro lo que San Ignacio de Antioquía dice. Pero en este caso no es que no haya Iglesia porque vaya a haber ''parroquias sin párroco'' -lo que no me parece mal aunque no deja de ser un parche-, sino que no se puede decir que haya Iglesia si no surgen vocaciones -en realidad sí la hay pero muy debilita-.
Yo propongo la solución de toda la vida... ''A Dios rogando y con el mazo dando''. Si mientras se soluciona hay que poner parches, pues que le vamos a hacer.
---
LF:
Se pueden poner parches sin corregir a San Ignacio de Antioquía y pedir que nos libremos de una doctrina fundamental de la Iglesia.
Existen los perros pastores pero si no hay pastor son peores que los lobos.
No entiendo cómo un teólogo, con el prestigio que tenía, y todo un señor Arzobispo y Cardenal diga estas cosas...
Efectivamente Austria es tierra de misión, y está en emergencia pastoral (como casi toda Europa). Pero no se puede dejar de procurar vocaciones sacerdotales, ni pretender cambiar la estructura normativa de la Iglesia por mucha necesidad pastoral que haya.
En Asia y África el número de sacerdotes y seminaristas crece con bastante fuerza, a pesar de la falta de libertad religiosa en buena parte de sus paises. Que vengan de esos continentes a Europa a evangelizar como en otros tiempos fueron los europeos los que asumieron esa responsabilidad.
http://www.youtube.com/watch?v=ZJcLxbZEFdk
Pero sí creo elemental subrayar el hecho real de que los laicos somos también Iglesia y que, por lo mismo, debiéramos de asumir mayores responsabilidades y obligaciones en y con nuestras iglesias o comunidades locales, partiendo por rezar por nuestros párrocos y obispos, y siguiendo por ayudarles en los asuntos administrativos de esa parroquia o comunidad local, así como en los diferentes apostolados que se lleven a cabo desde allí.
Pero ocurre en muchas partes que no se tiene esa conciencia, y que la Iglesia son sólo los obispos, sacerdotes, diacónos, monjes y consagrados. Y hay que reiterar que no es así, y que nos corresponde,como laicos, una parte en la carga (bendita carga).
En estos tiempo aciagos los cristianos adocenados se empeñan más en apaños y componendas que en una VERDADERA RENOVACIÓN de la vida cristiana.
La solución no pasa por la justa promoción del laicado. Tampoco por la exportación en masa de presbiterio exótico.Ni mucho menos por estrellar a los curas exhaustos contra el acantilado de la soledad y el estrés. Sólo si afrontamos las causas de la escasez de vocaciones habrá luz al final del túnel. Lo demás, apaños y remiendos. Da igual que se trate de obispos, presbíteros, laicos: "SI NO OS CONVERTÍS TODOS PERECERÉIS IGUALMENTE".
El fruto es el aumentó de vocaciones sacerdotales y religiosas.
Gracias.
Un laico bien puede animar una comunidad, siempre y cuando tenga claro cuál es su papel en la comunidad, y esté en comunión con su párroco u obispo.
El Concilio Vaticano II buscó eso: que los laicos dejaran de ser entes pasivos, para ser sal de la tierra, luz del mundo, fermento de la masa, de tal manera que también puedan contribuir en la construcción del Reino.
Por último, supongo de la reorganización de la Arquidiócesis de Viena se debe a los presbíteros de esta Iglesia local, que decidieron rebelarse contra el celibato, y creo que otras cosas. Sé que el Cardenal, desde luego, no aceptó dichas posturas, y estos presbíteros fueron suspendidos. Ahora le faltan sacerdotes.
Por eso, oremos al dueño de la mies que envíe más obreros.
---
LF:
Muy bien, los seglares son Iglesia, pero sin diáconos, sacerdotes y obispos no hay Iglesia.
No por ello dejan de ser católicas, al contrario. Con mucho esfuerzo se organizan, dan mantenimiento a su capilla y ponen un rótulo en la puerta donde se avisa qué día y a qué hora llegará el padre a confesar y dar Misa y los otros sacramentos. Y cuando no llega, se reúnen a celebrar la palabra.
No veo gran diferencia entre esto, que es común en mi patria, y lo que propone el cardenal en la suya, excepto en la cuestión del dinero: Acá se hace por necesidad monetaria, allá por necesidad espiritual.
---
LF:
¿Usted ha leído lo que he escrito en mi post?
¿Qué parte de "El problema no está en que el cardenal haya hecho eso. El problema, y no pequeño, es que apele a la necesidad de liberarnos de lo que ha sido una enseñanza constante de la Iglesia desde sus inicios" no ha entendido?
He leído su artículo y siendo usted quien lo firma, asumo que es su opinión y no dogma de fe.
Su opinión es que el cardenal esta contradiciendo la enseñanza de la Iglesia, la mía es que esta haciendo algo muy común en otros lugares donde se tienen otro tipo de carencias. Aqui en mis pueblitos, alguien pudo haber dicho "como no hay sacerdote no hay iglesia" y algún catequista le habrá contestado: "pues no, Iglesia somos todos, organicémonos y ya vendrá el cura cuando pueda": como la pobreza es material, se resuelve materialmente.
Allá donde dinero sobra, pero falta espíritu (y sacerdotes), más de algún iluminado habrá dicho "como no hay sacerdote, Dios ha muerto" -¿era alemán Marx?- y el cardenal contestó lo mismo que el catequista, sólo que en alemán. ¿Dónde esta la contradicción en eso? En ningún lado, excepto en su comentario.
----
LF:
Yo no he dicho que el cardenal esté haciendo nada contrario a la enseñanza de la Iglesia. He dicho, y repito, que ha afirmado que hay que desprenderse de una doctrina fundamental de la Iglesia. Y he citado a un Padre de la Iglesia, un sínodo de obispos y al Papa.
Como decimos por acá: "esta usted agarrando el rábano por las hojas". En ningún momento el cardenal esta negando al sacerdote. Esta poniendo remedio a su ausencia física temporal en un espacio y tiempo físicos determinados -¿era Eintein alemán?-. Afirma enfáticamente que las comunidades, como usted mismo escribe "obviamente estarán bajo la autoridad de un párroco". (La última vez que consulté, los párrocos eran sacerdotes. Si eso cambió en Europa, por favor infórmenme).
Asumo yo que allá en su diócesis, la gente no esta acostumbrada a reunirse sin la presencia física actual del párroco, porque hasta ahora lo han tenido. Esa es "la imagen tradicional", producto de mil doscientos años de evangelización con presencia constante de muchos sacerdotes. En América, donde conocemos a Cristo desde hace apenas 500 años y donde hasta hace apenas cien contamos con cierta "abundancia" de sacerdotes, lo común es casi lo contrario. Un territorio tan grande como la mitad de España, sólo en mi país, estuvo a cargo de un solo fraile. ¿Había Iglesia allí? Para nosotros, sí. Para ustedes quizás no.
Incluso en terrenos no tan salvajes, como mi parroquia, la Iglesia medra día a día en grupos y comunidades que cuentan con el sacerdote apenas una vez al mes. ¿Acaso no son Iglesia? Sin ir más lejos, en la Capilla del Santísimo, adosada al templo parroquial, la Iglesia -los fieles- adoramos a Jesús Sacramentado 24 horas diarias 365 días al año, sin "presencia" del sacerdote, excepto cuando lleva y trae al Santísimo. ¿Tiene acaso que estar allí 24 horas diarias el párroco para que seamos Iglesia? ¿Dijo eso san Ignacio? ¿Es esa la exigencia del Papa?
----
LF:
Yo es que no sé ya como repetirlo. Para nada estoy en contra de que se reorganicen las diócesis de acuerdo a su número actual de sacerdotes. Pero decir que «debemos liberarnos de la imagen tradicional según la cual la Iglesia existe solo cuando está presente un sacerdote» me parece una barbaridad.
Es más, algunos obispos piensan lo mismo que yo. Veremos en qué queda el tema.
Si se entiende que es bueno liberarse de la presencia del sacerdote, para sentir que la Iglesia existe aún así, la frase no es feliz ni acertada.
Si se entiende que a falta del sacerdote, la Iglesia vive y palpita, conservando su palabra, su obra, y también a la espera del sacerdote en lo que es insustituible, la frase refleja la realidad de muchas comunidades fieles a Cristo y a su Vicario en la tierra, como lo han puesto de relieve varios comentarios.
Por cierto, algo parecido está propugnando el obispo Novell en Solsona (otra diócesis eminentemente rural y envejecida, y con pocas vocaciones desde hace décadas).
---
LF:
¿En qué sentido pretende usted que se cambie ya la manera de pensar?
Dejar un comentario