(Emol/Infocatólica) El comunicado asegura que «el Arzobispado le agradece el servicio prestado por tantos años a la Iglesia de Santiago y confía a Dios que descubra un nuevo camino para seguir sirviendo a los demás, como lo ha hecho siempre». También «invita a toda la comunidad a sumarse a la oración por su futuro».
El presbítero diocesano Rodrigo Tupper, de 52 años, informó este miércoles que deja el sacerdocio y que ya inició el proceso de solicitud de dispensa del celibato.
Aunque no dio detalles de las razones que lo llevaron a tomar su decisión, afirmó que ésta «no está exenta de dolor» y que la ha tomado «bajo la convicción de estar respondiendo a mi consciencia de forma libre y responsable y por razones estrictamente vocacionales». También sostuvo que siente «una gran paz interior» y una «auténtica alegría de haber dado lo mejor de mí por la iglesia de Santiago». Igualmente agradeció «todo lo que he recibido de la Iglesia», tanto sacerdotes como laicos, en sus más de 25 años de vida sacerdotal.
El año pasado Tupper había dejado su cargo de moderador de la curia. Durante sus 25 años de sacerdocio, también fue Vicario de la Esperanza Joven, debiendo organizar el Encuentro Continental de Jóvenes; coordinador general de la Comisión de Canonización del Padre Hurtado; y vicario de la Vicaría de la Pastoral Social.
Al portavoz de la CECh le parece magnífico
Por su parte, el portavoz de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro, comentó así la decisión de Rodrigo Tupper:
«Probablemente se fue abriendo este discernimiento mayor, donde puso en la reflexión su vocación, que es lo más profundo, cuál es el lugar donde le toca servir ahora, y tomó esta decisión, que puede ser impactante y quizás conmovedora».
Coiro señaló que hace unos días conversó con el sacerdote y que lo vio «en paz» con su decisión. «Yo tuve la oportunidad de conversar con Rodrigo hace dos días y lo vi muy sereno, lo vi en paz, sintiéndose amado por Dios en su decisión», relató a 24 Horas.
En ese sentido, valoró que haya tenido la posibilidad de hacer una reflexión «en consciencia, acompañado, y poniendo todos los elementos humanos y divinos sobre la mesa».
También afirmó que está cambiando el modo en que la Iglesia aborda este tipo de hechos (la renuncia de un sacerdote), ya que «hace algunas décadas, que un sacerdote dejara el ministerio era una verdadera tragedia, un terremoto, era un tema que no se hablaba y incluso se ocultaba».
Sin embargo, dijo que actualmente se están dando pasos «en transparencia» y que «hoy día situaciones como la que está viviendo Rodrigo tenemos que conversarlas, de cara a los laicos».