(Efe) La reforma de la ley propuesta por el Gobierno, que cuenta con bastante oposición entre los diputados, pretende limitar los subsidios semanales percibidos por una familia para que no superen los ingresos medios de los trabajadores.
La carta, firmada entre otros por el Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, máxima autoridad de la Iglesia de Inglaterra, asegura que esta institución tiene "la obligación moral de hablar por aquellos que no tienen voz" y califica el límite en los subsidios como "profundamente injusto".
Los obispos piden a los miembros del Gobierno introducir una serie de enmiendas a la reforma de la Ley de Bienestar, para proteger a los niños más pobres de la sociedad, especialmente los que forman parte de familias numerosas y que viven en grandes ciudades.
El Gobierno británico, que calcula que la medida puede suponer un ahorro de 192 millones de libras (unos 224 millones de euros), considera además que es una manera de incentivar a la gente para que trabaje en lugar de vivir de las ayudas del Estado. Sin embargo, la organización humanitaria Childrens Sociaty denunció que esta reforma supondrá retirar los subsidios a 210.000 niños y puede dejar sin casa a 80.000 personas.
En la carta los obispos anglicanos aseguran que "sienten la obligación de hablar por los niños que pueden enfrentarse con una grave pobreza y con perder potencialmente sus casas, como resultado de las opciones o circunstancias de sus padres".
La carta propone que se haga una diferenciación a la hora de limitar los subsidios entre aquellos hogares en los que viven niños y en los que no, y concluye que esperan que el Gobierno "escuche y tenga en cuenta nuestra petición por el bien de los más vulnerables de nuestra sociedad".