(Agencias/InfoCatólica) Benedicto XVI afirmó que en China “como en otras partes, Cristo vive su pasión. Mientras aumenta el número de los que lo reciben como su Señor, por otros, Cristo es rechazado, ignorado o perseguido”.
“Sabemos por los Hechos de los Apóstoles”, explicó el Santo Padre, “que cuando Pedro estaba en la cárcel, todos rezaron con fuerza y obtuvieron que un ángel lo liberara. También nosotros hacemos lo mismo: rezamos intensamente, todos juntos, por esta Iglesia, confiados en que, con la oración, podemos hacer cualquier cosa muy real por ella”.
El Papa aseguró que “los católicos chinos, como dije muchas veces, quieren la unidad de la Iglesia universal, con el Pastor supremo, con el sucesor de Pedro. Con la oración podemos obtener para la Iglesia en China permanecer una, santa y católica fiel y firme en la doctrina y en la disciplina eclesial. Ella merece todo nuestro afecto”.
Refiriéndose al sufrimiento de los católicos chinos Benedicto XVI manifestó: “Sabemos que, entre nuestros hermanos obispos, hay algunos que sufren y son oprimidos en el ejercicio de su ministerio episcopal. A ellos, a los sacerdotes y a todos los católicos que encuentran dificultades en la libre profesión de la fe expresamos nuestra cercanía. Con nuestra oración podemos ayudarlos a encontrar el camino para mantener viva la fe, fuerte la esperanza, ardiente la caridad hacia todos e íntegra la eclesiología que hemos heredado del Señor y de los apóstoles y nos ha sido transmitida con fidelidad hasta nuestros días”.
“Con la oración”, ratificó el Obispo de Roma, “podemos obtener que su deseo de estar en la Iglesia una y universal supere la tentación de un camino independiente de Pedro. La oración puede obtener, por ellos y para nosotros, la alegría y la fortaleza de anunciar y de testimoniar, con toda franqueza y sin impedimento, a Jesucristo crucificado y resucitado. El Hombre nuevo, vencedor del pecado y de la muerte”.
Católicos en China
En China hay entre 8 y 12 millones de católicos, según datos del Vaticano, divididos entre los pertenecientes a la Iglesia oficial -controlada por el Gobierno comunista y conocida como Patriótica- y la clandestina, en comunión con Roma y perseguida.
Uno de los puntos que enfrenta a ambas partes es el nombramiento de los obispos, pues el Vaticano reclama que sólo pueden ser designados por el Papa, mientras que la “Iglesia Patriótica” ha ordenado obispos sin el visto bueno de la Santa Sede.
El Vaticano y China no mantienen relaciones diplomáticas desde 1951, después de que Pío XII excomulgara a dos obispos designados por el Gobierno chino, que a su vez expulsó al nuncio apostólico, que se estableció en la isla de Taiwán.
Para reanudar dichas relaciones, China exige que el Vaticano rompa previamente con Taiwán y que no “interfiera” en los asuntos internos chinos.