(Fides) El p. Mendes, que actualmente trabaja con la Comisión de Cáritas y la Comisión «Justicia y Paz» de los Obispos pakistaníes, señala que, después de la masacre de Peshawar «los cristianos han vivido días de luto y protesta en todo el país. También han orado de forma ecuménica, con la presencia de otras organizaciones de la sociedad civil y muchos líderes musulmanes».
«La fe –explica el sacerdote– se ha fortalecido considerablemente. Los cristianos han perdonado a los asesinos y el mensaje del Papa ha sido muy valioso: lo sentimos cerca de nosotros como nunca antes. También ayer, en la audiencia general, el papa Francisco trató de fortalecer la fraternidad con los musulmanes: este llamamiento interpela a muchos de nosotros cristianos paquistaníes, que vivimos inmersos en una realidad musulmana».
Los cristianos no son perseguidos más que antes
El sacerdote se opone a una visión «persecucionista» y dice: «como cristianos no estamos en la mira hoy más que en el pasado. El terrorismo golpea a todos: chiítas, policía, ahmadíes, intelectuales musulmanes moderados. No hay persecución, el terrorismo es un desafío para todo el país».
«Los talibanes paquistaníes tienen su propia agenda, no quieren la democracia y quieren imponer la ley islámica», continúa. Pero incluso en esta situación los cristianos en Pakistán «apoyan los esfuerzos del gobierno para entrar en negociaciones con los talibanes paquistaníes», explica el p. Mendes.
«A pesar del reciente ataque, reivindicado por los grupos talibanes, no hay alternativa: todo esfuerzo de diálogo es bienvenido», y es «un acto de valor para el bien del país», que tiene una fuerte necesidad de «neutralizar el terrorismo y restaurar la armonía interna para el bienestar económico y social». «No hay otras opciones, solo la negociación. Llegar a un compromiso es difícil, es un camino sinuoso, pero hay que seguirlo, junto al pleno respeto del estado de derecho», concluye.