(VERITAS) El humilde trabajo que los capellanes realizan en los hospitales públicos de Madrid ha cobrado inesperadamente interés informativo. Tras el ruido mediático de los últimos días, su participación en los llamados genéricamente “comités de ética” (aunque hay que distinguir entre el Comité de Ética para la Asistencia Sanitaria –CEAS- y el Equipo Interdisciplinar de Cuidados Paliativos) ha causado el “escándalo” en algunos sectores.
Sin embargo, la práctica hospitalaria, la acogida y el reconocimiento que el personal de los hospitales da a los capellanes, desmiente la “demonización” ideológica de la que han sido objeto. Lo explicó a Veritas un capellán del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, el padre Víctor Hernández.
El capellán comentó por ejemplo que los equipos interdisciplinares de Cuidados Paliativos, no toman decisiones médicas, sino que ofrecen al enfermo terminal “una atención integral”, y por eso se componen de psicólogos, enfermeros, auxiliares, celadores, asistentes sociales, médicos, capellanes e incluso personal de limpieza.
“A veces los pacientes se abren a las limpiadoras, dialogan con ellas; por ejemplo, si uno dice que la lejía le afecta, se procura no usarla en su habitación, y esto se comenta entre los miembros del equipo. Otras veces el capellán que ha hablado con un enfermo detecta que necesita al psicólogo, o el psicólogo detecta sus necesidades espirituales, sea católico o de otra confesión; en el primer caso lo atendemos nosotros y si no es católico nos ponemos en contacto con quien corresponda”, subraya Hernández.
En este contexto, el capellán destaca que “la asistencia espiritual tiene una importancia fundamental en los hospitales, y así lo viven la mayoría de médicos, enfermeros, asistentes sociales, psicólogos, etc.”
Por otra parte, y respecto a la eutanasia, la experiencia de este capellán con los enfermos le lleva a afirmar que “no hay una demanda real, social, de la eutanasia, sino un ruido mediático” y añade que “la eutanasia es un tema espinoso, que afecta a algo irreversible en la persona, y que es espinoso también desde el punto de vista político”.
Finalmente, haciéndose eco de un veterano capellán hospitalario, Hernández cree que “la Pastoral en el hospital es la “pastoral del recuerdo”: el sacerdote debe dejar un buen recuerdo en los enfermos y sus familias”.
“Los enfermos agradecen que les digamos “voy a rezar por ti” o “vamos a estar a tu lado”. Agradecen tener una mano amorosa y no sólo técnica. La técnica no basta. El enfermo necesita una palabra de consuelo, de amor, de Dios, a través de su Iglesia”, concluye.