(Fides) En información recogida por la agencia Fides, el diario La Folha de Sao Paulo señaló que las chicas son de etnia tariana, uanana, tucano y baré, viven en las afueras de Sao Gabriel da Cachoeira, donde el 90% de la población es indígena. «La policía, de hecho, por lo general archiva las denuncias de las madres de las niñas indígenas violadas. A menudo, después de presentar la denuncia, las pequeñas víctimas se ven amenazadas y algunas de ellas incluso tienen que huir lejos», explica la religiosa.
«Hemos presentado numerosas denuncias, pero no hemos visto resultados. Es muy triste pensar que los que deben hacer cumplir la ley no lo hacen», afirma la misionera salesiana, que trabaja desde 1984 con los indígenas y desde 2008 coordina el programa Menina Feliz, que asiste a las niñas que han sufrido abusos o han sido abandonadas.
La misionera arriesga su vida todos los días para proteger a estas niñas de la violencia de los adultos. De hecho, una chica indígena de 10-12 años en el Amazonas vale pocos euros, a veces sólo una bolsa de caramelos o una camisa. Quienes compran la inocencia de estas niñas casi siempre son varones adultos, blancos, ricos y poderosos, que saben que quedarán impunes.