(Alfa y Omega/InfoCatólica) El religioso palentino, que ha trabajado la mayor parte de su vida en Asia, se dirigió a los 215 participantes en la Congregación General para decirles: «Soy Adolfo Nicolás, de la provincia de Japón…», presentar al responsable provisional de la Compañía, Jim Grummer, y explicar que «me ha pedido que siga en la mesa de la presidencia, pero prefiero sentarme en mi sitio, allí cerca de la puerta… por buenas razones», relativas a su edad.
La renuncia de un superior general de la Compañía de Jesús solo es efectiva si la acepta la Congregación General, como ha sucedido este lunes.
Durante los próximos días, los 215 participantes trabajarán en silencio de cara al mundo exterior, estudiando en primer lugar un extenso informe sobre el estado de la Compañía.
Su análisis y debate permitirá fijar las prioridades para la próxima década y, a partir de ellas, dibujar el perfil de la persona más indicada para llevarlas a cabo.
Probablemente a mediados de esta semana den comienzo los cuatro días de «murmuraciones»: conversaciones estrictamente privadas de dos personas entre los 215 participantes. Nunca en grupo, y sin proponer ni desaconsejar ningún nombre, pues no se debe hacer campaña a favor ni en contra de nadie. Es un procedimiento para conocer mejor los perfiles y preferencias de los más «elegibles» para llevar el timón de la orden.
Cada uno de los electores habla con quien le parece pero, en general, se sigue la costumbre de preguntar primero a representantes de otras provincias para ampliar el abanico de preferidos de cada elector.
Después, a medida que cada uno va reduciendo su lista, se tiende a hablar con la persona que se podría votar para conocer mejor sus puntos de vista y sus posibles proyectos.
El nuevo superior general será uno de los 215 jesuitas que participan en la Congregación General, la mayoría de ellos elegidos por los jesuitas de su respectiva provincia.
La elección, que requiere solo mayoría simple, podría tener lugar el próximo lunes o martes. Se comunica en primer lugar al Papa, pero solo a título informativo, pues no requiere confirmación del Vaticano.
Después de la elección y del anuncio al mundo, el nuevo superior seguirá trabajando con la Congregación General, que es el máximo órgano de gobierno de la orden, durante un par de semanas para delinear prioridades y completar el equipo de gobierno central.