(EP/InfoCatólica) «Un gobierno creo yo, piensan siempre en lo que pueda darles un voto a la hora de las elecciones, y si la sociedad cambia, empieza a reclamar otra política en relación con los inmigrantes, entonces seguramente los gobiernos tomarán las decisiones que la sociedad reclama», ha apuntado en declaraciones a la COPE recogidas por Europa Press, con motivo de la Jornada Mundial de las Migraciones que se celebra este domingo.
Monseñor Agrelo considera que la sociedad tiene «miedo» a los inmigrantes porque «ignora la condición del emigrante» y porque tiene poca esperanza con relación a sí misma y «se encierra». Y, con esta actitud, a su parecer, Europa y España «pierden muchísimo».
A su juicio, la hoja de ruta que se debe seguir es «trabajar en el corazón de cada uno» y lanzar mensajes que permitan cada ciudadano «conocer de cerca la realidad de los inmigrantes» porque «si se va transformando el corazón de cada persona, quienes tienen que tomar decisiones se verán obligados a tomarlas, y seguramente serán muy distintas de las que han tomado hasta hoy».
Tenía una idea preconcebida
El arzobispo de Tánger admite que «antes de llegar a Marruecos» tenía sus «ideas» sobre la emigración, las de «quien nunca había visto de cerca a un inmigrante subsahariano» y ha subrayado que estas «han cambiado radicalmente» y que sus pensamientos «se derrumbaron como un castillo de naipes».
Y ahora, según explica, en su ordenador tiene «una montaña» de episodios y testimonios pues, tal y como ha destacado, cuando se habla de inmigración se habla de «personas concretas con una historia muy concreta, un sufrimiento muy concreto y una esperanza muy concreta». Además, ha puntualizado que quienes más padecen son «las mujeres y los niños».
En cuanto a la respuesta de la Iglesia, ha invitado a que «se vea» a la Iglesia en las fronteras, «junto a los emigrantes», y «no por exhibicionismo» sino «por necesidad», para «que se haga luz en la conciencia de las personas» y se vea a esos millares de jóvenes que recorren miles de kilómetros «en las condiciones más negativas» como una «fuerza» sin la cual «se renuncia al futuro».