(Portaluz) Leyes de aborto vigentes en decenas de países y proyectos de ley en otros, afirman que cuando el ser humano en gestación padece alguna enfermedad que sugiere su pronta muerte, la solución es matarlo. Alfie ha vivido, poniendo en evidencia la macabra verdad sobre el aborto.
Afortunadamente los padres se negaron, pues hoy el pequeño está a punto de celebrar su segundo cumpleaños, el 3 de mayo.
La trisomía 18, también conocida como síndrome de Edwards, es una condición causada por un trastorno en la división celular, conocida como disfunción meiótica. En lugar de tener dos copias del cromosoma 18, la persona desarrolla una tercera copia de ese material genético… afectando así el normal desarrollo fisiológico del ser humano.
En Gales los padres, Shane Hillman y Sharron Swales, comenzaron su aprendizaje en la semana 27...
Shane, auxiliar de enfermería en Nevill Hall, cuenta al diario Mirror que «fue la cosa más difícil que hemos pasado. Estresante, porque ya en la semana 20 supimos que no estaba creciendo».
«Lloré durante toda una semana -agrega Shane- fue terrible. Podía sentirlo dentro de moviéndose y como tenía escaneos diarios pude ver el latido de su corazón. Él tenía derecho a una oportunidad».
«No sabíamos cómo sería Alfie al nacer pero estábamos preparados para tomar los riesgos hacerlo todo por él como deberían hacerlo todos los padres», añade la feliz mamá.
Shane, no sólo es el padre de Alfie, sino también –como enfermero- su cuidador a tiempo completo comenta: «Algunos sólo viven un par de semanas. No son muchos los bebés que sobreviven. Otros nacen fallecidos… a nosotros nos dijeron que sería capaz de sobrevivir tal vez unos tres minutos». Pero el pequeño que echaría por tierra las certezas de quienes lo condenaban –intentando además que sus padres fuesen cómplices de esa condena a muerte-, nació mediante cesárea en el Hospital de la Universidad de Gales, Cardiff, el 3 de mayo de 2013. Fue un gran alivio, dicen los Hillman-Swales, cuando le escucharon llorar por primera vez.
Alfie pasó dos semanas en estado crítico, conectado a oxígeno, en una incubadora, antes de ser trasladado al Hospital Royal Gwent. Allí completó un total de 14 semanas hospitalizado después de su nacimiento. Pesaba 2 kilos y 400 gramos cuando se le permitió irse a casa con sus padres… aunque debió continuar conectado a oxígeno por ocho meses más. Poco importa aquello, agrega Shane y concluye que lo importante es haber rechazado la propuesta de matarlo.
Aunque los médicos no pueden asegurar cuánto tiempo vivirá Alfie, los padres no están pensando en eso y describen a su pequeño como «un ramillete precioso de alegría». «Queremos crear conciencia e invitar a que apoyen la vida de sus hijos. Sólo queremos decirle a la gente que las historias de éxito existen y los milagros suceden».