Un buen camino hacia el Paraíso: el Oratorio de San Felipe Neri en Madrid
Entrevistamos a Francisco Bendala, Hno. Secretario del Oratorio de San Felipe Neri de Madrid. La institución, como veremos en la entrevista, constituye un camino seguro para la santificación de seglares que, al igual que San Felipe Neri (grande y genial santo), aspiren a llegar… al Paraíso.
Para el que no lo conozca, háblenos del Oratorio de San Felipe Neri en Madrid.
Es la pieza fundamental y clave de nuestra institución, la Congregación de Seglares de San Felipe Neri, fundada en 1694, por lo que ya tiene a sus espaldas 325 años de funcionamiento ininterrumpido, habiendo figurado en ella, a lo largo del tiempo, grandes personajes como, entre otros y por nombrar sólo alguno, el famoso cardenal Portocarrero o el beato Bernardino de Obregón.
¿Qué espíritu anima realmente a la Congregación?
Las enseñanzas, vida y obra de San Felipe Neri, cuya santidad fue ya patente en vida –sus muchos milagros así lo acreditaron, así como los que desde entonces se realizan por su mediación–, dotado de una profundísima espiritualidad, hombre humildísimo, incansable practicante de todas las obra de caridad posibles, gran devoto de Nuestra Madre Santísima, fundador de los famosos “Oratorios”, que tantos y tan buenos santos han dado –en breve será canonizado, por ejemplo, el cardenal Newman, eminente y ferviente filipense-, Es además, uno de los santos más originales, alegres, divertidos y cercanos que tiene la Iglesia, dotado de un humor desbordante y de buen carácter, magnífico pastor de sus ovejas, a las cuales llevaba por el buen camino con dulzura, paciencia, amabilidad y enorme constancia.
¿Cuál es la función principal de la Congregación?
Originalmente la asistencia a los enfermos, para lo cual desde el siglo XVIII se instaló en el Hospital General de Madrid, hoy museo Reina Sofía. Cuando aquél cerró, la Congregación se trasladó a su actual sede en la calle Antonio Arias 17, desde la que seguimos visitando enfermos, y también mayores, a petición de ellos o de sus familiares, en hospitales, residencias o domicilios, con los que rezamos y a los que acompañamos exhortándoles y ayudándoles en tales trances.