David Martínez, seminarista y maestro de ceremonias en las Misas, habla de la peregrinación a Covadonga
David Martínez nació en Madrid pero ha crecido viviendo entre Bélgica y España. Fue al colegio hasta la edad de trece años y desde ahí empezó a recibir clases en casa. El año pasado entró en el seminario de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro en Wigratzbad (Alemania) y este año empieza su segundo año en dicho seminario.
¿Qué ha supuesto para usted peregrinar por segunda vez a Covadonga?
Peregrinar por segunda vez a Covadonga ha sido para mi una gran alegría. Sobretodo al ver que hemos sido casi el doble que el año pasado. También ha sido mi primera peregrinación como seminarista.
¿En qué medida ayudó a su vocación la primera edición?
Cuando peregriné por primera vez a Covadonga el año pasado ya estaba decidido a entrar en el seminario, pero poder caminar en la peregrinación me confirmó mi vocación después de hablar con distintos sacerdotes y poder participar en la sagrada liturgia.
¿Cómo le ha edificado la actitud piadosa de otros jóvenes?
La piadosa actitud de los jóvenes me ha dado esperanza porque no todo está perdido. Los jóvenes son el futuro y ver su actitud nos debe animar para seguir luchando.
¿En qué medida se han interesado los jóvenes peregrinos sobre su vida en el Seminario?
Durante el transcurso de la peregrinación varios jóvenes se han interesado sobre la vida que llevamos en el seminario y eso demuestra que hay interés y posibles vocaciones entre los jóvenes que peregrinan.
¿Qué supone para usted siendo tan joven la responsabilidad de ser maestro de ceremonias en un evento tan importante y con tantos graves sacerdotes?
Efectivamente ser maestro de ceremonias en un evento tan importante para la Tradición en España es una gran responsabilidad. No solo hay que saber lo que hacer sino que hay que dirigir toda la ceremonia para que quede lo mejor posible. Para mí ha sido un gran honor poder haber sido de nuevo el maestro de ceremonias de la peregrinación y así no solo ayudar, sino que también relacionarme con sacerdotes, de tan diversas procedencias, que vinieron también a la peregrinación.
Para el que no lo sepa, ¿Cuál es la función del maestro de ceremonias?
La función del maestro de ceremonias es como el de director en una orquesta. Tiene que saber lo que hacer él mismo y también conocer lo que deben hacer todos y cada uno de los sacerdotes y acólitos en el transcurso de la Misa para poder guiarlos durante la ceremonia.
¿Cómo ha vivido la solemnidad de la Liturgia desde dentro?
Ser maestro de ceremonias permite estar muy cerca del altar y poder ver muchos gestos y detalles que no pueden ver los fieles desde donde están. Obviamente esto ayuda a vivir la Liturgia, aunque también uno se da cuenta de fallos que pueden ocurrir que los fieles no se darían cuenta necesariamente. Pero sin duda creo que es una de las maneras más bellas de vivir la sagrada liturgia.
Fue especialmente inolvidable la Misa en la Basílica. ¿Hasta qué punto le emocionó?
Fue muy emocionante poder celebrar la Santa Misa tradicional en la Basílica de Covadonga porque hay que pensar que en esas montañas celebraban también los católicos refugiados en Asturias cuando la invasión musulmana. Aparte también porque es un lugar muy importante para España. Además, cómo señaló uno de los organizadores, ha sido la primera Misa de Nuestra Señora de la Cristiandad en el interior de la Basílica de Covadonga.