(El Tiempo) En medio del encuentro con quienes han sufrido el conflicto armado en el país, el Sumo Pontífice unió a las víctimas, a los victimarios y a los colombianos en torno a la sanación y la reconciliación.
«Ustedes llevan en su corazón y en su carne las huellas de la historia viva y reciente de su pueblo, marcada por eventos trágicos pero también llena de gestos heroicos, de gran humanidad y de alto valor espiritual de fe y esperanza», les dijo Francisco a las víctimas.
El Papa aseguró que el motivo de su visita a quienes han sufrido las consecuencias de la guerra es poder escucharlos y tomar su testimonio de vida, para contar estas historias que aunque están cargadas de sufrimiento y dolor «nos hablan de vida y esperanza; de no dejar que el odio, la venganza y el dolor se apoderen de nuestro corazón».
A los pies del Crucificado de Bojayá, imagen que el 2 de mayo del 2002 presenció la masacre de decenas de personas que se refugiaban en la iglesia de ese pueblo, en medio de un ataque de las Farc, el Papa continuó con su discurso.
El sumo pontífice aseguró que esa figura, destruida por el ataque de hace 16 años, tiene un fuerte valor simbólico y espiritual. «Al mirarla contemplamos no sólo lo que ocurrió aquel día, sino también tanto dolor, tanta muerte, tantas vidas rotas y tanta sangre derramada en la Colombia de los últimos decenios», dijo.
La imagen salió el pasado 4 de septiembre desde la Parroquia San Pablo Apóstol de Bellavista, en Bojayá (Chocó) para ser trasladada hasta Villavicencio y recibir la bendición del Papa.
Sobre este crucifijo aseguró que aunque ya no tenga manos, ni su cuerpo, y esté mutilado por los horrores de la guerra, ahora es mucho más importante. «Para nosotros es más Cristo aún, porque nos muestra una vez más que Él vino para sufrir por su pueblo y con su pueblo, y para enseñarnos también que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia».
Por eso Francisco hizo un llamado a los colombianos para transformar «el dolor en fuente de vida y resurrección» y aprender «la fuerza del perdón, la grandeza del amor».
El Papa asegura que escuchar las historias de reconciliación y perdón de las víctimas, le ha llevado a ver que Cristo quiere «restaurar la paz y la concordancia en esta tierra colombiana».
Refiriéndose a las palabras de Pastora Mira, una de las víctimas de la violencia en el país, el Papa señaló que con el perdón se logrará romper el ciclo de violencia «que ha imperado en Colombia».
«La violencia engendra más violencia, el odio más odio, y la muerte más muerte. Tenemos que romper esa cadena que se presenta como ineludible, y eso sólo es posible con el perdón y la reconciliación», señaló el Santo Padre.
Francisco también aseguró que se siente conmovido por las palabras que dio Luz Dary, también afectada por la violencia, quien dijo que «las heridas del corazón son más profundas y difíciles de curar que las del cuerpo».
Según el Papa, Luz Dary se ha dado cuenta que «no se puede vivir del rencor, que sólo el amor libera y construye», transformación que le ha permitido ayudar a otras víctimas en el proceso de reconstruir sus vidas.
El máximo jerarca también les habló a los victimarios, de quienes dijo que –inocentes o culpables- también son víctimas. «Todos unidos en esa pérdida de humanidad que supone la violencia y la muerte (…) También hay esperanza para quien hizo el mal; no todo está perdido. Es cierto que en esa regeneración moral y espiritual del victimario la justicia tiene que cumplirse», señaló.
Señaló que puede resultar difícil aceptar el cambio de quienes apelaron a la violencia para promover sus fines o proteger negocios ilícitos y enriquecerse, por lo que dijo que «Es un reto para cada uno de nosotros confiar en que se pueda dar un paso adelante por parte de aquellos que infligieron sufrimiento a comunidades y a un país entero».
El Santo Padre aseguró que en Colombia todavía «hay espacio para la cizaña», por lo que invitó a los colombianos a estar atentos a los frutos, cuidar el trigo y no perder «la paz por la cizaña».
«Aun cuando perduren conflictos, violencia o sentimientos de venganza, no impidamos que la justicia y la misericordia se encuentren en un abrazo que asuma la historia de dolor de Colombia. Sanemos aquel dolor y acojamos a todo ser humano que cometió delitos, los reconoce, se arrepiente y se compromete a reparar, contribuyendo a la construcción del orden nuevo donde brille la justicia y la paz», fue la invitación del Sumo Pontífice.
Finalmente, Francisco invitó a los colombianos a que en el camino de la reconciliación asuman la verdad. «Verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Verdad es confesar qué pasó con los menores de edad reclutados por los actores violentos. Verdad es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y de abusos».
El Papa terminó su sentida intervención orando por el perdón en el país. «Colombia, abre tu corazón de pueblo de Dios y déjate reconciliar. No temas a la verdad ni a la justicia. Queridos colombianos: No tengan temor a pedir y a ofrecer el perdón», aseguró.