(Efe) Los obispos catalanes se posicionan en contra del cierre de las factorías que Nissan tiene en la Zona Franca de Barcelona, en Montcada i Reixac y en Sant Andreu de la Barca, y resaltan «el sufrimiento» que esta crisis provoca, con el «despido de más de 3.000 puestos de trabajo directos y una previsión de más de 20.000 indirectos».
«La Iglesia no puede permanecer insensible al dolor que sufre la sociedad, personas y familias, a consecuencia de coyunturas económicas y sociales», añaden los obispos.
Los prelados de Cataluña consideran que «la decisión de esta deslocalización ha sido el resultado de un entramado de movimientos económicos, políticos y sociales en el ámbito internacional» y recuerdan que «la crisis se ha ido forjando tiempo atrás y que, a pesar de haber buscado soluciones, el efecto de la pandemia del Covid-19, ha acelerado las decisiones empresariales».
Aunque afirman que no ignoran «la complejidad del problema», expresan su «solidaridad con las personas afectadas» y confían «en el éxito de los esfuerzos realizados conjuntamente».
«Secundamos todas las acciones que, respetando los derechos de todos y por medios pacíficos, se lleven a cabo con el fin de buscar soluciones justas en el marco del bien común», se posicionan los obispos, que recuerdan que la doctrina social de la Iglesia defiende una economía al servicio de las personas, «que garantice un trabajo digno, con un salario digno que permita el acceso a una vivienda digna y al sostenimiento familiar».
Los obispos piden «hacer un esfuerzo por parte de todos para mantener las fábricas allí donde están y buscar nuevas oportunidades para que éstas puedan consolidarse y sostenerse».
Tras lamentar que «los intentos de solución han llegado muy tarde», afirman que «las posibles salidas de la crisis no podrán realizarse sin el diálogo, el acuerdo y la colaboración de los tres ámbitos implicados en el fenómeno productivo: el trabajo, el capital y el poder político».
«El conjunto de la sociedad -añaden- debe mirar el futuro con confianza, debe favorecer la creatividad y debe luchar con firmeza para que se creen las condiciones adecuadas para la inversión y el desarrollo de nuevas iniciativas industriales respetuosas con el medio ambiente o de nuevos servicios con valor añadido, capaces de crear economía real y generar nuevos puestos de trabajo dignos».
Los obispos llaman a «un cambio de paradigma para que toda la sociedad participe activamente en el desarrollo y realización de proyectos de futuro que tengan como base una industria más potente y con liderazgo, con la creación de sinergias internacionales».
Apelan «al trabajo conjunto de investigadores, economistas, técnicos de todo tipo, etc. para que, junto con las administraciones, empresarios, universidades, mundo civil y sector público, sean capaces de crear un tejido industrial que genere puestos de trabajo dignos y oportunidades para los más jóvenes».
«Para hacerlo posible -concluyen- es necesario construir puentes para que sean superados los recelos y las visiones excluyentes. Hoy es más necesario que nunca que la iniciativa privada y la pública vayan de la mano para hacer posible un nuevo resurgimiento económico y social en el que todos puedan encontrar sus oportunidades».