(Gaudium Press/InfoCatólica) El purpurado hizo esta advertencia durante la Cena del Cardenal, un evento anual que convocó más de 1.800 personas en su edición número 37 el pasado 10 de noviembre.
El cardenal indicó que sin importar qué título se le dé al procedimiento, ya sea «falsamente llamado asesinato por piedad, o incluso más falsamente asistencia médica en la muerte o el más falso de todos muerte con dignidad», la eutanasia es siempre un grave error. El Arzobispo de Toronto aprovechó la presencia de líderes civiles y económicos en el acto para reafirmar su lucha en contra del procedimiento recientemente legalizado y que ya cobró centenares de muertes en el país.
El prelado canadiense recordó que muchos pacientes carecen de libertad suficiente para tomar una buena decisión en esos momentos y reafirmó que la decadencia de la salud no significa una decadencia de la dignidad de la persona. «Todas las personas mueren con dignidad, y no está bien acelerar la muerte en la errada creencia que hacerlo es lo que se requiere para permitir que una persona muera con dignidad». El acto de misericordia no es asesinar al paciente, explicó, sino reconocer su valor inherente a pesar de «cualquier debilidad superficial».
La dignidad no depende de la salud o la belleza física, ni la riqueza o el control, y como ejemplo de esta verdad el purpurado recordó la parábola del Buen Samaritano, en la cual Jesucristo describió la asistencia caritativa a quien la merecía precisamente por estar «desnudo, golpeado, sangriento y repulsivo a la vista y al tacto». Los actos de caridad no son sólo para los desposeídos, los enfermos, los presos o las víctimas de violencia sino también y de forma especial para los moribundos: «hacemos esto a través del auténtico cuidado paliativo, usando la mejor pericia médica disponible para controlar el dolor y rodeando a quien muere con amor».