(Gaudium Press/InfoCatólica) El Cardenal Timothy Dolan, Arzobispo de Nueva York y saliente Presidente del Comité de Actividades Provida de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), predicó la homilía de la Eucaristía de Apertura de la Vigilia Nacional de Oración por la Vida en el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción que antecedió la Marcha por la Vida en la ciudad de Washington, Estados Unidos. El purpurado destacó el testimonio de los presentes sobre el valor de la vida pero les recordó que la lucha provida no se puede ganar únicamente a través del esfuerzo político sino que requiere ante todo un apostolado espiritual.
«Las fuerzas que enfrentamos no son solo las que podemos ver», predicó el Cardenal Dolan al referirse a la importancia de la oración en la acción en favor de la vida. «Me temo que batallamos también un eje que no podemos ver, cuyos poderes son más fuertes que ninguno en la creación, salvo uno: nuestro Señor y Salvador Jesucristo, que se llamó a sí mismo el Camino, la Verdad y la Vida».
El purpurado expuso que los creyentes congregados en la Vigilia Nacional de Oración por la Vida y la Marcha por la Vida cumplen las vitales funciones de defender a «aquellos que aún no pueden hablar o caminar con nosotros, el bebé no nacido, cuyo futuro está en peligro y puede ser terminado por una supuesta elección de otro» y de «dar testimonio de que millones, en su mayoría jóvenes, comparten la pasión de que el bebé tenga derechos civiles». Además, los fieles se congregan para «luchar contra la gran tentación del desaliento» en medio de una cultura contraria que los ridiculiza y los rechaza y para cabildear ante autoridades y legisladores para procurar la protección de los indefensos. Pero sobre todo orar para invocar a Jesús «que, como nos enseña San Pablo, “nos liberó del poder de las tinieblas”».
«Así que llegamos a un lugar seguro para comenzar nuestro proyecto, un hogar al que los poderes de las tinieblas le tienen miedo, una casa donde María es nuestra Madre, donde mora Jesús, y donde estamos con la familia», comentó el Card. Dolan sobre la presencia de los creyentes en el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción. «Estamos aquí, no como guerreros sino como apóstoles de la vida, apóstoles armados no con dinero, odio o palabras destructivas, sino, como lo exhorta el Santo Padre, con amor y alegría; Apóstoles de la vida que, como aquellos primeros doce, creen en el poder de Jesús, y que vieron, como se registra en el Evangelio de esta tarde, “espíritus inmundos se postran ante él y gritan: Tú eres el Hijo de Dios”».
