(Juan Parejo-Diario de Sevilla/InfoCatólica) El arzobispo de Sevilla destacó el “mucho bien” que han hecho las cofradías a la ciudad y a la diócesis durante todo este curso: “Todos hemos crecido en comunión con el Señor y en vida cristiana, en formación a través de la delegación diocesana para Hermandades y Cofradías. También hemos crecido en comunión con los pobres y necesitados mediante las importantes obras sociales y caritativas que poco a poco voy conociendo”.
Mons. Asenjo pidió unidad y comunión interna en el seno de las corporaciones, algo que consideró como estrictamente necesario: “Ha habido deficiencias, debilidades y pecados contra esa unión y fraternidad que debe imperar”. Además, el arzobispo tendió la mano a los numerosos hermanos mayores y cofrades presentes en la capilla de Santa María de Jesús, y se mostró conciliador tras las polémicas vividas en los últimos meses: “Quiero hacer una petición de perdón. Ni yo ni vosotros somos tan buenos, generosos, abnegados, ni cristianos para no tener que entonar cada día el Yo Confieso”.
Las cofradías, unidas a la Iglesia
Al término de su homilía, Mons. Asenjo instó a los cofrades a mirar al futuro “para que Dios nos ayude a crecer en fidelidad”, y volvió a recalcar la implicación y unión con la Iglesia: “Es como la prolongación de Cristo mismo entre nosotros, de ahí nuestro amor y sentir con la Iglesia”.
Por su parte, el presidente del Consejo de Cofradías, Adolfo Arenas, dio la bienvenida al prelado y también le tendió la mano: “Es importante para todos recibirlo aquí hoy. Este final de curso presidido por usted significa poner fin a una etapa intensa, complicada y difícil”.
Al término de la misa, el Consejo hizo entrega a Cáritas Diocesana del dinero recaudado por las hermandades durante todo el año para destinarlo a los damnificados por el terremoto de Haití.