(Aica/InfoCatólica) La reunión se prolongó por 44 minutos, en un clima de cordialidad y, según se informó, dialogaron sobre la situación de la Argentina y de Iberoamérica.
La Oficina de la Santa Sede precisó que durante el encuentro se abordaron temas como la crisis económica y financiera en el país, la lucha contra la pobreza, la corrupción y el narcotráfico, la promoción social y la protección de la vida desde la concepción. Esta última está claramente amenazada por el presidente Fernández, quien ha anunciado su intención de que Diputados y Senado de Argentina vuelvan a abordar la legalización del aborto.
En este contexto, se señaló la importante contribución de la Iglesia Católica a favor de toda la sociedad argentina, especialmente de los sectores más vulnerables de la población. También se abordaron temas de interés común en la región.
Asimismo, se expresó satisfacción por las buenas relaciones existentes entre la Santa Sede y la República Argentina.
Francisco salió al encuentro del Presidente en la sala del Tronetto, quien le dijo: «Santo Padre qué gusto verlo» a lo que el pontífice respondió con un «bienvenido» y se dieron un apretón de manos.
Al llegar a la puerta de la biblioteca, donde se realizó la reunión, Fernández invitó al pontífice a pasar primero, pero Francisco le respondió: «No, primero el monaguillo», tal como ocurre en la procesión de inicio de la Misa.
Tras el encuentro privado, se produjo el intercambio de regalos y el mandatario argentino presentó al Papa a quienes lo acompañaban en la delegación.
Fernández obsequió a Francisco una escultura del «Negro Manuel», el Siervo de Dios Manuel Costa de los Ríos, primer custodio de la imagen de la Virgen de Luján, patrona de los argentinos.
Asimismo, le entregó dos libros sobre los cafés porteños y un tejido elaborado en un telar artesanal por jóvenes de la asociación civil Granja Andar y un «calendario inclusivo» también de esta organización.
En tanto, Francisco le regaló al presidente una escultura de bronce que representa una vid con uvas sobre la que se posa una paloma y con el grabado: «Sed mensajeros de paz».
«Sean mensajeros de paz. Esto es lo que quiero para ustedes, que sean mensajeros de paz», sostuvo el Papa dirigiéndose a Fernández y su pareja Fabiola Yáñez.
Francisco le regaló, además, los documentos que escribió desde su llegada a la Cátedra de Pedro y el último mensaje para la Jornada Mundial de la Paz. En ese momento, se detuvo en su exhortación postsinodal Christus vivit, escrita tras el Sínodo de los Jóvenes, y leyó «La oración del buen humor» de Santo Tomás Moro.
Comitiva presidencial
Fernández presentó al Papa a los integrantes de la delegación que lo acompañaba, además de la primera dama, integrada por el canciller Felipe Solá; la ministra de Justicia y Derechos Humanos, Marcela Losardo, y los secretarios de Culto, Guillermo Oliveri; de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz; y de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi.