(InfoCatolica) Reproducimos por su interés la carta de monseñor Sebastián:
A los miembros de Lumen Dei:
Con fecha 12 de mayo, el Cardenal Rodé ha aceptado mi renuncia al cargo de Comisario Pontificio de la Unión Lumen Dei. De esta forma termina mi servicio eclesial y mi relación institucional específica con vosotros.
Estos meses han sido difíciles y dolorosos. Aun así, doy gracias a Dios por haberme permitido conocer el legado espiritual del P. Molina y de la Hna. Josefina, y tratar a muchas personas buenas profundamente deseosas de seguir la voluntad de Dios y servir al Evangelio de N.S. Jesucristo.
A los que en este tiempo me habéis aceptado como Comisario Pontificio, obedeciendo las decisiones de la Santa Sede, os doy las gracias por vuestras atenciones y vuestra colaboración. Sin algunos de vosotros yo no hubiera podido hacer nada.
A todos los demás que os habéis mantenido obedientes a los antiguos Superiores, a pesar de que hubieran sido destituidos por la Santa Sede y en este punto no hayan aceptado la autoridad suprema de la Iglesia, os ruego encarecidamente que acojáis a este nuevo Comisario Pontificio con espíritu de fe y de obediencia, como verdadero enviado del Santo Padre. Nadie tiene en la Iglesia ninguna autoridad al margen o en contra de la autoridad universal de la Santa Sede. Sólo en la obediencia está el buen camino.
Y a quienes os habéis mantenido hasta ahora en la desobediencia y en la resistencia contra la verdadera autoridad eclesial, os pido una vez más que reconozcáis humildemente la verdad y ayudéis a vuestros hermanos a encontrar el camino verdadero de la perfección cristiana y del servicio a los pobres en estrecha comunión de amor y de obediencia con la autoridad del Santo Padre y de quienes actúan en comunión con él y en su nombre.
Me despido de todos. Con todos querría quedar en paz. En las manos misericordiosas del Señor dejo la carga de estos meses en los que he intentado serviros lo mejor que he podido. A El le pido que bendiga a Lumen Dei y que os ayude a todos vosotros a encontrar el camino de la reconciliación y de la paz, en comunión de amor y obediencia con la Santa Madre Iglesia.