A los menores y aspirantes del IVE
Hoy son 25 años de que ingresé al seminario menor… es verdad que no son bodas de plata de religioso, ni de sacerdocio, ni de misión… Pero a mí me llena de alegría poder recordar esta fecha. Por la sencilla razón de que para mí, ciertamente son 25 años de que dejé mi casa para entrar al seminario, que sin ser cursi, puedo decir, que fue el día que me dispuse a seguir a Cristo de cerca.
Al escribir esto lo hago pensando especialmente en los menores y las aspirantes. No sólo los de Argentina, sino que pienso en todos los menores y aspirantes de la Congregación. Y lo que me mueve a esto es que tal vez en el alma de ustedes viven los mismos sentimientos que pasaban dentro de mí cuando a los 14 años, ingresé al menor.
Muchos de ustedes me han escuchado decirles, que jamás me olvidaré de aquella primera noche que dormí en el menor de la calle Rawson, en San Rafael. Había estado otras veces de visita allí, y me había quedado a dormir. Pero ahora era distinto… esa noche del 24 de febrero, al acostarme se me dio por pensar en esto: “A partir de hoy, ésta es mi casa”. Ahora estoy convencido que ese pensamiento fue una gracia de Dios… una de esas gracias que Él nos concede en cada momento, durante toda la vida… para alentarnos, animarnos. Me ha iluminado siempre esa idea.