(Agencia Fides/InfoCatólica) En los últimos meses Gambia se vio sometida a una crisis que ponía en peligro su estabilidad, cuando el presidente saliente Yahya Jammeh, se había negado a entregar el poder, luego de que afirmase que las elecciones donde ganó el presidente electo, Adama Barrow, habían sufrido irregularidades. Gracias a la presión internacional Jammeh aceptó exiliarse en Guinea Ecuatorial, llevándose 11 millones de dólares, aproximadamente el 1% del Producto Interno Bruto de uno de los países más pobres del continente.
Luego de superada la crisis, ayer 26 de enero, el nuevo Presidente Adama Barrow «fue recibido por una multitud de cientos de miles de personas», según explicó monseñor Robert Patrick Ellison, Obispo de Banjul, la capital Gambia.
A pesar de este robo, explicó Monseñor, «el país está en calma. Ahora se quiere mirar hacia el futuro. El proceso todavía será largo y difícil. El país necesita más que nunca de la ayuda de Estados Unidos y de la Unión Europea».
«El problema más urgente es hacer regresar y re-colocar a las personas desplazadas internamente y a los refugiados en Senegal, que huyeron el mes pasado debido a la crisis política», dice Mons. Ellison. «Estas personas necesitan un fuerte apoyo». De los 2 millones de habitantes de Gambia aproximadamente 40-50.000 se han refugiado en Senegal.
La principal fuente de ingresos del país es el turismo, pero la crisis política había provocando que los turistas extranjeros se marchasen del país. «Estoy seguro - dice el obispo – que los turistas volverán tras la crisis que ha puesto a Gambia por primera vez en el centro de los medios de comunicación internacionales, algo que nunca se había visto. Ahora se ha terminado. Si queréis ayudadnos, volver a visitar Gambia como turistas» concluye.