(SIAME) Para iniciar la conferencia, el Arzobispo de México señaló que ahora que está por cumplir 50 años de ordenación sacerdotal, lo que brota de su corazón es darle gracias a Dios por haberlo elegido desde muy pequeño para seguirlo por el camino del sacerdocio. «También tengo un agradecimiento muy especial al Papa Pablo VI, quien tuvo la delicadeza de ordenarme para venir a América Latina, y al igual un agradecimiento a las personas que me han acompañado y han colaborado conmigo a lo largo de los años».
Sobre el conflicto actual que se vive en Oaxaca entre docentes y autoridades, dijo que tiene que hacerse lo más que se pueda para arreglarlo por el camino del diálogo, pues la violencia sólo genera violencia. «Después de las guerras se anda buscando la paz, cuando desde un principio, si se hubiera dialogado, se hubieran podido conseguir muchas cosas. El diálogo es el camino que deben seguir el magisterio y el gobierno; los obispos de esa regiones están dispuestos a acompañar el diálogo. No se pueden resolver problemas cerrando caminos ni mediante el uso de la fuerza», consideró.
Respecto al tema de los migrantes, dijo que para él es un tema muy especial, ya que sus papás fueron migrantes en Estados Unidos. «El Papa Juan Pablo II, cuando vino a entregar el documento pontificio Iglesia en América, nos pidió a los obispos mexicanos que acompañáramos a nuestros migrantes, y ahí me nació la idea de crear un Seminario para formar sacerdotes que pudieran acompañar a los migrantes a Estados Unidos; gracias a Dios ya tenemos 54 sacerdotes que han salido de este Seminario. Debemos no sólo pedir al Señor por ellos, sino pedir que México no siga expulsando mexicanos».
Al hablar sobre los llamados «matrimonios igualitarios» y la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo, el Arzobispo de México externó que la Iglesia anuncia con alegría que el Matrimonio, entre un hombre y una mujer, es la base de nuestra sociedad y nuestra Iglesia, pues sólo las parejas conformadas por un hombre y una mujer pueden procrear y educar eficazmente.
«Esto no es algo sólo de la Iglesia, sino algo que está determinado por la misma naturaleza; creemos que el Matrimonio sigue siendo el punto de solución a muchos problemas. Cuando la familia se deshace, la sociedad también se corrompe. Como Iglesia, nosotros amamos y defendemos los derechos de cualquier persona, sea cual sea su tendencia, porque esa persona, en el anuncio del Evangelio, merece que se le abran caminos para su realización, porque el Evangelio es para todos, al igual que los derechos, sin importar que alguien sea asesino o ladrón».
En cuanto al derecho a la adopción –dijo–, creemos que el niño es el que tiene ese derecho, el derecho de crecer con un amor paterno y con un amor materno, ya que sólo así se puede desarrollar equilibradamente. «El ideal es que al niño se le cumpla su derecho de tener un padre y una madre que lo acompañen en su crecimiento».
Sobre las recientes palabras del Papa Francisco en el sentido de que es necesario pedir perdón a los homosexuales, el Card. Rivera Carrera externó que la Iglesia y las personas que la conforman, no sólo pueden, sino que deben pedir perdón a los homosexuales, así como a las mujeres maltratadas, a los pobres que se ha ofendido; «pero si yo no he ofendido a alguien, no tengo por que pedirle perdón; si lo he hecho, mi deber es pedirle perdón. Que pida perdón quien ha ofendido».
Finalmente, en cuanto al tema de la pederastia, dijo que la Iglesia siempre ha tenido una postura muy clara: no puede aceptarse que en nuestras escuelas, en nuestros colegios o en el mismo recinto sagrado, un sacerdote o un colaborador abuse de un niño, porque esa es la contradicción más grande; quien lo hace está profanando el cuerpo de Cristo aprovechándose de su condición de líder.
«Lo digo con convicción: siempre he denunciado aquellos casos de pederastia que han llegado a mí, y lo he hecho con mucho dolor porque sé que los sacerdotes cometieron una falta, pero tenemos que cortar ese mal en la iglesia. Y no sólo he denunciado, he retirado a varios sacerdotes de su ministerio, porque alguien que comete un crimen así, no puede seguir siendo sacerdote».
Al final de la conferencia de prensa, el Card. Rivera se tomó la fotografía con varios de los periodistas que, en su momento, cubrieron la fuente religiosa cuando era Obispo de Tehuacán.