Ni persecución ni falta de sacerdotes pudo acabar con la Iglesia Católica en Corea
Nos dice el Evangelio del XXV Domingo de Tiempo Ordinario que el Señor y sus apóstoles: “se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea” (Mc. 9, 30). Excepto por la compañía del Señor, no era un viaje placentero porque viajabna en pobreza y Jesucristo les quería anunciar y explicar a sus más íntimos seguidores que se aproximaba Su Pasión y Muerte antes de Su Resurrección.
El Señor viajaba ocultándose de los que buscaban matarle para que no lo hicieran antes de Su Tiempo. Así le vemos bajando del Monte de la Bienaventuranzas y del Monte de la Transfiguración y acercarse al Monte Calvario. Viajó por Israel y sus confines viviendo en lugares desérticos para ocultarse de la multitud que le buscaba, viajando a veces en barco por aguas tormentosas.
Esos viajes del perseguido Señor habrían estado muy cerca de los corazones de SS. Andrés Kim y Compañeros mártires de Corea en sus propias travesías y afán por evangelizar en tiempos de persecución.
En 1751, cuando Jeong Seon pintó el Monte Inwangsan en las afueras de Seúl, todavía no existía la Iglesia Católica en Corea (ni se había dividido ese territorio en dos naciones, Norte y Sur). No sería hasta 1784 que se bautizaría en China el primer coreano, Rhee Sung-Hoon (nombre de pila: Pedro), que volvería a Corea con libros y otros objetos cristianos. Otros se convertirían tras leer esos libros religiosos, aunque no había ningún sacerdote ni misionero religioso entre ellos hasta 1795, cuando llegó por fin el P. Chu de China y se encontró con una creciente comunidad católica de 4.000 coreanos.
Ese sacerdote fue el único en Corea hasta 1801, pero en ese año se desató una persecución, dejando sin sacerdotes a los católicos coreanos hasta 1831, cuando 3 misioneros de la Sociedad de Misioneros de París fueron enviados allí. En 1839 comenzó una segunda persecución y entre los mártires se encontraron esos misioneros y el padre de S. Andrés Kim Tae-Gon (1821-1846).
S. Andrés se convirtió a los 15 años y fue a Macao, China, a estudiar sobre la fe. Hizo varios viajes intentando volver a Corea y llegar a Seúl por tierra, enterándose así de la persecución en la que había muerto su padre y sufría escondida su madre, aunque no llegó a verla.
Una vez ordenado sacerdote, hizo el viaje por barco acompañado de otros católicos coreanos que habían recibido su Primera Comunión en China. Mucho apreciaban la importancia de tener sacerdotes en Corea y por eso arriesgaron sus vidas para llevar a un obispo y varios sacerdotes a Corea por barco, cruzando el Mar Amarillo a pesar de sus muy limitados conocimientos de la navegación marítima. Por fin lograron hacerlo. La Iglesia en Corea había estado sin sacerdotes 45 de sus primeros 61 años.
S. Andrés Kim continuó buscando nuevas rutas para misioneros por la costa occidental de Corea hasta que fue arrestado en la Isla Sun-Oui y conducido a Seúl atado como un criminal y con seda negra cubriéndole la cabeza, por lo cual la gente creía que era chino y le atormentaba con burlas por el camino.
En la cárcel, aprovechando el conocimiento del santo adquirido por sus largos viajes y estudios, le mandaron dibujar mapas del mundo y de Corea y escribir un libro de geografía antes de su martirio. [Los mapas que se ven son del s. XVIII, uno publicado en París y el otro hecho en Corea, gracias a un enlace de recursos recomendado por el lector Mariano.] Le condujeron a las afueras de Seúl, al lado del río Han, donde el Monte Inwangsan presenció de lejos la muerte del santo (que tenía 25 años) tras varios tormentos.
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En 1850 ya había 12 sacerdotes y 23.000 católicos en Corea, pero en 1866 comenzó la tercera y más cruel persecución. Murieron 9 misioneros y más de 10.000 fieles, pero llegaron más misioneros en 1876. 102 santos mártires de Corea son conmemorados con S. Andrés Kim el 20 de septiembre. En la misma ciudad en la que fue martirizado este santo, el Emperador Gojung puso en 1892 la primera piedra para la iglesia de la primera comunidad de coreanos católicos en Corea, la actual Catedral Myeongdong dedicada en 1898 a la Inmaculada Concepción de María y cuyo interior se ve en este vídeo:
En febrero de este año, falleció el arzobispo y primer Cardenal de Corea del Sur, que al ser creado Cardenal en 1968 a los 46 años era el cardenal más joven de la Iglesia Católica, como indica este vídeo, en el que se comenta también que hoy en día la Iglesia Católica cuenta con el 9% de la población de ese país entre sus miembros:
En ese vídeo se ve un río de 1km. de ancho, el río Han, que S. Andrés Kim, Patrono de los sacerdotes coreanos, vió antes de dar su vida por Cristo en un país que en poco más de 200 años ha visto el crecimiento de la Iglesia Católica por la evangelización hecha por laicos además de la sangre vertida por mártires consagrados y laicos. Que su ejemplo nos ayude a apreciar más la fe católica y a perseverar en ella.
[Mapas de la Tierra Santa y de Corea dela Biblioteca Digital Mundial http://www.wdl.org, enlace de recursos recomendado por el lector Mariano].
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Le llama la atención algo de la historia de la Iglesia Católica en Corea? ¿Se nota una escasez de sacerdotes en su país? Si es así, ¿qué consecuencias ve como resultado de esa escasez?
Mañana: S. Mateo – “reunió a sus discípulos” (Mc. 9, 30)
10 comentarios
En el país vecino de Japón, S. Francisco de Javier relató cómo los que más se oponían a su predicación sorprendentemente solían ser entre los primeros en convertirse y al convertirse eran menos propensos a dejar la fe porque estaban convencidos de la Verdad. Se siembra la fe por palabra y obra, y es el Señor el que da Su Gracia y fortaleza a los mártires. No me lo explico de otra forma, ya que entre los mártires había gente de toda edad y estado de vida. Un saludo.
¿Será esto una demostración de por qué el Señor quiere personas calientes o frías, pero vomita a las tibias?
Andrés y sus compañeros dieron la vida en martirio,Theresita la dio en un convento soportando la incomprensión y la tisis,enfermedad de la que murió.Los padres de familia,cristianos,soportamos la cruz de ver que nuestros hijos se alejan de Dios,que nuestro apostolado no progresa,que la vida nos ha dado ...¡nada que presentar al Señor!,al menos nada visible.
Sin embargo la suma de todos las cruces que Dios permite para nuestra santificación están siendo plegarias que estará aprovechando...¿un misionero en el Amazonas,un párroco en el Bronx,una monja con crisis de vocación en un monasterio perdido,una embarazada que duda abortar?,no lo sabemos,pero todo es para mayor gloria de Dios;gracias Andrés,hermano,nos vemos en el cielo.
Información sobre Monseñor Imbert, un obispo mártir conmemorado el mismo día en este enlace, fuente de la siguiente cita de Mons. Imbert en que comenta cómo vivió durante 2 años hasta su martirio en 1839:
"No permanezco mas que dos días en cada casa que reúno los cristianos, y antes de que amanezca el tercer día paso a otra casa. Me toca sufrir mucha hambre, porque después de haberme levantado a las dos y media de la madrugada, esperar hasta el mediodía y recibir entonces una comida mala y floja, bajo un clima bajo y seco, no es cosa fácil. Después de comer reposo un poco, y a continuación doy clase de teología a mis seminaristas; después oigo confesiones hasta la noche. Me acuesto a las nueve sobre la tierra cubierta de una lona y un tapiz de lana de Tartaria, porque en Corea no hay ni camas ni mantas. He tenido, siempre un cuerpo débil y enfermizo, y a pesar de todo he llevado adelante una vida laboriosa y bien ocupada; pero aquí pienso haber llegado a lo superlativo y al nec plus ultra de trabajo. Ya os imaginaréis que con una vida tan penosa no tengamos miedo al golpe de sable que debe terminarla."
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