¿Islamofobia? Es un chiste, ¿verdad?

Yo no sé el resto de los lectores de Infocatólica, pero personalmente estoy hasta el gorro de tener que dar y leer noticias del maltrato, discriminación y persecución abierta de los cristianos en países musulmanes. Todo ello con la complicidad de un Occidente que mira cobardemente hacia otro lado.

Es por ello que me resulta alucinante que unos cuantos países musulmanes hayan tenido la desvergüenza, el descaro, la indecencia y la desfachatez de pedir a la ONU que tome medidas contra la islamofobia en Occidente. Les molesta especialmente la que, según ellos, se da en los medios de comunicación.

Esto es como si la asociación de prostitutas de la calla madrileña de la Montera se planta ante el Congreso de los Diputados para exigir una ley de defensa de la castidad y la fidelidad conyugal.

Y es que, yo me pregunto: ¿algún musulmán ha sido amenazado de muerte en Occidente por haberse convertido del cristianismo o cualquier otra religión al Islam? ¿algún musulmán tiene vetado el acceso a puestos en las administraciones de los estados occidentales? ¿Algún matrimonio musulmán ha sido torturado por no convertirse al cristianismo? Son preguntas que, si se hacen respecto a los cristianos en países musulmanes, las respuestas serían afirmativas.

Es obvio que los musulmanes residentes en Occidente no tienen la culpa de la situación de los cristianos en sus países de origen. Y no podemos hacerles pagar a todos por el extremismo de una minoría. Pero si denunciar lo que ocurre, si advertir que el fundamentalismo islámico desbocado es un peligro para la convivencia, si, en definitiva, decir la verdad es islamofobia, entonces yo soy islamófobo. Pero más bien pienso que quienes de verdad hacen daño al Islam son los que piden una tolerancia que ellos no están dispuestos a conceder a los miembros de otras religiones.

Luis Fernando Pérez