(Iglesia.cl/InfoCatólica) En el inicio de la jornada, el P. Pedro Gómez, vicario general de la Archidiócesis de Concepción, saludó y acogió a los participantes.
Monseñor Celestino Aós, Obispo de Copiapó y presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Presbiteral de la Conferencia Episcopal de Chile (CECH), manifestó que «el Evangelio es el mismo y para todos; el Evangelio trata de acercarnos a Jesucristo que es quien salva. Los sacerdotes somos pastores y los obispos para la comunidad cristiana, pero dentro de ella somos bautizados. En primer lugar, hay una necesidad de ver de cada uno, cómo va respondiendo a su vocación y al llamado del Señor. En segundo lugar, está el cuidado de las comunidades».
Explicó que el encuentro de la Pastoral Presbiteral apunta a «cómo nos cuidamos unos a otros y cómo nos ayudamos a responder mejor al Señor. Por cierto, no ha habido hermanos que no han respondido a la voluntad del Señor y no han respondido a sus compromisos. No vamos a enjuiciar a nadie, sino para animarnos unos a otros, ayudarnos y ayudar a las comunidades cristianas que han quedado heridas».
Señaló que se espera que «la cosecha principal, a mi juicio, no es llegar al final de este encuentro con un documento, sino que lo que uno busca es el encuentro con los hermanos y, por eso, además de la evaluación que se pueda hacer al final de la jornada, lo central será lo que quede en el corazón de cada sacerdote. Hay hermanos que están sufriendo mucho, algunos desconcertados o desanimados, entonces es ver que Jesucristo no nos falla y siempre va a estar con nosotros y que los hermanos también están buscando todo lo bueno y lo bello, que es la trampa que nos tiene, en este momento. La trampa es quedarnos rumiando solamente nuestras caídas, pero hay tantas cosas buenas, porque Dios es un Dios que hace maravillas y los sacerdotes somos los primeros que estamos para constatar esas maravillas, para celebrarlas y para proclamarlas. De manera que yo creo que ese es el mensaje que nos vamos a llevar dentro de la piel».
Se refirió a que más de 60 sacerdotes, venidos de las distintas diócesis del país, es una buena asistencia, «lo que indica el espíritu de superación, de búsqueda y de encontrar la voluntad del Señor y vivir el gozo que ha sido Dios, quien nos ha llamado para ser sacerdotes».
Monseñor Aós destacó que el encuentro se haya realizado en Concepción, ya que generalmente, por la condición geográfica del país, regularmente se efectúa en la Región Metropolitana. «Dada la configuración de Chile es muy difícil hacerlo con facilidad, ya que si se descentraliza hacia el norte, los del sur quedan muy lejos y al revés. Tal vez lo que se pueda hacer, en algunos casos, descentralizar y por eso hemos pensado en Concepción, porque aquí hay una buena infraestructura y además, tenemos el espacio en el corazón, con la acogida de su Obispo y de ustedes los penquistas», precisó.
El Padre Sergio Cerecera Gajardo, vicario del Clero de la diócesis de Talca, director de la Comisión Nacional del Clero, manifestó que el encuentro es «una instancia de comunión fraterna para ir abordando algunos temas de formación. Le hemos pedido al padre Fidel Oñoro que aborde el tema de la Palabra de Dios, para que pueda ser muy aterrizado frente a la situación que estamos viviendo como Iglesia. Estamos conscientes que estamos viviendo un tiempo de crisis, un tiempo de crisis con mucho dolor, pero también con mucha esperanza; es un tiempo para crecer y, por eso, queremos tratar nuestra realidad de sacerdotes en Chile, en el actual contexto».
Se refirió, además, a que «el padre Oñoro ha estado muy atento a la situación que estamos viviendo y esperamos crear mucho diálogo y conversación, dialogar, buscar caminos, apoyándonos; decir qué tenemos que hacer en esta instancia histórica que estamos viviendo, sabiendo que no está siendo fácil, pero que esperamos que el Señor que se ha revelado, que nos acompaña, nos ilumine y nos dé esa sabiduría para poder discernir bien qué es lo que tenemos que hacer. Es un poco el lema del Congreso eucarístico, muy acorde con lo que estamos viviendo ¿Qué haría Cristo en nuestro lugar? Es una jornada esperanzadora, de mucho diálogo para volver a nuestras diócesis con nuestro espíritu entusiasmados, renovados y más fortalecidos, para servir a nuestra gente que nos espera, sabiendo de la realidad, pero quiere a sus sacerdotes y espera lo mejor de nosotros».
Dijo que la Pastoral Presbiteral se organiza por diócesis, en cada una hay un encargado, delegado y a nivel nacional hay un equipo para ofrecer a los sacerdotes distintas actividades (jornadas, encuentros), como éste, «en que tenemos formación bíblica, pero con aterrizaje de lo que estamos viviendo, pero también tenemos otras instancias de formación, por ejemplo, algo muy bonito que se realizó más de un año, fue un peregrinaje de un grupo importante a Tierra Santa. Vamos creando instancias donde el clero se pueda formar y poder encontrarse. También existen instancias de formación y encuentro para los encargados del clero de las diócesis. Hemos puesto mucho énfasis en que cada diócesis tenga una Pastoral Presbiteral».
Estimó que en el país hay, actualmente, alrededor de 2.000 sacerdotes, lo que constituye una gran fortaleza para la Iglesia, subrayando que además «la Iglesia se afirma en muchas cosas realiza. La Iglesia tiene muchas instancias de formación y de acción social, especialmente he sabido lo que hace Concepción que es maravilloso frente a otras diócesis. Pero nuestra fuerza está en Jesucristo y en los signos que son muchos y que tenemos que fortalecerlos y hay que darlos a conocer».
El P. Fidel Oñoro, señaló que espera entregar un mensaje de esperanza. «Lo propio nuestro, en la Iglesia, de todos los bautizados es entregar a Jesucristo, porque Él es nuestra vida y nuestra esperanza. Lo nuestro es entregar el fuego del Evangelio, que es vida y es plenitud. Lo que vamos hacer, aquí, es una experiencia de la Palabra de Dios, tratando de encontrar en ella y lo haremos de manera especial, apoyándonos en san Pablo, en la Carta a los Filipenses, la Carta de la Alegría, la alegría desde el sufrimiento, en un momento de ajuste en la vida de Pablo. Es encontrar ahí las pistas para hacer la travesía en situaciones desafiantes, de crisis, como diría Santa Teresa cuando los tiempos recios, se necesita también almas fuertes. Y eso, creo nos lo da solamente la Palabra de Dios. Tratar de recuperar, una vez más, juntos y no es que no lo tengamos, sino que siempre tenemos que renovar, retomar, el punto de partida Jesucristo, nuestra vida, nuestra esperanza».
Sostuvo que «los que han faltado a la Palabra de Dios, no es del agrado de Dios; es absolutamente contrario al Evangelio. Pienso que detrás de ello hay enfermedades, cosas que las personas la superarán y, como se dice, hay un delito y también hay pecado y como pecado es exactamente lo contrario para lo cual somos sacerdotes y que es la razón de ser de la vida en Cristo».
Finalmente, expresó que su llamado es que «lo que tenemos que hacer todos los cristianos, en cualquier parte del mundo y siempre, con esta situación o no. La experiencia del Señor es una experiencia que requiere siempre un trabajo. La Palabra de Dios y las cosas de Dios son como las semillas que hay que cultivar, ayudar a crecer, echarle agüita, limpiar cuando aparece el parásito y que necesita un cuidado. Es el retomar continuamente, por eso creo que estamos trabajando una cuestión que es de principio, con mayor razón en un tiempo difícil. Es una cuestión de siempre, pero se expone en situaciones como éstas».