(RV/InfoCatolica) El servicio en las Nunciaturas Apostólicas se puede considerar, en cierto modo, como una específica vocación sacerdotal, un ministerio pastoral que comporta una particular inserción en el mundo y en sus problemáticas, a menudo bastante complejas, de carácter social y político. Es por eso importante, que “aprendáis a descifrarlas, sabiendo que el código, por así decir, de análisis y de comprensión de estas dinámicas no puede ser otro que el Evangelio y el perenne Magisterio de la Iglesia".
“Es necesario que os forméis en la lectura atenta de las realidades humanas y sociales, a partir de una cierta sensibilidad personal, que todo servidor de la Santa Sede debe poseer, y beneficiándoos de la experiencia específica que adquiriréis en estos años de formación. El Santo Padre ha subrayado que entre las cualidades que deben poseer los futuros diplomáticos de la Iglesia está “la capacidad de diálogo con la modernidad” y “el contacto con las personas e instituciones que ellas representan”.
Ello exige una robusta estructura interior y fortaleza espiritual, en grado de salvaguardar, es más, de evidenciar vuestra identidad cristiana y sacerdotal. Solo así, podréis evitar los efectos negativos de la mentalidad mundana, sin dejaros atraer ni contaminar por lógicas demasiado terrenas”.
En momentos “de oscuridad y de dificultad interior”, el Pontífice les ha aconsejado que dirijan la mirada hacia Cristo, el mismo que os ha llamado con amor y os ha llamado para estar con Él y ocuparos de la escuela de su Reino. “Recordad -ha dicho- que es siempre esencial y fundamental para el ministerio sacerdotal mantener una relación personal con Jesús”. “Él nos quiere como “amigos”, amigos que buscan su intimidad, siguen sus enseñanzas y se comprometen para que Él sea conocido y amado por todos”.
Benedicto XVI ha pedido además a los miembros de la Pontificia Academia Eclesiástica que sean ante todo, “hombres de intensa oración, que cultivan una comunión de amor y de vida con el Señor”. “Sin esta sólida base espiritual -ha indicado- no será posible perseverar en vuestro ministerio. Quien trabaja de este modo en la viña del Señor, sabe que todo lo que viene realizado con abnegación, sacrificio y por amor, no se pierde jamás.
Hacia el final de su discurso el Papa ha recordado que el Año Sacerdotal que comenzará el próximo 19 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y Jornada de santificación sacerdotal, representa una ocasión más valiosa que nunca para que renueven y refuercen su respuesta generosa a la llamada del Señor, para intensificar su relación con Él. Y les ha pedido que valoren al máximo esta oportunidad para ser sacerdotes según el corazón de Cristo, como san Juan María Vianney, el santo cura de Ars, del que estamos a punto de celebrar el 150º aniversario de su muerte.
Por esta razón el Papa ha encomendado estos deseos a su intercesión y a la de san Antonio Abad, patrono de la Academia, mientras ha formulado votos para que vele sobre ellos y los proteja María, Madre de la Iglesia.