“Hay rumores de que no sé quién es no sé qué”
El título del post lo dejó el lector José Ángel Antonio comentando cómo “para algunos blogueros el blog es ocasión de murmuraciones, chismes, rumores, quejas infundadas [….]”. Algo parecido nos dice Sto. Tomás de Aquino:
“En la conversación ordinaria pecan a veces contra este mandamiento [VIII] cinco clases de individuos. 1) Los detractores […] 2) Los que escuchan a los detractores con gusto […] 3) Los chismosos […] 4) Los aduladores […] 5) Los murmuradores […]” (Sobre los mandamientos,1. c. , pp. 279-280).
Jesús observa a sus apóstoles conversando y les pregunta, según el Evangelio del XXV Domingo de Tiempo Ordinario: “¿De qué discutíais por el camino?” (Mc. 9, 33). Ellos callaron porque sabían que su conversación no era una muy santa, sino que se preguntaban quién era el mayor de ellos. Lo mismo preguntó el Señor a los discípulos de camino a Emaús [uno de los dos era S. Cleofás (s.I)]:
“Ellos se detuvieron entristecidos, y tomando la palabra uno de ellos por nombre Cleofás, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no conoce los sucesos en ella ocurridos estos días? […]Y Él les dijo: ¡Oh hombres sin inteligencia y tardos de corazón para creer todo lo que vaticinaron los profetas! ¿No era preciso que el Mesías padeciese esto y entrase en su gloria? Y comenzando por Moisés y por todos los profetas, les fue declarando cuanto a Él se refería en todas las Escrituras.” (Lc. 24, 17-18. 25-27)
La conversación de los apóstoles y la de los discípulos entre sí no era siempre muy santa, pero ¡qué diferencia entre los efectos de esas conversaciones con las del Señor!: “¿No ardían nuestros corazones dentro de nosotros mientras en el camino nos hablaba y nos declaraba las Escrituras?” (Lc. 24, 32) ¿Qué hace que una conversación sea mala, frívola, útil o santa? ¿En qué categoría(s) se encuentran sus propias conversaciones por Internet?
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De “La teología de la perfección cristiana” por el P. Antonio Royo Marín, O.P. [traducida de una copia en inglés, negrita no en esa copia]:
”1) Conversaciones malas.
“Simplemente para permanecer en el estado de gracia, es necesario para el alma evitar con cuidado toda clase de conversación pecaminosa. Cuando uno habla o escucha voluntariamente y con satisfacción a cosas que ofenden gravemente la pureza, la caridad, la justicia o cualquier otra virtud cristiana, comete un pecado, y en algunas instancias – como en el caso de la calumnia – un pecado que le obliga a uno a la restitución. Es imposible que un alma se entregue a estos pasatiempos vergonzosos y todavía alcance la perfección. Se coloca en gran peligro, y hasta compomete su salvación eterna. La mentira, las palabras duras, las discusiones inútiles, la murmuración, la calumnia, la violación de secretos, conversaciones obsenas o excesivamente libres, el lenguaje vulgar, o el lenguaje envidioso o malicioso, etc., deben de ser definitivamente rechazados por cualquier alma que aspire a la verdadera santidad, porque sin esto, no se puede alcanzar la santidad.
“2) Las conversaciones frívolas.
“Hay conversaciones que, sin constituir un grave pecado por razón de su objeto o intención, no son justificados ni por necesidad o provecho de uno mismo o de otro. Bajo esta categoría caen todas esas palabras inútiles de las cuales Nuestro Señor dice que un día tendremos que dar cuenta (Mt. 12, 36). Hablar sin utilidad para uno mismo o para el prójimo de uno es pervertir la palabra del objeto al que Dios en el plan de Su divina providencia lo asignó. En vez de hacerlo un instrumento para el bien, uno lo hace servir cosas inútiles. Uno habla para decir nada, y esto es en sí un acto reprensible.
“Esta doctrina tiene una aplicación particular a los que están adictos a hacer visitas y llamadas sociales. Hay incontables efectos negativos que siguen a estas frecuentes e interminables visitas, aparte de la pérdida de tiempo y la falta de recogimiento. Debemos ver en esto una de las principales razones de la mediocridad de tantas personas devotas que, confesándose con frecuencia, recibiendo la Comunión a diario, y prcticando una gran cantidad de ejercicios píos (a veces demasiados), nunca parecen dar un paso adelante en el camino a la santificación. En muchos de estas conversaciones interminables, una de dos cosas suele pasasr: o la conversación recurre a criticismos poco caritativos o se degenera a pueriles e inútiles cotorreos.
“Las almas que se aburren cuando están solas, que buscan la compañía de otros para descargar sobre ellos su incontinencia verbal, que rechazan reprimir este exceso, que abruman a sus desafortunadas víctimas con conversaciones intútiles, que son siempre los primeros en enterarse de cosas nuevas y de difundir noticias y en comentar y criticar todo pueden ser facilmente descartados de la perfección cristiana. Nunca la alcanzarán, ni dejarán que otros la alcancen. [12] El director espiritual debe ser muy severo con estas almas. Como uno está tratando aquí, no de faltas de debilidad, sino de frivolidad voluntaria, después de unas pocas caídas – y sólo unas pocas, cinco o seis – el director debería rechazar continuar una dirección que sería completamente inútil.
“Todo lo que es perfectamente honesto en sí y que no daña a nadie y es de beneficio al prójimo o a uno mismo es lícito, y suele ser aconsejable. Este principio tiene una variedad de aplicaciones y puede ser usado para resolver muchos casos. En el recreo, especialmente, uno lo tendrá que tener en cuenta. Entretener al prójimo con un chiste de buen gusto podría ser una obra excelente de caridad, si uno lo hace con la intención correcta. Por otro lado, nunca deberíamos permitirnos, aun bajo el pretexto de animar a uno que ha sido ofendido, criticar nuestro prójimo, o hacer una broma a costa de otro, insinuar una sospecha malvada, levantar la envidia, o fomentar rencor. Entre las personas que se dedican al estudio, es una forma excelente de evitar las conversaciones intútiles si uno abre un debate sobre un punto disputado que levantará el interés y la atención de todos, pero uno debería evitar cuidadosamente los argumentos apasionados o las expresiones de falta de respeto por los que mantienen la opinión opuesta.
“4) Conversaciones santas.
“Estas conversaciones tienen como su inmediato propósito el bien espiritual de uno mismo y del prójimo. No hay nada tan reconfortante o alentador al alma como una conversación santa con personas que están animados con un sincero deseo de santificarse. El intelecto es iluminado, el corazón es inflamado, y la voluntad facilmente hace resoluciones santas. Es imposible calcular el bien que puede ser hecho con una palabra discreta y un consejo oportuno a un alma que está molestada por la tentación o deprimida con el desánimo. Con dulzura y discreción, sin hacerse ofensivo con demasiada insistencia, pero a la manera de un discípulo más que de un maestro, el alma que aspira a la perfección intentará alentar estas santas conversaciones que llevan tanto bien a almas y unen el corazón más estrechamente a Dios. (Parte III, Cap. 5)”
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“Si alguno no peca de palabra, es varón perfecto, capaz de gobernar con el freno todo su cuerpo.” (Santiago 3, 2) Que S. Cleofás interceda por nosotros para que tengamos más conversaciones útiles y santas en nuestras vidas.
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Qué tipo de conversación abunda más en su vida cotidiana? ¿Hay alguna diferencia entre sus conversaciones por Internet y fuera de Internet? ¿Cómo cree que se pueden alentar las conversaciones santas?
Mañana: Ss. Cosme y Damián – “el último de todos y el servidor de todos” (Mc. 9, 35)
51 comentarios
1- Un chismorreo, comentario imprudente, o "sospecha malvada" en conversación privada la oyen solo unos pocos y se puede olvidar enseguida. En cambio, en Internet la oyen muchos más y no se olvida: queda en el caché de Google: "Pepito Pérez me han dicho que es masón o tiene una hija secreta o una amante y va de católico". Aunque Pepito lo niegue, el bulo o rumor siempre quedará en Google para quien haga una búsqueda sobre Pepito Pérez. Por lo tanto, publicar chismorreos en un blog causa mucho más daño.
2- El Señor enseña a corregir a los hermanos, pero él siempre piensa primero en un encuentro personal, en privado, dos solos... corazón con corazón, acercarlo a la verdad... quizá deba ser por pasos paulatinos y en plazos largos de tiempo. En cambio una denuncia en un blog ("he oído que en tal parroquia el cura pepito hace tal abuso litúrgico") no es el tipo de corrección fraterna, cercana, etc... que el Señor pide.
3- En Internet todo suena más fuerte, más pendenciero, más beligerante... la misma cosa, si se dice ante la persona, tomando un café... se hace con más caridad, más sinceridad, buscando no herir sino compartir una verdad que quizá el otro no sabía... y además, el otro tiene así derecho a réplica...
4- El demonio y los anticlericales se alegran cuando ven en Internet las estériles peleas entre cristianos de distintas sensibilidades; en cambio, muchos cristianos de fe débil o muy sensibles a esta falta de fraternidad ven debilitarse su fe y se hastían...
5- Claudia K. hace mucho que se convirtió a la fe y predica la castidad, pero las fotos porno de su juventud siguen circulando en Internet: le gusta a muchos señalar con el dedo los pecados de los demás, incluso pecados ya confesados y perdonados. Internet permite difundir la basura tanto como la virtud: muchos blogueros cristianos prefieren difundir basura (a menudo inventada o rumoreada) en vez de promover la virtud.
6- Las conversaciones espirituales de nivel requieren intimidad: la intimidad de Internet es falsa e inadecuada para esto.
7- Internet es bueno para transmitir contenidos y enseñanzas, pero es muy defectuoso para crear fraternidad y comunidad. Si te crees que tienes fraternidad o comunidad con una gente a la que tratas solo por Internet, te engañas. (Otra cosa es mantener el contacto con gente a la que conociste en persona y les tienes un trato fraterno previo).
8- Con tantos millones que no conocen ni lo básico de la buena nueva, su alegría liberadora, etc... parece una pérdida de tiempo dedicar muchos blogs a debatir si las guitarras me distraen en misa o si el motete me salió poco palestrinense.
Sé de primera mano lo difícil que es expresarse bien por Internet y he tenido algunos malentendidos por no poder ver los gestos ni oír el tono con el que alguien dice algo (que creo haber leído que las palabras en sí son una parte mínima de la comunicación entre personas). Con un lector en particular no fue hasta que nos comunicamos por correo electrónico, de forma más privada, que pudimos aclarar algo el malentendido entre él y yo. El correo electrónico también tiene sus limitaciones, pero ayuda algo.
Tiene razón en que el trato personal es mucho mejor, pero me ha sorprendido en los meses del blog lo mucho que pueden afectar y ayudar las conversaciones por Internet, aunque en mi caso veo como desventaja que la mayor parte del tiempo son tan interrumpidas las "conversaciones" y no ayuda tampoco la diferencia de hora.
Respecto a los temas que se tratan, creo que lo bueno es que cada uno es libre de elegir lo que se lee, discerniendo bien el uso del tiempo y de la palabra, ya que el Internet refleja en cierto modo cómo somos fuera de este espacio. Gracias por su interesante comentario.
AL hablar, pensar antes que es de una persona por la que Jesús derramó su preciosísima Sangre, padeció una tremenda Pasión. Si Él hizo eso por esa y todas las personas, ¿Quién soy yo para juzgar a nadie, vilipendiarlo, criticarlo? Lo malo es malo ,pero de ahí a ir criticando a la gente y menos en un medio universal...va un abismo
Prefiero el trato personal, no hay nada que pueda sustituir una expresión, unos ademanes, una mirada. El lenguaje, en ese caso, es inequívoco. No así en Internet, lugar en el que se puede engañar con facilidad, salvo que la frecuencia pueda demostrar la coherencia de las ideas. En estos blogs, más o menos, puede llegar uno a hacerse una idea de la personalidad de los participantes habituales, pero sólo una idea. Porque sólo se transmite lo que requiere el momento y puede entenderse fuera del contexto de la persona, por lo que la opinión puede quedar coja.
El lenguaje escrito es difícil porque no se puede abarcar la dimensión total de lo que queremos decir, la entonación adecuada (que yo considero importantísima), y, una vez dicho, es difícil volver atrás porque la lectura queda y, al volverlo a leer, nos puede producir el mismo sentimiento. Y si bien podemos pedir disculpas parece como si el error no pudiera borrarse.
En cuanto a las críticas, pues no comparto del todo lo expuesto por los compañeros porque hay cosas que no se pueden consentir y si no se denuncian públicamente, quedarían en la sombra y sin enterarse nadie. E Internet es una interesante herramienta para poder informarse de las incorrecciones que se producen y con la crítica, intentar o que no vuelvan a ocurrir o corregir a los incorrectos. Lo que no me parece bien, es el ejemplo que se ha trasladado. Si una persona está arrepentida de una vida pasada y la mejora, debe respetarse absolutamente su decisión y no cebarse con un pasado al que ha renunciado.
No utilizo Internet, más que para trabajar, estudiar o gestiones privadas. Mi primera experiencia en los blogs es ésta porque nunca me ha gustado participar en foros y tampoco tengo tiempo para ello. Intento dosificar mis entradas, por tiempo y porque produce adicción, cuestión que debería cuidarse. No ya sólo por salud psíquica, sino porque espaciando la participación, las intervenciones resultan más objetivas y fructíferas. Salvo casos en los que se esté debatiendo un asunto puntual, por ejemplo.
Me pregunto, a veces, ¿cómo podemos vigilar a nuestros hijos para que no sean adictos a Internet si somos los propios padres quiénes estamos aquí?
Perdón por la extensión pero has sacado un tema, María Lourdes, que me interesa muchísimo. Disculpas.
Me gusta la anécdota de S. Felipe Neri diciéndole a alguien que murmuraba mucho que para crecer en santidad debería coger una almohada de plumas y caminar por la ciudad esparciéndolas. Al volver, le dijo a esa persona que recogiera todas las plumas, algo tan imposible como rectificarse uno de lo dicho a otros. Un saludo.
Creo que lo difícil es corregir cuando hace falta sin juzgar a la persona y por otro lado, no dejar de corregir por comodidad, por ejemplo, cuando tenemos la ocasión de hacer algún bien. Me parece una muestra de caridad maravillosa cuando uno lo hace por Internet, arriesgando el qué pensarán otros por el bien de alguien, simplemente teniendo en cuenta el amor de Dios antes que los intereses propios. Un saludo.
Y el asunto estaba como pintado. No se ríen ellos de nosotros, no nos atacan, pues ahora es la nuestra, nos vamos a reir de ellos ( más por el padre que por las niñas, eso sí, pero nos vamos a reir.)
¿No hubiera sido mejor que rezaramos por ellas?, porque se que por mis hijos hay quien reza y se que por los hijos de Vds. también. Pero ¿reza alguien por ellas? Encima contribuimos a crearles un disgusto y una vergüenza a las pobres crias.
¿Realmente hemos actuado cristianamente en este asunto?
Hoy quiero confesar que entre todas las cosas que me gustan de este blog hay una que brilla por encima de todas las otras y por encima de la mayoria de blogs de esta página y de otras páginas, de páginas que podemos llamar "conservadoras" y de páginas que podemos llamar "progresistas": En este blog no he visto nunca una actitud de desprecio o de insulto o de murmuración contra nadie, he visto defender valientemente y sin tapujos las posturas de la autora pero con un gran respeto, con un gran amor hacia todos.
Una vez dije que era el único blog de esta página que me leo siempre. Y es verdad y es precisamente por ello.
Para acabar y volviendo a la foto que ya saben propongo que recemos también por ellas y por los padres. A lo mejor, si Dios quiere, un día podamos verlas en la Santa Misa o compartiendo nuestras creencias. Para Dios nada es imposible.
Hablando de interrupciones... empecé a contestarle ayer (hora en EE.UU.) la pregunta que plantea sobre el uso del Internet y no llegué a hacerlo por interrumpirme mi hijita. Pues como dice, "espaciando las inteervenciones" se me ocurrió comentarle algo del libro del P. Royo Marín, O.P., pero esperaré a ponerlo en un post sobre los Santos Arcángeles de Dios. Muchísimas gracias por compartir su reflexión del tema. Un saludo.
Le agradezco mucho su apoyo del blog. La verdad es que es el respeto de los comentaristas lo que contribuye mucho al ambiente en el blog, hasta de los que han tenido algún comentario o comentarios borrados, y especialmente ellos. No me refiero a los que dejan comentarios que son claramente spam (palabras sueltas sin sentido, enlaces inapropriados sin más explicación...) y se borran sin más, sino de los que respetaron mi decisión de no publicar sus comentarios por el motivo que fuera en cada caso.
Pienso que me es más fácil no despreciar a nadie con la ayuda del Señor precisamente porque me he equivocado algunas veces. Hay comentarios que he borrado tras pensármelo mucho, que por correo electrónico pude ver que se debió a malentendidos y a un error mío. Hubo un caso reciente así, que se solucionó en privado, por correo electrónico con ese lector, y cuyos comentarios volví a publicar y luego acabó haciéndome un favor ese lector. Por eso creo que sus amables palabras son más un reflejo del nivel de los comentaristas que pasan por aquí que de lo que intento hacer. Un saludo.
Hay que tener un gran balance entre el cuidado de la fama por un lado, y la necesaria difusión de los crímenes y pecados públicos en defensa del bien común. En el nombre del cuidado de la fama, se han perpetrado verdaderas barbaridades, y creo que en eso, Benedicto ha enseñado que mejor que el silencio es la verdad y la justicia. El sistema de ocultamiento y preservar la fama a cualquier precio, incluso con peligro de menores o de fieles que se escandalizan, se acabó.
Gracias a Dios por internet, gracias a Dios por acabar con el secretismo.
Pienso dedicar un post al tema del escándalo que se trató en el Evangelio de la Misa de ayer, un tema muy oportuno. Hay "escándalos" que en el fondo no lo son. Un saludo.
San Gregorio Magno.
Un saludo.
"La anécdota del almohadón de plumas era la favorita de todo cura pederasta que era acusado"
Sí, era la favorita de todos los acusados: tanto de los inocentemente acusados como de los culpables. Y, la invocaran unos o otros, es una gran enseñanza que deberían seguir todos aquellos con capacidad de difusión. La murmuración y el chismorreo no dejan de serlo porque un pederasta las denuncie. Como dice Santo Tomás Moro en "un hombre para la eternidad": "incluso al demonio le concedería el beneficio de la duda".
"la necesaria difusión de los crímenes y pecados públicos en defensa del bien común."
Antes de "difundir crímenes y pecados públicos" lo cristiano es: 1) asegurarse al 100% de que se ha cometido relamente el crimen; 2) asegurarse al 100% de que el pecado es realmente "público", 3) asegurarse al 100% de que la difusión del pecado es necesaria (¡¡¡necesaria!!) para defender el bien común. En mi opinión, es muy difícil cumplir todas esas condiciones, pero sin ellas, se cae en murmuración.
--- "Cuando alguien se escandaliza de la verdad, mejor es consentir el escándalo que ocultar la verdad" San Gregorio Magno.
"Hermanos, no murmuréis los unos de los otros." Carta del Apostol Santiago, capítulo 4, versículo 11, Palabra de Dios.
La noticia no es "estas niñas son más o menos feúchas" y quien así la difunde hace mal.
La noticia es: "si nuestro presidente permite que sus hijas vistan así para ver al presidente de EEUU y hacerse fotos con él, ¿qué idea de la educación tiene, y qué quiere hacer con nuestros hijos?"
ZP es una figura pública que decide sobre la educación de millones de niños. Él mismo ha elegido sacar a sus hijas al foro público al llevarlas a un encuentro con Obama, sin necesidad. Él mismo ha dejado que "se vistan "como quieran". Es una información relevante para los adultos y padres de familia con derecho a voto: ese es su modelo de "normalidad". Los votantes tenemos derecho a saberlo... y comprender la mentalidad de ZP.
Si las niñas hubieran ido [...] a una discoteca [...], no pasaría de ser "cosas de adolescentes". Pero que ZP se las lleve así a un acto formal es una declaración de intenciones que el votante tiene derecho a conocer.
El tema no es juzgar a las niñas, sino discernir a nuestros dirigentes, a los que escogemos.
Su anterior comentario a ese me parece muy acertado y estoy de acuerdo con su respuesta a Luis. Además, las 3 condiciones que menciona son muy útiles y se deberían de tener en cuenta más a menudo. Un saludo.
[...] Es un gravísimo error cubrir los crímenes. Es un gravisimo error hipertrofiar hasta tal punto el problema de la calumnia que la denuncia de un abuso sexual se tapa y se vuelve imposible, como ocurría en la Iglesia antes de la crisis de los noventa.
La fama es un valor inferior al bien comùn.
Nunca más la impunidad, el secreto y el cover up.
Benedicto lo ha dicho: cuànta suciedad en la Iglesia, aún en los cargos más altos. Tolerancia cero y transparencia total. Difusión de los crímenes y cárcel a los abusadores. Y NUNCA MAS EL SECRETO, LA POLITICA DEL TRASLADO Y EL COVER UP. [...]
Pidio perdón y pidió algo muy especial: ESCUCHAR SIEMPRE A LAS VICTIMAS. Siempre. Nunca más el insulto, el discurso de que son "resentidos", "calumniadores", "enemigos de la Iglesia".
Como católica en los EE.UU., me parecen deplorables los casos que menciona ocurridos en este país y no me parece que se trató el asunto de la mejor manera posible en sus comienzos, como tampoco me parece acertado cómo se lleva a cabo esa "tolerancia cero y transparencia total" en los medios de comunicación. La denuncia me parece necesaria, pero no de tal forma, por ejemplo, que se vea de mala luz a todos los sacerdotes, la gran mayoría de los cuales son inocentes de esos crímenes. No lo digo por decir, sino porque la forma poco caritativa en que se tratan esas noticias en los medios de comunicación me afectan también como católica.
Creo que se puede y se debe hacer denuncias sin que por ello se lleve a cabo las conversaciones "malas" o "frívolas" a las que se refiere el P. Royo Marín. El Papa Benedicto XVI, a quien menciona, es un gran ejemplo de alguien que no pierde su tiempo con palabras frívolas o malas, sino bien medidas y caritativas. Que el Espíritu Santo nos ayude a hacer siempre lo mismo. Un saludo.
El discurso del almohadón de plumas, en ciertas materias, es muy peligroso. Recomiendo, al respecto, el libro del catolico tradicionalista Michael Rose, "Good bye, good men". Y la siempre atenta vigilancia de la New Oxford Review.
El escándalo es el cover up.
Disculpa la vehemencia, Lourdes.
Como todavía hay investigaciones pendientes del segundo caso que menciona, prefiero no dejarlo. Con un ejemplo creo que basta. Un saludo.
http://www.newoxfordreview.org/
Parte III
Cap. 24 - "De las conversaciones y de la soledad"
Cap. 26 - "Del modo de hablar, y primeramente como se ha de hablar con Dios"
Cap. 27 - "De la decencia de las palabras y del respeto que se debe a las personas"
Cap. 29 - "De la maledicencia"
Cap. 30 - "Algunos avisos más acerca de hablar"
de la cadena INTERECONOMIA para su difusion entre los responsables de los programas
inutil enviarlo a las otras cadenas porque en el mejor de los casos posibles ni p. caso
una pregunta al autor del articulo:
es moralmente reprobable sintonizar Intereconomia
en programas como mas se perdio en cuba o gato al agua?
"Respondo: Como se ha expuesto (q.72 a.2), los pecados de palabras deben ser juzgados principalmente conforme a la intención del que las dice. Ahora bien: la detracción, por su naturaleza, se ordena a denigrar la reputación de alguien. De ahí que sea propiamente detractor el que hable de alguien en su ausencia con el fin de denigrar su fama. Y arrebatar a una persona su reputación es cosa muy grave, puesto que entre los bienes temporales, parece que la fama es el más valioso, por cuya pérdida el hombre queda privado de la posibilidad de hacer bien una multitud de cosas. Por este motivo, léese en Eclo 41,15: Conserva con cuidado la buena reputación, porque será para ti un bien más estable que mil tesoros grandes y preciosos. Por tanto, la detracción, de suyo, es pecado mortal.
Puede, sin embargo, suceder algunas veces que una persona pronuncie palabras por las que se lesione la fama de alguien sin tener esta intención, sino otra cualquiera; mas esto no es difamar directa y formalmente hablando, sino materialmente y de una manera accidental. Y si las palabras por las que es quebrantada la reputación ajena son proferidas por alguien en atención a un bien o a un fin necesario y observando las debidas circunstancias, no hay pecado ni esto puede llamarse detracción. Mas, aunque las pronuncie por ligereza de espíritu o por alguna causa necesaria, no hay pecado mortal, a no ser que la palabra que diga sea tan grave que perjudique notablemente la fama de alguien, sobre todo en lo relativo a la honestidad de la vida, pues entonces, por la calidad de las palabras, habría razón de pecado mortal.
Y está obligado uno a la restitución de la fama del mismo modo que se ha de restituir cualquier cosa robada, en la forma ya expuesta (q.62 a.2 ad 2) al tratar de la restitución.
Respondo: Como se ha expuesto (q.67 a.3 ad 2), la diferencia entre la denuncia y la acusación estriba en que en la denuncia se atiende a la enmienda del hermano; sin embargo, en la acusación se busca el castigo del crimen. Pero las penas de la vida presente no se infligen por sí mismas, puesto que no está aquí aún el tiempo último de la retribución, sino en cuanto que son medicinales y sirven ya para la enmienda del pecado personal, ya para el bien del Estado, cuya tranquilidad se procura por el castigo de los delincuentes. El primero de estos fines se alcanza en la denuncia, como se ha expresado; pero el segundo pertenece propiamente a la acusación. Por consiguiente, si el crimen fuese tal que redundara en detrimento del Estado, el hombre está obligado a la acusación con tal de que pueda aportar prueba suficiente, lo cual corresponde al cargo de acusador; tal ocurre, por ejemplo, cuando el pecado de alguno redunda en daño, ya corporal, ya espiritual, de la sociedad. Pero si el pecado no fuese tal que redundase en contra de la comunidad, o también si no pudiese ofrecer prueba suficiente, no hay obligación de intentar la acusación, puesto que nadie está obligado a lo que no puede llevar a su término de una manera legítima.
Entre la adicción a Internet o a la TV (que era lo que le pasaba a mucha gente hasta hace relativamente poco), me quedo sin dudarlo con la primera: al menos es bidireccional, participativa y, por ello, potencialmente enriquecedora; la TV, en general, se ha vuelto totalmente embrutecedora; en el fondo, siempre lo ha sido en potencia.
No son buenas las adicciones a ningún elemento que nos extraiga de nuestra propia realidad, de nuestro verdadero entorno físico. Es ahí dónde nuestra presencia resulta indispensable.
En mi familia no somos muy televidentes, lo justísimo y necesario. Precisamente por la porquería que echan. Pues ha pasado lo de siempre: la manipulación y acaparamiento de los medios de comunicación para ensuciar la sociedad. Comenzó por la TV, quedaba la radio que parecía más veraz pues se transmitían noticias que la TV ignoraba. Se ha manipulado también. Ahora sólo queda internet, que resulta muy difícil de dominar por determinados sectores debido a las interminables ramificaciones que tiene. Y ésa es la ventaja de este medio. La libertad en la información, si bien queda a gusto del consumidor la elección de la misma.
Salvando las labores de información e instrucción a las que se dedican muchas personas en este medio, los usuarios corren el riesgo de aislarse de su entorno para introducirse en un mundo mucho más espacioso y pueden llegar a tener la “necesidad” de ser escuchados, la “necesidad” de entrar en contacto con muchas personas y, cuando se convierte en “necesidad”, cuando se está esperando el momento de llegar a un ordenador para poder hablar, es cuando se tiene uno que parar a pensar si, realmente, no es adicción. Y la adicción provoca que se sienta este pequeño mundo como el propio. Cuando el propio, está a la espalda, detrás del sillón.
Debería de tratarse de un “asomarse” a una ventana de información, de lectura que pueda distraer y servir de aprendizaje. De ocupación de esos momentos de ocio que todos necesitamos, de contacto ¡claro que sí! con diferentes personas. Es muy gratificante. Pero no de una necesidad. Porque, entonces, algo falla, en nosotros mismos y en nuestras vidas.
P.D. Por cierto, también me gustaban los nikis. Y "El imperio contraataca", de tan sencilla canción, encantadora por el espíritu patriótico que destilaba.
En mi caso, como no se me da muy bien ver cuándo me paso de raya, prefiero evitar lo que me podrían ser ocasiones de pecado. Además, ya hay otros que pueden denunciar males mejor que yo que sabrán cómo hacerlo sin pecar. Intento seguir los consejos de Francisco de Osuno respecto a la corrección fraterna:
"Esto en equivalencia dice Gersón, según el cual se requieren seis condiciones para que seamos obligados a corregir nuestro hermano.Eso me ha ayudado en muchas situaciones para ser prudente al corregir, sin dejar de hacerlo cuando es necesario. Un saludo.
La primera es cierto conocimiento del pecado, ca por sola sospecha no debe ser corregido.
La segunda es mansedumbre en corregir, porque si alguno con ira quiere amonestar, más indigna que corrige, y aun provoca a más mal.
Ítem, la tercera condición es que en otro no haya tanta conveniencia para corregir al delincuente como en mí; porque si algunos tan buenos como yo ven al que peca, o mejores, y aun más familiares, o su prelado, probablemente puedo presumir y creer que alguno de éstos lo corregirá; empero, si fuese cierto que todos lo dejasen, sería yo tenido en cuanto a esta condición a lo corregir si las otras cinco juntas concurriesen.
La cuarta es que haya esperanza que siendo de mí amonestado se corregirá; ca si esto no se espera, no lo debo corregir.
La quinta condición es que el pecado que él hace sea mortal y no sólo venial.
La sexta, que no se crea haber después mayor oportunidad de tiempo o lugar que cuando lo veo pecar o lo quiero corregir.
Cuando no concurren estas seis condiciones, aunque seamos obligados por el mandamiento de Cristo, no somos tenidos a lo ejecutar por entonces hasta que todas concurran."
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