P. Bernard Ugeux: «Después de ser abusadas son culpabilizadas por ese abuso y rechazadas por su comunidad»
Mujeres congoleñas ©Goran Tomasevic / Reuters

Situación de muchas mujeres congoleñas de la región de Kivu

P. Bernard Ugeux: «Después de ser abusadas son culpabilizadas por ese abuso y rechazadas por su comunidad»

El padre Bernard Ugeux, sacerdote de origen belga, perteneciente a la Congregación de los Misioneros de África (también llamados Padres Blancos) ha explicado a la agencia Fides las difíciles condiciones de vida de las mujeres congoleñas que viven en la región oriental de Kivu.

(Fides/InfoCatólica) El religioso explica que «en la cultura congoleña, la violencia contra una mujer significa violencia contra la propia madre, porque es ella quien da la vida y educa a los hijos. Las violaciones están planeadas como una táctica de guerra por personas que conocen bien a la comunidad local. La violencia es, por tanto, la marca indeleble de una guerra sin fin. Las víctimas suelen ser niños, los más débiles y vulnerables».

«En esta zona los casos de violencia son sistemáticos», dice el padre Bernard. Según un informe de Naciones Unidas, la violencia contra las mujeres supera los 15.000 casos en un año. «Estas mujeres muy jóvenes son víctimas inocentes por partida doble, ya que después de ser abusadas, también son culpabilizadas por ese abuso lo que significa que serán rechazadas por su comunidad y quedarán abandonadas a su suerte», señala el sacerdote.

El Padre Bernard dirige, con un equipo de laicos congoleños, el Centro Nyota fundado en 1986 por las Hermanas Doroteas y que hoy sirve como escuela y refugio para 250 niñas a partir de los 11 años. «En su mayoría son huérfanas o abandonadas por sus padres y provienen de familias muy pobres. Vivían en la calle y sufrieron violencia y abuso. En el Centro reciben atención y protección. Un psicólogo les proporciona la escucha y el apoyo para ayudarlas a superar el trauma y construir una vida», explica el padre Ugeux.

Luego también hay un equipo de animadores y profesores congoleños que imparten clases de alfabetización, matemáticas, francés, educación sexual, cocina profesional y cursos de corte y costura. «La mayoría de las jóvenes usuarias no tienen documento de identidad, ni siquiera partida de nacimiento. Por eso, hemos iniciado un proceso para que puedan obtener documentos de identidad, porque sin ellos no pueden independizarse después de haber obtenido un diploma y haber aprendió una profesión», apunta el religioso. Pero la ayuda no está reservada solo para las mujeres. «También queremos apoyar una escuela vocacional para los chicos que trabajan en las minas de oro de Kamituga, en la diócesis de Uvira», explica el padre Bernard. Así, cada año 30 jóvenes aprenden la profesión de carpintero y al final del curso reciben herramientas para iniciar su propio proyecto.

La cercanía de la Iglesia a la población es concreta porque, como dice el padre Bernard, «se trata de estar presente entre las personas, de escucharlas, de ser solidario con ellas y de darles el apoyo del Evangelio». «Todos los días intentamos dar un pequeño paso juntos para alejarnos de las pesadillas del pasado y redescubrir nuevas sonrisas y esperanzas para el futuro», concluye el misionero.

2 comentarios

Maximiliano
Las tratan así porque no son apoyadas por leyes y la política, y son debiles como carentes de recursos o de apoyo social. Este mundo y el comportamiento contra estas mujeres muchas MADRES, que son golpeadas en su vida, es una cobardia y una vileza ¡¡ . La vida es breve, y llegara la justicia para estos seres humanos, tan amados por DIOS.

La VIRGEN MARÍA las protejas por su intercesión. Pues para DIOS nada es imposible. Amén
29/12/21 4:26 PM
Noticias de Fondo
Es una situación tristísima en la que la estigmatización social es implacable y devastadora. Ocurría esta situación en el 1800 en la Patagonia argentina: los malones mataban a los varones y se llevaban a las mujeres y los niños. Cada tanto ocurrían rescates de esas mujeres y, a veces, de niños ya crecidos. El caso es que las mujeres, luego de algunos años de cautiverio, al ser devueltas a su origen, dejaban de integrar una y otro grupo. En el suyo original, tenían la misma estigmatización que se les plantea a las mujeres de la región de Kivu. Se puede aplicar los versos de Sor Juana Inés de la Cruz, "hombres necios que acusais...",
29/12/21 7:36 PM

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