(EP/InfoCatólica) OMP recuerda que con una aportación de 350 euros, se paga un curso de un seminarista o novicio; con 1.000 euros se cubre media formación de un futuro sacerdote, y con 2.000 euros, se cubren íntegramente los gastos de la formación del seminarista. De hecho, apunta que en 2012 se beneficiaron de las aportaciones un total de 80.299 jóvenes que pudieron seguir su vocación.
Un ejemplo de vocación nativa es el misionero indonesio Joseph Emmanuel Gantir, que actualmente desarrolla su trabajo como misionero del Verbo Divino en una parroquia de Sevilla, la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, y que ha advertido de que «la crisis de vocaciones siempre va unida a una crisis de fe».
En una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la Jornada, el misionero indonesio ha señalado que «tener fe en Jesucristo es la clave» pues «uno no puede optar a seguir a Jesucristo en esta vocación si no está enamorado de su persona y su misión».
No obstante, ha subrayado que Indonesia es uno de los países que tiene «más vocaciones nativas» tanto vocaciones al sacerdocio como a la vida consagrada. De hecho, ha constatado que solo en la pequeña isla de Flores, de donde él mismo procede, hay tres seminarios menores, un seminario mayor donde se están formando más de 500 jóvenes seminaristas así como muchas comunidades religiosas.
Gantir ha insistido en que las vocaciones nativas son necesarias porque «es un signo visible de que la misión que los misioneros extranjeros empezaron en su momento ha tenido sus frutos». Además, ha asegurado que «la presencia de los misioneros extranjeros siempre es una riqueza y un signo de la universalidad de la Iglesia».
En su caso, cuenta que desde pequeño tenía el deseo de ser sacerdote misionero para poder viajar a otras partes del mundo, una idea que le «apasionaba». Sin embargo, con el paso del tiempo, descubrió que era Jesucristo el que le atraía. Quería «vivir su mensaje de amor y compartirlo con los demás».
Precisamente, durante su infancia conoció a unos misioneros europeos procedentes de Holanda y Alemania aunque no conocía a ningún español, quizá porque, como indica, «Indonesia no era prioridad para los misioneros españoles en aquel momento». Actualmente, de su congregación de los Misioneros del Verbo Divino hay dos misioneros en la isla de Flores anunciando «la buena noticia de Jesús».