(Zenit/InfoCatólica) El cardenal llama a sus interlocutores egipcios a “leer atentamente” las palabras del Papa Benedicto XVI, para “disipar malentendidos. Deseamos comprender bién cuáles son los motivos que han podido empujar al Consejo de la Academia de Investigaciones Islámicas de Al Azhar, el pasado 20 de enero, a 'congelar' el diálogo con nosotros”.
El cardenal Tauran reitera que “una lectura atenta” de las palabras del Papa Benedicto XVI, tanto del Mensaje para la Jornada de la Paz como del discurso al Cuerpo Diplomático “puede ayudar a disipar los malentendidos. De ambos textos se entiende bien que el Papa se remite a los valores universales y que, al hablar del respeto efectivo de los derechos y libertades de la persona humana, no comete ingerencia alguna en cuestiones que no son de su competencia”.
“No hay nada más falso” que decir que este Papa no quiere al islam, reitera el cardenal, recordando la visita del Pontífice a las mezquitas de Estambul y de Jerusalén, y las intervenciones que tuvo en ellas. Especialmente, quiso recordar las palabras pronunciadas por el Papa ante el Gran Mufti, durante su visita a la Cúpula de la Roca en Jerusalén: “Es de suma importancia que quienes adoran al Dios único puedan demostrar estar arraigados al mismo tiempo en la familia humana y de estar en relación fundamentalmente unos con otros como criaturas del Dios único”.
También aludió a la reunión, el pasado mes de noviembre en Roma, con los firmantes de la famosa Carta de las 138 personalidades musulmanas a los líderes religiosos cristianos. “Nunca he encontrado en las palabras de Benedicto XVI el más mínimo desprecio por el islam”, subrayó.
“Recordemos que quienes dialogan no las religiones, sino los creyentes”, añadió el purpurado. “Las religiones no son violentas, si acaso sus seguidores”.
Sentarse a hablar
Por otro lado, afirma, “si queremos progresar en el diálogo, se debe ante todo encontrar tiempo para sentarse a hablar de persona a persona, no a través de los periódicos. Espero que quienes lean los discursos del Papa Benedicto XVI, sea ayudado a comprender que las comunidades de creyentes son llamadas a convertirse en escuelas de oración y de fraternidad”, añade, subrayando en esto “el papel de la escuela y de la Universidad”.
Por último, el prelado asegura que el dicasterio que él preside “seguirá acogiendo con amistad a quien quiera entrar en conversación con la Iglesia católica, y decimos a nuestros amigos que apreciamos cuanto han hecho y hacen con valor y constancia para mantener las antiguas costumbres de buena vecindad con los seguidores de otras religiones”.
Es por ello que el cardenal Taurán afirma que “por el momento, todas nuestras reuniones previstas siguen en pie, incluido el de febrero con nuestros interlocutores de El Cairo. Más que nunca nos incumbe a los creyentes el deber de hacer redescubrir a nuestros contemporáneos que existe un Amor más grande que ellos, y que este amor no puede sino empujarnos a llevar a todos, en nuestras manos desarmadas, la luz de una amistad que nada podrá desalentar”.