(Ecclesia/ANSA) Hace unos días, la Conferencia Episcopal, por medio de la carta pastoral «Chile, un hogar para todos» llamó a todos los sectores del país a esforzarse por crear «ambientes cívicos de dialogo y respeto que se preocupen por la protección de los más desvalidos y que promuevan programas de inclusión de los más pobres en el desarrollo del país.
Heterogeneidad de propuestas y de edades caracterizan a los ocho los candidatos a la presidencia para el período 2018-2020. En los últimos sondeos, entre los candidatos más cercanos a ocupar el cargo de la actual presidenta Michelle Bachelet está el expresidente Sebastián Piñera, antecesor de Bachelet, al mando de la nueva coalición de derecha «Chile vamos». Le sigue como favorito Alejandro Guillier, sociólogo, periodista y ex presentador de televisión, candidato de la coalición oficialista de centroizquierda «Nueva Mayoría». En tercer lugar, Beatriz Sánchez, también periodista y una de las dos mujeres que aspiran a reemplazar a Bachelet, con la coalición de izquierda «Frente amplio» y el candidato independiente de derecha José Antonio Kast, católico, hijo de inmigrantes alemanes, actualmente diputado.
De ser necesario la ley contempla una segunda vuelta prevista para el 17 de diciembre. Estas elecciones se realizarán bajo la nueva Ley electoral de 2015 que sustituye el sistema binominal por un sistema proporcional para la elección de los legisladores. Igualmente, la nueva normativa prevé el incremento de diputados de 120 a 155 y de senadores de 38 a 50, que se renovarán cada 4 años. Casi 43 mil mesas electorales se han instalado en Chile y por primera vez, 162 en el exterior permitirán el ejercicio del voto a casi 40 mil chilenos.
El secretario general de la Conferencia Episcopal chilena y Obispo auxiliar de Santiago, monseñor Fernando Ramos, en una entrevista ha llamado al voto en conciencia, es decir, el discernimiento sobre las propuestas que tengan como prioridad el desarrollo y bien común de la nación.
- Los obispos han llamado a la ciudadanía a votar en conciencia, pero sabemos que la Iglesia chilena en estos últimos años ha enfrentado muchos desafíos que tienen que ver con la vida, con la ley del aborto, con la familia, con la educación. ¿Qué es lo que los obispos consideran importante en este momento crucial como lo son unas elecciones presidenciales?
Sí, en primer consideramos que es muy importante que todos los católicos asuman su responsabilidad, cívica, es decir, que asuman su compromiso con la sociedad y con el país. Frente a eso nosotros creemos que hay ciertos principios que son fundamentales. Nosotros lo hemos explicitado en la Carta pastoral publicada hace unas semanas, «Chile, hogar para todos», y también la semana pasada, al concluir la última Asamblea Plenaria en la que volvíamos a insistir en la importancia fundamental, no sólo de votar en conciencia, sino que también ésta conciencia ha de ser iluminada por los valores del Evangelio, los valores fundamentales como el respeto de la persona humana desde el momento de la concepción hasta su muerte natural, la búsqueda del bien común, el derecho a la vida, la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus propias convicciones, la atención a los más pobres y los más vulnerables, el cuidado de la casa común. Es decir, hay una serie de principios que nosotros creemos tienen que estar presentes en el discernimiento de cada uno de los votantes.
- La de Chile ha sido considerada en América Latina una de las economías más pujantes y equilibradas, sin embargo, la situación de desigualdad sigue, y quizás se está incluso profundizando. En este sentido, ¿Cómo está la situación social en el país?
Efectivamente en los últimos 30 años, el crecimiento ha sido muy alto en Chile, es más rico de cuanto era pocas décadas atrás, pero ésta distribución no es equitativa, sino que se concentra evidentemente en los sectores más ricos, que tienen un crecimiento de su ingreso más rápido que el de los sectores más pobres. No obstante, creo que en los últimos 30 años ha decrecido mucho la pobreza en Chile, eso creo que tenemos que enfatizarlo muy claramente, pero siguen existiendo también diferencias sociales y regionales. Uno de los lugares más pobres de Chile está asociado a uno de los pueblos originarios, el pueblo Mapuche, en la región de la Araucanía, donde la cantidad de pobreza es mayor que en el resto del país. Entonces, creo que tenemos desafíos importantes en esa línea, de cómo aumentar la distribución del ingreso, cómo ayudar a que sector que pareciera que van quedando al borde del camino se puedan sumar al progreso integral y equitativo entre todos.
También hay otro desafío. Por ejemplo, el fuerte flujo migrante que está recibiendo nuestro país. En los últimos cinco años han llegado muchísimos extranjeros a vivir en nuestro país, la mayoría vecinos de Chile como Perú, Bolivia, También de Argentina, de República Dominicana, de Colombia y de Venezuela, últimamente, y de Haití. Este año han llegado más de 50 mil haitianos. Entonces, yo creo que es un desafío grande integrar a estos hermanos nuestros que están llegando y poder colaborar para que efectivamente encuentren una perspectiva mejor para ellos y sus familias.