(EP/LD/InfoCatolica) Cáritas Diocesana de Barcelona presentó ayer su memoria de 2008 y adelantó los resultados parciales de 2009. En los primeros cinco meses de este año, la entidad ha atendido a 31.000 personas con problemas económicos, unas 3.000 más que en todo 2007, lo que hace augurar que se cerrará el año superando las 45.000 personas atendidas en todo el año pasado.
Los estragos de la crisis económica ya se constataron en 2008, pero el problema va a más. «La pobreza es más intensa y extensa», resumió ayer el director de Cáritas Diocesana de Barcelona, Sant Feliu y Terrassa, Jordi Roglà, quien reclamó a las administraciones que aprueben «medidas extraordinarias».
Los datos indican que en esta delegación los españoles que acuden a pedir ayuda ya alcanzan el 31% (aunque la mayoría siguen siendo extranjeros). Además, se observa un fenómeno llamativo: surge un nuevo perfil de demandante de servicios de caridad. Se trata de personas con ingresos mensuales de entre 1.600 y 1.800 euros y que piden ayuda para comer, porque tienen que destinar sus ingresos íntegros a pagar la hipoteca del piso.
Se trata de personas que no sufren "una situación de pobreza pero sí de riesgo", señalan los responsables. La vivienda continúa concentrando la mayor parte de los 1,5 millones de ayudas económicas que invirtió la organización en 2008 (en 2007 fueron 900.000 euros). Así, el 56% se destinó a este ámbito, seguido del 16% a alimentación, el 12% a gastos escolares, el 2% a transporte y la misma cantidad a salud, entre otros.
Cáritas había construido hasta 2007 92 viviendas sociales, en convenio con el Ayuntamiento de Barcelona, y prevé alcanzar las 146 hasta 2011, con los que prevé atender a 700 personas. También están dando una pensión a entre 100 y 125 ancianos cuyas pensiones están por debajo del umbral de la pobreza y con el objetivo de que lleguen a ese mínimo.
Según Mercé Darnell, encargada de la gestión social de la diócesis de Cáritas de Barcelona, Sant Feliu de Llobregat y Terrassa, Cáritas atendió en 2008 a 45.058 personas sólo en Barcelona y su área metropolitana, un 66% más que en 2007. Únicamente en los cinco primeros meses de 2009, Cáritas Barcelona ya ha atendido a las mismas personas que en todo 2007: 31.000 usuarios.
Darnell explica que, debido a este fuerte incremento de la demanda de servicios de caridad, las listas de espera tienen entre 1.500 y 2.500 personas, según el mes, y la espera para acceder a las ayudas es de entre tres y cinco semanas.
Los niños, los más afectados
Los responsables de esta diócesis de Cáritas han explicado que una de las áreas donde se ha registrado un mayor aumento es en la de infancia, ya que el año pasado se atendieron a un 124% más de niños. La realidad es que uno de cada cinco menores catalanes vive por debajo del umbral de la pobreza.
También ha crecido el número de usuarios nacidos en España, que alcanza ya el 31% (más del doble que en 2007), a pesar de que los extranjeros continúan siendo mayoritarios, y dentro de este colectivo destacan los magrebíes (29%) y los suramericanos (26%). Las mujeres continúan siendo mayoritarias (53%) y las familias monoparentales ya son el 14% de los atendidos.
A Cáritas, por primera vez
El perfil principal es el de familias que realquilan habitaciones con precios "abusivos", inmigrantes sin trabajo, menores que pasan muchas horas sin sus padres, extranjeras que buscan trabajo porque sus maridos están en paro y que antes no lo habían necesitado, ancianos con dependencia, "sin techo" y enfermos mentales.
Entre ellos destacan familias, tanto españolas como extranjeras, que habían necesitado ayuda de Cáritas pero que ya estaban reinsertados y que ahora vuelven a pedir ayuda y surgen otras que nunca antes habían acudido a los servicios sociales (el 40% de los atendidos en 2009 no habían acudido nunca a Cáritas).
Ante esta situación, el director de Cáritas ha reclamado a la Generalidad que "tome la batuta" ante esta situación y lidere acciones, que no tienen por qué ser sólo económicas sino también reformas legales, por ejemplo para evitar la desregularización de inmigrantes y, conseguir así, una mayor coordinación entre todos los agentes.