«No basta decir Señor, Señor para entrar en el cielo»

Un obispo enfermo de cáncer en fase terminal exhorta a Hugo Chávez a arrepentirse de sus pecados

El Obispo Emérito de Carora (Venezuela), Mons. Eduardo Herrera Riera, que padece un cáncer terminal, envió una carta pública al presidente Hugo Chávez exhortándolo a dejar la soberbia, arrepentirse de sus pecados y reparar las injusticias, si desea compartir la «felicidad eterna en el Reino de nuestro Dios y Señor». En la carta, el Prelado le recuerda a Chávez que no basta decir «Señor, Señor» para entrar al Cielo, sino actuar según la voluntad de Dios y reparar el daño cometido.

El Obispo Emérito de Carora (Venezuela), Mons. Eduardo Herrera Riera, que padece un cáncer terminal, envió una carta pública al presidente Hugo Chávez exhortándolo a dejar la soberbia, arrepentirse de sus pecados y reparar las injusticias, si desea compartir la "felicidad eterna en el Reino de nuestro Dios y Señor".
En la carta, el Prelado le recuerda a Chávez que no basta decir "Señor, Señor" para entrar al Cielo, sino actuar según la voluntad de Dios y reparar el daño cometido, que en su caso va desde los encierros injustos, las expropiaciones ilegales y "su inexplicable prédica de odio y de violencia" que han llenado de sangre a Venezuela.
El Obispo Emérito advierte al Presidente venezolano que estas injusticias han sido impulsadas por la soberbia, el pecado que condenó a Luzbel, hoy conocido como Satanás.
A continuación la carta completa que Mons. Herrera dirigió a Hugo Chávez con fecha 9 de abril:
"Señor comandante Hugo Chávez Frías. Presidente de la República.
Se dirige a usted este anciano obispo emérito de Carora, con 84 años acuesta, que además padece las graves consecuencias de un fuerte tratamiento de quimioterapia y de radioterapia, que me han dejado extremadamente débil por haber rebajado 16 kilos de peso.
Soy como un esqueleto ambulante, que no se puede movilizar por sí solo, llevándome siempre en silla de ruedas. Todo eso me da la seguridad de que mi muerte está muy cercana. De todo esto podrá deducir la sinceridad y el sano deseo que me mueven para hablarle con la mayor claridad...
Hay una frase de Jesús en el Evangelio, que por cierto la acaba de citar el Cardenal Urosa en Televisión, que dice: ‘No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre Celestial’. Usted ha dado diversas demostraciones de fe y de confianza en Dios, llamándolo "Diosito mío", abrazando y besando crucifijos, visitando el santuario del Santo Cristo de La Grita y muchas otras cosas por el estilo.
Si todo eso se hace con sinceridad, es muy laudable y se lo aplaudo; pero, lamentablemente, eso no basta para recibir el perdón de Dios y entrar en el reino de los cielos. Es estrictamente necesario, además, reparar el mal y las injusticias que se le han causado a las personas y a las instituciones, y que usted llevado por su soberbia, las ha cometido en innumerables ocasiones.
‘El gran pecado’ llama la sagrada escritura a la soberbia, y eso fue lo que llevó al bellísimo y poderoso arcángel Luzbel a rebelarse y querer emular el poder de Dios, alzándose contra Él, junto con un grupo de ángeles que le siguieron en su loca empresa. Pero Dios envió contra ellos al poderoso arcángel San Miguel, que les presentó batalla y los venció enviándolos a los terribles y eternos sufrimientos del infierno. Desde entonces Luzbel, que ahora se llama Satanás y que no ha perdido sus dotes de inteligencia y poder, no cesa de trabajar por llevar a su reino a todos los humanos que desprecian el infinito amor y misericordia de nuestro padre Dios.
Como le decía, señor Presidente, usted ha cometido muchas y muy graves injusticias. Sólo para recodarle algunos casos más emblemáticos: La injusta prisión de María de Lourdes Afiuni y la de los tres comandantes de la policía; y así como ellos, innumerables casos más que han hecho sufrir muy gravemente a ellos y a sus familias.
Todo eso debe y puede ser reparado con una orden suya, que estoy cierto se cumpliría de inmediato de abrir las puertas de las prisiones a todos los presos políticos y, además, las puertas del país a todos los exiliados que se han visto obligados de abandonar su patria huyendo de las casi seguras represalias que Ud. les causaría.
Otro gravísimo pecado que Ud. ha cometido, Sr. Presidente, han sido las expoliaciones o robos, como se lo dijo claramente María Corina Machado. Llevado por su misma soberbia. Ud. como Júpiter tronante decía: ‘Exprópiese, exprópiese’, sin tomar para nada en cuenta las leyes que rigen en esta materia, es decir: un previo evalúo, un acuerdo con el o los interesados y un justo pago de los bienes expropiados.
Si Ud. quiere el perdón de Dios debe reparar y pagar sin demoras a los cientos de afectados, bien sean personas particulares o instituciones.
Hay, además, Presidente, otro mal tremendo que le ha causado al país: Su inexplicable prédica de odio y de violencia que le han proporcionado a casi todas las ciudades de nuestra patria ese doloroso río de sangre que diariamente corre por nuestras calles.
Usted como Jefe del Estado, es el que tiene la gravísima obligación, en primerísimo lugar, de procurar la paz y la seguridad de los venezolanos, empezando por todo aquel que posea un arma ilegalmente; atacando con firmeza y decisión a todos los grupos violentos, después de un estudio serio realizado y llevado a cabo por técnicos en la materia que los hay muy buenos en el país. Lamentablemente usted ha sido muy débil y descuidado en enfrentar ese gravísimo problema. Si no se enfrenta con decisión y valentía a solucionar ese terrible mal, también Dios le pedirá cuentas de su negligencia.
Habría, señor Presidente, algunos otros pecados sobre los cuales debería llamarle la atención, pero no quiero terminar sin hacerle ver su culpa en su inexplicable negligencia de enfrentar con decisión la horrorosa corrupción que asola a Venezuela, tanto es así que muchos piensan en su complicidad en esos hechos.
De allí se deriva la venalidad de la mayoría de los jueces que dictan sentencias injustas, las decisiones tomadas por los altos poderes del Estado que maneja a su leal saber y entender sin control ni respeto a la Constitución y a las leyes. De todo eso le tomará cuenta Dios, si Ud. no corrige de inmediato esas graves faltas.
Le dirijo esta ya larga carta, públicamente, porque quiero que la lean también sus seguidores. También ellos, si quieren salvar sus almas, tienen la gravísima obligación de pedir con la mayor sinceridad de sus corazones el perdón de Dios y de reparar todas las tropelías e injusticias cometidas.
Como podrá apreciar, mi estimado Presidente, le he hablado, quizás con mucha rudeza, pero con el mejor y más santo deseo de que algún día nos encontremos gozando de la felicidad eterna en el Reino de nuestro Dios y Señor.
Atentamente,
+Eduardo Herrera Riera
Obispo Emérito de Carora
C.I. 650.501
"Por mi vida, dice el Señor, que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que del malvado cambie de conducta y viva"
Ez. 33, 11

 

(Aci) El obispo asegura que el daño cometido por el presidente venezolano va desde los encierros injustos, las expropiaciones ilegales y "su inexplicable prédica de odio y de violencia" que han llenado de sangre a Venezuela.

Mons, Herrera advierte al Presidente venezolano que estas injusticias han sido impulsadas por la soberbia, el pecado que condenó a Luzbel, hoy conocido como Satanás.

A continuación la carta completa que Mons. Herrera dirigió a Hugo Chávez con fecha 9 de abril:

"Señor comandante Hugo Chávez Frías. Presidente de la República.

Se dirige a usted este anciano obispo emérito de Carora, con 84 años acuesta, que además padece las graves consecuencias de un fuerte tratamiento de quimioterapia y de radioterapia, que me han dejado extremadamente débil por haber rebajado 16 kilos de peso.

Soy como un esqueleto ambulante, que no se puede movilizar por sí solo, llevándome siempre en silla de ruedas. Todo eso me da la seguridad de que mi muerte está muy cercana. De todo esto podrá deducir la sinceridad y el sano deseo que me mueven para hablarle con la mayor claridad...

Hay una frase de Jesús en el Evangelio, que por cierto la acaba de citar el Cardenal Urosa en Televisión, que dice: ‘No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre Celestial’. Usted ha dado diversas demostraciones de fe y de confianza en Dios, llamándolo "Diosito mío", abrazando y besando crucifijos, visitando el santuario del Santo Cristo de La Grita y muchas otras cosas por el estilo.

Si todo eso se hace con sinceridad, es muy laudable y se lo aplaudo; pero, lamentablemente, eso no basta para recibir el perdón de Dios y entrar en el reino de los cielos. Es estrictamente necesario, además, reparar el mal y las injusticias que se le han causado a las personas y a las instituciones, y que usted llevado por su soberbia, las ha cometido en innumerables ocasiones.

‘El gran pecado’ llama la sagrada escritura a la soberbia, y eso fue lo que llevó al bellísimo y poderoso arcángel Luzbel a rebelarse y querer emular el poder de Dios, alzándose contra Él, junto con un grupo de ángeles que le siguieron en su loca empresa. Pero Dios envió contra ellos al poderoso arcángel San Miguel, que les presentó batalla y los venció enviándolos a los terribles y eternos sufrimientos del infierno. Desde entonces Luzbel, que ahora se llama Satanás y que no ha perdido sus dotes de inteligencia y poder, no cesa de trabajar por llevar a su reino a todos los humanos que desprecian el infinito amor y misericordia de nuestro padre Dios.

Como le decía, señor Presidente, usted ha cometido muchas y muy graves injusticias. Sólo para recodarle algunos casos más emblemáticos: La injusta prisión de María de Lourdes Afiuni y la de los tres comandantes de la policía; y así como ellos, innumerables casos más que han hecho sufrir muy gravemente a ellos y a sus familias.

Todo eso debe y puede ser reparado con una orden suya, que estoy cierto se cumpliría de inmediato de abrir las puertas de las prisiones a todos los presos políticos y, además, las puertas del país a todos los exiliados que se han visto obligados de abandonar su patria huyendo de las casi seguras represalias que Ud. les causaría.

Otro gravísimo pecado que Ud. ha cometido, Sr. Presidente, han sido las expoliaciones o robos, como se lo dijo claramente María Corina Machado. Llevado por su misma soberbia. Ud. como Júpiter tronante decía: ‘Exprópiese, exprópiese’, sin tomar para nada en cuenta las leyes que rigen en esta materia, es decir: un previo evalúo, un acuerdo con el o los interesados y un justo pago de los bienes expropiados.

Si Ud. quiere el perdón de Dios debe reparar y pagar sin demoras a los cientos de afectados, bien sean personas particulares o instituciones.

Hay, además, Presidente, otro mal tremendo que le ha causado al país: Su inexplicable prédica de odio y de violencia que le han proporcionado a casi todas las ciudades de nuestra patria ese doloroso río de sangre que diariamente corre por nuestras calles.

Usted como Jefe del Estado, es el que tiene la gravísima obligación, en primerísimo lugar, de procurar la paz y la seguridad de los venezolanos, empezando por todo aquel que posea un arma ilegalmente; atacando con firmeza y decisión a todos los grupos violentos, después de un estudio serio realizado y llevado a cabo por técnicos en la materia que los hay muy buenos en el país. Lamentablemente usted ha sido muy débil y descuidado en enfrentar ese gravísimo problema. Si no se enfrenta con decisión y valentía a solucionar ese terrible mal, también Dios le pedirá cuentas de su negligencia.

Habría, señor Presidente, algunos otros pecados sobre los cuales debería llamarle la atención, pero no quiero terminar sin hacerle ver su culpa en su inexplicable negligencia de enfrentar con decisión la horrorosa corrupción que asola a Venezuela, tanto es así que muchos piensan en su complicidad en esos hechos.

De allí se deriva la venalidad de la mayoría de los jueces que dictan sentencias injustas, las decisiones tomadas por los altos poderes del Estado que maneja a su leal saber y entender sin control ni respeto a la Constitución y a las leyes. De todo eso le tomará cuenta Dios, si Ud. no corrige de inmediato esas graves faltas.

Le dirijo esta ya larga carta, públicamente, porque quiero que la lean también sus seguidores. También ellos, si quieren salvar sus almas, tienen la gravísima obligación de pedir con la mayor sinceridad de sus corazones el perdón de Dios y de reparar todas las tropelías e injusticias cometidas.

Como podrá apreciar, mi estimado Presidente, le he hablado, quizás con mucha rudeza, pero con el mejor y más santo deseo de que algún día nos encontremos gozando de la felicidad eterna en el Reino de nuestro Dios y Señor.

Atentamente,

+Eduardo Herrera Riera

Obispo Emérito de Carora

C.I. 650.501

"Por mi vida, dice el Señor, que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que del malvado cambie de conducta y viva"

Ez. 33, 11

 

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14 comentarios

Percival
... Y no logra retratar completamente el cuadro dantesco de la moral en el país. La obra destructora del gobierno actual es difícilmente reductible a un elenco: no hay cosa aquí que no haya sido corrompida hasta el tuétano.
Lo más rastrero del marxismo sesentero y castrista, la inflitración militar de todo aquello donde haya dinero (especialmente el mundo del narcotráfico) ha herido profundamente esta tierra. Necesitará décadas para recuperarse. Si cambia la política... que está por verse.
19/04/12 5:52 PM
ANONIMO
Soy 100% Cristiano Católico y chavista tambien, y todo lo que dice el Obispo de Carora es cierto oremos todos por la convercion del Presidente de la República.
19/04/12 8:40 PM
Gloria Aponte
Querido Padre yo se que es nuestro deber como cristianos católicos es simpre exhortar al bien, pero lamentablemente debo decirle que hay cosas que solo con la gracia del Espíritu Santo fucionan, ojalá ese señor presidente que ha sido y sigue siendo tan malo con su pueblo reciba los dones necesarios para darse ciuenta de sus actos y arrepentirse de tantas maldades de las cuales es responsable directa e indirectamnete.
Personalmente por su aspecto sospecho de su enfermedad y dudo de su arrepentimiento pero como para Dios no hay nada imposible....quien sabe.
Que Dios y la Virgen lo bendigan a usted y lo lleven al cielo
19/04/12 9:56 PM
ruben dario
ojala la voluntad de DIOS sea ayudar a este sr que ha heco mucho daño gracias a esa soberbia que lo posee ahora que esta enfermo si se recuerda de DIOS ojala lo escuche
19/04/12 10:44 PM
maritza cardoza
que la santisima trinidad y la divina misericordia sanen a todos los enfermos de cancer terminal en especial a monseñor padre santo que a trbajado por el Reino pase tu mano sanadora sobre tu hijo Eduardo Herrera y calmale sus dolores de esa enfermedad y que se haga su santa voluntad y no la nuestra
20/04/12 4:04 AM
tarja
¡ Qué buena predicación la de este Obispos !. Predica desde su experiencia cristiana. No habla sólo por hablar. Habla con su vida unida a la Pasión de Cristo. Espero que Chavez le hará caso y morirá cristianamente.
20/04/12 10:23 AM
leibnitz
Dios haga fructificar esta carta de monseñor Herrera tanto en el corazón del Presidente como en el de todos sus seguidores, sin los cuales aquel no podría mantener un minuto más las injusticias. Desde Madrid, concretamente en el distrito de Chamberí, cerca de mediodía, ruego a la Reina del Cielo por su querido hijo, y vicario de su Hijo, Eduardo Herrera,para que acorde con lo que orábamos hoy en misa, conserve los dones pascuales y alcance la vida eterna, la vida que supera infinitamente las desdichas de este mundo; y que aguarda también al señor Presidente de Venezuela y a sus muchos cómplices necesarios, la vida que aguarda al señor Chaves y sus muchos cómplices en el Sagrario de cualquier iglesia de Venezuela, la vida al alcance tras el perdón de Jesús en el confesonario, con el necesario propósito de enmienda y reparación de los daños cometidos. No rechacen la alegría que les propone monseñor Herrera; no permanezcan ni hagan permanecer a su pueblo en la tristeza deseperada de quien morirá para no vivir jamás. La Reina del Cielo ruegue al Señor por el Presidente y sus muchos cómplices necesarios. Alégrate Virgen María, porque la Resurrección nos ha traído tantos ministros sagrados santos.
20/04/12 12:43 PM
Ricardo de Argentina
http://www.youtube.com/watch?v=cjKODN9JHY0&feature=related

Chávez tendrá que arrepentirse de barbaridades como ésta si quiere tener alguna chance cuando los gusanos empiecen a hacer su trabajo.
20/04/12 3:03 PM
Gregory
Conmovedoras palabras las de Mons. Herrera Riera y sobre todo palabras hachas por ua persona que comprende el dolor del padecimiento de una enfermedad como el cancer de manera que no es una persona que ignora lo que el comandante presidente padece en estos momentos. Su mensaje a Chávez es un llado a la conversión así como de solidaridad.
21/04/12 2:07 AM
José Manuel Zubicoa Bayón
Esto es hablar como un obispo fiel a la misión que Dios le ha encomendado y caritativo para con el prójimo.
Mons Herrera no se limita a las premisas primeras (hay que arrepentirse de los crímenes y repararlos), sino que por caridad le dice a Chávez cuáles son.
Ahora falta lo más importante: la gracia, la acción y la presencia del Espíritu Santo en el alma de Chávez para que haga lo que le dice Mons. Herrera y se salve. Se lo pido a Dios de todo corazón. José Manuel Zubicoa Bayón
21/04/12 2:58 AM
KAOSHISPANO
Un obispo con la conciencia politica bien puesta... muchos del resto parece que fueran delegados del lelo de la cienciologia tomito cruise.
21/04/12 3:29 AM
Luis
Que pena me da este individuo de Chávez lo único que se me ocurre es que cuando nació no se dieron cuenta y se le cayeron tres tornillos y no se dieron cuenta ,es por eso que él se comporta de esa manera no esta en sus cabales vive en un mundo que el solo lo entiende tejiendo conspiraciones que lo quieren matar que pena porque parece ser que no lo quiere ni dios y el diablo a Venezuela le queda muy bien el dicho peruano que dice Venezuela es un mendigo sentado en un banco de oro, pero el único que maneja ese banco como su caja chica es el loquito de Chávez ,el popular alibaba ,que viva la democracia en el mundo entero abajo las dictaduras.
21/04/12 2:59 PM
Juan R. Amado
Es conmovedor las palabras del Senor Obispo de Venezuela , al Presidente Chavez. Lo cierto es que todos los que se han rendido, al asesino de Cuba Fidel Castro, tarde o tempano ha terminado sus vidas en forma catastroficas. El Che Guevara, Camilo Cienfuegos, el General Ochoa y miles que siguieron este Lucifer de Cuba, han terminado sus vidas en el paredon de fusilamiento o en alguna forma traicionados por este Lucifer de Cuba.Tendra tiempo Chavez de arrepentimiento? Solo Nuestro Dios lo sabe.
26/04/12 5:14 AM
gloria
La verdad que uno cree conocer es siempre relativa pues se debe confiar en el relato de las partes opuestas. Cada parte tiene sus razones. Chavez y chavistas por un lado y oposicion por otra. Yo solo se y estoy segura de esto porque lo vi y lo vivi. La supina pobreza del pueblo venezolano como la extrema pobreza y enfermedad derivada de la desnutricion del pueblo cubano aquejado de una deficiencia ocular y sin medicamentos, cuando a los turistas se nos ofrecia una atencion medica de primer mundo. Chavez tb fue generoso con paises extranjeros al contribuir con Cristina, con Evo, con lugo y con Correa. Y su pueblo? Yo escuche de taxistas, empleadas de supermercados y de empresarios, venezolanos todos, que tenian terror de expresarse y de contar la realidad de Venezuela en manos de Chavez. Entonces, a quien debo creer? Al venezolano o a Chavez y sus seguidores? A Castro o a su sufriente pueblo?.......Ud decida tambien.
1/01/13 5:29 PM

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