(Ep/InfoCatólica) Mons. Osoro ha pronunciado la lección de clausura de las jornadas de Economía de los cursos de verano que esta Universidad celebra en Santander, en las que también ha participado como alumno durante toda la semana.
El arzobispo de Valencia ha defendido el papel de la Iglesia en la crisis económica, asegurando que su misión consiste en transmitir esperanza, “porque los agentes sociales han sido incapaces de hacerlo, y ello ha derivado en una visión pesimista, demasiado extendida en nuestros días, que sólo conduce a la pasividad”.
Durante esta lección de clausura, titulada Presencia o ausencia de valores éticos en el comportamiento de los agentes económicos: enseñanzas aprendidas de una crisis económico-financiera, Mons. Osoro ha asegurado que la crisis supone una llamada “a la renovación ética de la vida social y económica”. “No hay otra respuesta a esta situación puesto que detrás de la crisis económica existe una crisis moral y religiosa, y ha quedado demostrado que la Economía no puede sostenerse sin un cimiento de valores”, ha indicado.
Defensa del bien común
Según monseñor Osoro, todos debemos asumir nuestra participación en esta “instrumentalización ética” de la crisis, porque la solución no “está únicamente en la reactivación de los mercados, sino en la búsqueda del bien común”. Por ello ha realizado un llamamiento “urgente” a los diferentes agentes sociales para que articulen amplios acuerdos sobre la base de una “profunda comprensión del bien común, sin utilizaciones partidistas”.
En este contexto, el gran canciller de la Universidad Católica de Valencia ha marcado como prioridad la generación de lo que ha definido como empleo “decente”, que sea la expresión de “la dignidad esencial de todo ser humano”, tal como explicita el papa Benedicto XVI en su encíclica 'Caritas in Veritate', a la que monseñor Osoro ha aludido en diferentes momentos de su exposición.
Cultura de la vida y educación moral
Por otro lado, ha reclamado la necesidad de conformar una “cultura de la vida que reconozca que todo ser humano que viene al mundo es un bien. Ésta es la parte primera y esencial del bien común de la sociedad, porqué la apertura a la vida está en el centro del desarrollo, y la sociedad que no lo reconozca está dañada moralmente; cuando este principio se salta no hay salida de la crisis”, ha manifestado, añadiendo que las bajas tasas de natalidad que se registran en España responden a la creencia errónea de que un nuevo ser humano “no es riqueza para la humanidad”.
En la misma línea, ha reivindicado la necesidad de una educación integral basada “en los aspectos humanísticos de nuestra existencia” frente a la carencia de una autentica educación moral “que ha quedado perdida en la transversalidad en la que se le ha recluido en los planes educativos, empeorada después por la imposición de contenidos éticos por parte del estado”.
Según monseñor Osoro, esta educación es básica para crear hombres justos, sin los cuales “no puede reinar la justicia en la sociedad”. Precisamente aquí reside, en su opinión, la gran cantidad de casos de corrupción, a los que ha calificado como “lo más negativo para el futuro desarrollo de un país”.
“Una democracia sin valores degenera en un mero juego de poder”, ha afirmado el arzobispo, que ha subrayado también que hemos llegado a un punto en que es “moral todo lo legalmente posible. Todo se considera lícito según las circunstancias, con lo cual hemos llegado a una permisividad sin dirección”.
Como conclusión, ha recalcado que “es la hora de dar un nuevo sentido a la caridad con el fin de acercarnos a los que más sufren, sin valorar exclusivamente la eficacia de las ayudas prestadas, y la Iglesia tiene aquí la obligación de no callarse cuando se trata de dar un servicio a la sociedad en estos momentos de crisis”.