(La Razón/InfoCatólica) La dispensación sin receta médica de la llamada píldora del día después sigue rodeada, cuatro meses después de su aprobación por el Gobierno, de polémica y de zonas oscuras. A las protestas reiteradas de los farmacéuticos, que acusan cierta inseguridad jurídica por vender un medicamento con potenciales efectos negativos para la salud, se unen advertencias desde diversas instancias médicas y científicas sobre su uso excesivo. El Ministerio de Sanidad, lejos de haber adoptado cautela alguna, se ha permitido incluso mantener oculto un informe oficial que avisa de un grave efecto secundario no recogido en el prospecto. Se trata del riesgo de tromboembolismo venoso.
Esta peligrosa enfermedad cardiovascular se desencadena por la presencia de un coágulo de sangre en una vena profunda y su peligro está condicionado por la posibilidad de que se desprenda y viaje a través del torrente sanguíneo, pudiendo bloquear incluso una vena de los pulmones. En estos preparados para la anticoncepción de urgencia, la dosis que se administra es menor que la que correspondería a un ciclo de anticoncepción hormonal, pero no puede descartarse el riesgo de tromboembolismo venoso en mujeres que hicieran un uso no recomendado de los preparados de anticoncepción de urgencia, remarca el informe.
Uso repetido
¿Y qué entiende Sanidad por un "uso no recomendado"? Pues, de acuerdo con el mismo documento de la agencia estatal, ha de ser para ello "repetido y frecuente". Justo, precisamente, lo que no impide la dispensación directa de la píldora desde las farmacias.
De acuerdo con la decisión que adoptó el Gobierno al excluir la receta médica del fármaco como requisito imprescindible, nada impide que una joven acuda durante el mismo día o días sucesivos a diferentes boticas o a la misma para llevarse libremente el anticonceptivo de urgencia. No existen barreras administrativas ni sanitarias para impedir ese "uso excesivo" del que habla el Ministerio.
Pese a los riesgos enumerados, la agencia suscribe las tesis de sus superiores políticos, al subrayar al final que "en la anticoncepción de urgencia es necesario garantizar la disponibilidad del medicamento, ya que la eficacia es mayor cuanto menor tiempo haya transcurrido entre las relaciones sexuales mantenidas sin protección y la toma del medicamento".
Y eso, a pesar de que los riesgos plasmados en el prospecto de la píldora del día después y que aparecen recogidos en su informe tampoco son menores. El documento hace referencia a un estudio pivotal en el que se analiza el consumo de 1.500 microgramos de levonorgestrel, justo los que tiene el fármaco de venta en farmacias.
Los resultados son elocuentes: de las 1.379 mujeres que consumieron al menos una dosis, 426 sufrieron sangrados (un 30,89%); 189 náuseas (13,71%); 184 fatiga (13,34%); 183 dolor abdominal bajo (13,27%) o 142 cefalea (10,3%), entre otros trastornos como mastalgia o dolor de pecho, diarrea, vómitos y mareos.