(Gaudium Press/InfoCatólica) El ahora Venerable dio un notable testimonio de su fe durante su permanencia en prisión a causa de su fe y su ministerio episcopal y su causa se encuentra más cerca de llevarlo a los altares.
«Como cada año, en el aniversario de la muerte del Card. Van Thuan, nos reunimos en este lugar de culto que fue su Iglesia titular para celebrar lo que comparte con todos nosotros y por lo que fue y sigue siendo para nosotros un maestro y un testigo», aseveró el cardenal Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, en su homilía, según informa Radio Vaticano. «Es el glorioso misterio de la presencia de Cristo en nosotros como esperanza de la gloria, y es el misterio glorioso de la presencia de Cristo en nosotros como una promesa que está destinada a madurar y ser cumplida en nuestra gloriosa revelación como hijos de Dios».
El decreto, firmado por el Papa Francisco en el mes de mayo pero dado a conocer en la víspera del quince aniversario del fallecimiento del cardenal, compara al purpurado con el grano de trigo que cae al suelo y muere. «¡Caer en la tierra y morir, no es por lo tanto el solo camino para dar fruto sino también para salvar la propia vida, es decir, para continuar a vivir!», indicó el Pontífice. «Esta consigna, asumida por el Siervo de Dios Francois Xavier Nguyen Van Thuan, expresa eficazmente el recorrido de su vida».
El texto cita las palabras de Benedicto XVI, quien en su Encíclica Spe Salvi describió la permanencia del Venerable durante trece años en prisión, nueve de los cuales fueron en total aislamiento, y lo calificó como «un testigo de la esperanza, de una esperanza mayor que no mengua incluso en las noches de soledad». El decreto fue leído en su totalidad en lenguas italiana y vietnamita.
Hechos destacados de su vida
El cadenal Van Thuan nació en Hué en 1928. Fue obispo de Nha Trang antes, y consagrado arzobispo de Saigon en 1975, pocos días antes de la conquista de la capital de Vietnam del Sur por parte de los ejércitos del Norte del general Ho Chi Minh. El prelado fue durante 13 años prisionero del régimen comunista antes de ser liberado y exiliado. En el Vaticano, Van Thuân fue primero secretario y después presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, y fue creado cardenal por Juan Pablo II en 2001. Murió en 2002.
El postulador de su causa, el dr. Waldery Hilgeman, en una entrevista a Radio Vaticano contaba algunas anécdotas que permiten encuadrar la figura del cardenal: «Fue prisionero bajo el régimen comunista en Vietnam. Fue encarcelado sin un proceso legítimo. Este encarcelamiento duró 13 años, de los cuales 9 en aislamiento total, sin renegar jamás de su fe, sin aceptar nunca compromisos. El cardenal es muy famoso por una cruz pectoral, que una vez liberado hacía ver a todo el mundo, y que se convirtió en el símbolo de su cautiverio y también de su espiritualidad. Construyó esta cruz durante su prisión, con trocitos de madera que le daban los guardias, y después consiguió construir una cadena con cable eléctrico. Una vez hecho cardenal, siguió llevando esta cruz».
Cuando Van Thuân fue llamado por Juan Pablo II: «Monseñor, le quiero pedir que predique estos ejercicios a la Curia romana». Y él con gran sorpresa respondió: «Santidad, yo estuve en prisión, no estoy al día desde el punto de vista teológico. ¿Qué podría decir?» Y el Papa respondió en seguida: «Denos su experiencia». Los ejercicios fueron publicados en las «Cartas pastorales tras las huellas del Concilio Vaticano II» editados por la Libreria Editrice Vaticana justo estos días.