(Libertad Digital) Este nuevo virus es muy diferente al resto de coronavirus -que suelen ser de carácter leve-. El MERS está siendo estudiado por la OMS, porque aún no se han podido establecer de forma fidedigna su forma de contagio y propagación. Tal y como indica The Center for Disease Control and Prevetion (centros de control y prevención de enfermedades) se trata de «una enfermedad respiratoria aguda grave con síntomas de fiebre, tos y dificultad para respirar. Cerca de la mitad muere. Un número pequeño de los casos reportados tuvieron una enfermedad respiratoria leve. Los investigadores están tratando de descubrir la fuente del MERS-CoV y cómo se propaga.»
Por su parte la Organización Mundial de la Salud ha alentado a «todos los Estados Miembros a que mantengan la vigilancia de las infecciones respiratorias agudas graves (IRAG) y examinen cuidadosamente todos los casos inusuales.» Por su parte desde el Gobierno saudí ha recomendado a todos los peregrinos mayores de 65 años, a niños menores de 12, a mujeres embarazadas, personas con enfermedades crónicas (enfermedades del corazón, de riñón, diabetes, o enfermedades respiratorias), pacientes con enfermedades terminales, o aquellas que tengan debilitado el sistema inmunológico que pospongan su viaje al próximo año ya que son los grupos con mayor riesgo.
Por el momento no habrá declaración de emergencia de salud pública internacional
A pesar de la importancia que ha generado esta enfermedad al ser una completa desconocida, la OMS «no aconseja la realización de cribados especiales en los puntos de entrada ni la imposición de restricciones a los viajes ni al comercio en relación con este evento». Además tal y como recoge en su informe sobre el Conavirus «con la información disponible, la evaluación de los riesgos indica que por el momento no se cumplen las condiciones para declarar una emergencia de salud pública de importancia internacional», por lo que no se esperan más medidas de prevención de la enfermedad que las ya tomadas por el gobierno de Arabia Saudí.
De esta forma, la peregrinación a La Meca acoge este año a 1,6 millones de fieles frente a los 2,8 millones de fieles acogidos el año anterior, lo que significa un 43% menos de peregrinos. Este año las autoridades, por miedo a un posible contagio, niegan el ingreso a la ciudad santa a aquellos que no posean una autorización oficial creada para el «hach» de este año.
La Peregrinación a La Meca
El día grande del hach se celebra con la subida al monte Arafat, donde el profeta Mahoma pronunció su último sermón hace catorce siglos. En este lugar, llamado también Yabal Al Tauba (Monte de arrepentimiento), los peregrinos expiarán sus pecados en un ritual que simboliza el día del juicio final.
Vestidos con el ihram, un atuendo de dos piezas de tela blanca sin costuras, los creyentes permanecerán en el monte Arafat desde el amanecer hasta la puesta del sol y repetirán varias veces la invocación «Labbaik Allahuma Labbaik» (Aquí estoy, oh, Señor). Al caer la noche, los peregrinos se dirigiran a la localidad vecina de Muzdalifa, donde pernoctarán y recogerán guijarros antes de desplazarse a Mina para cumplir el primer apedreamiento de las tres columnas que representan al diablo y sus tentaciones.
Después completarán las vueltas a la Kaaba, un edificio en forma de cubo, cubierto por una tela negra y dorada, en el que se encuentra la piedra negra, que los musulmanes consideran un pedazo desgajado del paraíso y centro del universo.
Cumplidos los rituales, los fieles se cortarán el pelo y las uñas y matarán un cordero, con lo que comenzará la fiesta del Sacrificio, una de las principales festividades islámicas.