(590) Coronavirus-IV. Tu quoque, Vittorio Messori?...
–Parece que la Confinación rigurosa antiepidemia no dificulta sino que facilita el trabajo de los escritores.
–Así es. Un tiempo de desierto nos regala soledad y silencio, bueno para la oración y la vida espiritual, para el descanso corporal y para pensar, leer y escribir.
Siguen enfrentados dentro de la Iglesia los que exigen en la lucha contra el coronavirus más sacramentos y menos aislamientos; y los que buscan ante todo detener la matanza de hombres, obedeciendo a la Autoridades sanitarias y ofreciendo al mismo tiempo medios espirituales de defensa y de combate.
Los anticristianos, los malos cristianos modernistas y algunos de los buenos cristianos tradicionales (algunos de ellos, heridos por la escasa reacción de la mayoría de los Obispos ante la Amoris laetitia, la admisión práctica del divorcio, la comunión de los adúlteros, la prohibición del proselitismo, el ecumenismo extendido a todas las religiones, etc.), se unen contra la Iglesia, o más exactamente contra los Obispos, con ocasión de las pastorales trazadas sobre la epidemia. Les acusan de «perros mudos», «cobardes», que amparándose en las normas de las Autoridades sanitarias, rompen con la tradición continua de la Iglesia ante las epidemias, y más preocupados por la salud corporal de los fieles que por su salud espiritual, establecen sus planes pastorales contra el virus «por miedo», «atricherando a la Iglesia», buscando ante todo a fin de cuentas «salvar el pellejo».
La acusación es muy grave y y acentúa notablemente el ya vigente desprecio por las Autoridades episcopales. Pues bien, sólo en la verdad de la fe podrán ponerse de acuerdo unos y otros cristianos. Vengan conmigo a buscarla, aunque les cueste, que hallar la verdad nos hace libres del demonio, del mundo y del hombre viejo.
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–«La Iglesia se ha atrincherado por miedo»
–La Bussola Quotidiana publicó una entrevista a Vittorio Messori con el título «Messori: La Iglesia “en salida” se ha atrincherado por miedo» (1-04-2020). A las preguntas de la excelente revista digital católica (tiene edición en español: Brújula Cotidiana) responde el excelente escritor católico (fragmentos):
«Recordemos la imagen de fray Cristóforo en el Lazareto [personaje de I promessi sposi - Los Novios, de Alessandro Manzoni, 1840], junto con las víctimas de la peste, con las que muere por esta enfermedad… Es el emblema de una Iglesia que durante las plagas de todas épocas siempre se ha comportado de la misma manera. Es decir, mandando a sus hombres en medio de las víctimas de la peste para tratar de ayudarlas, asistirlas durante la muerte, confesarlas por última vez. Por supuesto, se puede decir que los tiempos han cambiado… pero el hecho es que en la historia cuando estas epidemias estallaban el clero siempre se movilizaba y muchos de ellos morían. No se trataba de un desafío a Dios, sino de la conciencia de una misión, la Iglesia se distinguió por su testimonio, ponía en marcha a los suyos para tratar de aliviar un poco el sufrimiento de los afectados. Esto no quita que muchos sacerdotes vivan así hoy en día, varias docenas han muerto también, aunque no sabemos de qué manera, pero estos actos de heroísmo son más bien iniciativas personales del clero. Por el contrario, se tiene la percepción de una Iglesia asustada, con obispos y sacerdotes seguros en sus casas… “Bueno, ocupaos vosotros. Nosotros intentamos salvar el pellejo”».
Soy lector admirador de Messori hace tiempo, y es la primera vez que leo algo suyo que estimo reprobable. «El justo vive de la fe», es un adagio bíblico (Rm 1,17; +Hab 2,4; Gál 3,11; Hb 10,38). La Iglesia vive de la fe, no de “percepciones” sociales, aunque fueran mayoritarias.
–Acusación falsa contra los Obispos
Juicio temerario
Frente al coronavirus, la pastoral impulsada por los Obispos puede pretender dos fines principales: 1) salvar vidas, frenar cuanto antes la difusión del arrollador virus mortal, al mismo tiempo que impulsar la caridad solidaria de todos los fieles, y muy especialmente la de los ministros sagrados, que han de ejercitar según las posibilidades de cada lugar, como mejor sepan y puedan, sin omitir la obediencia debida a las normas sanitarias dadas por las Autoridades civiles. 2) Salvar la propia vida. La Iglesia pretende, por miedo, salvar la vida corporal propia y ajena, dejando la ayuda espiritual en un lugar segundo… o décimo.
¿Cuál de los dos fines es el que ha motivado principalmente en sus autores el plan pastoral de los Obispos? ¿Alguno de los mencionados zelotes asistió a sus reuniones, celebradas para discernir el plan más conveniente? ¿O sin haber asistido, ha recibido sobre el asunto alguna revelación privada?
Los que promueven públicamente la prevalencia de la segunda interpretación acusatoria contra los Obispos –en su mayoría– hacen un juicio temerario. Objetivamente sirven al diablo, padre de la mentira, pensando que sirven a Dios. Como si reconociendo públicamente la miseria de los Obispos, se distanciaran del enorme desprestigio de ellos, fomentado por acusaciones como ésta, y al mismo tiempo salvaran así el honor de la Iglesia al denunciarlos.
Juicio falso
Aduciendo los modos pastorales usados en tiempos de San Carlos Borromeo en la peste de Milán, y en tantos otras casos anteriores y posteriores, cargan contra los Obispos actuales, que ya han mostrado su «cobardía» manteniéndose callados ante la Amoris laetitia y sus derivados. Parecen ignorar que la lucha de tantos héroes cristianos de la caridad con los apestados se dio cuando, desconociéndose los medios para combatir y vencer las pestes, únicamente podían tratar de aliviar el sufrimiento de los afectados por graves epidemias, confortándolos corporal y espiritualmente. Se ignoraba la existencia de microbios, virus, bacterias. No se frenaba –ni se intentaba– la difusión de los contagios, porque no se conocían suficientemente sus causas y modos de expansión. El escorbuto, por ejemplo, se atribuía a las «miasmas» (?) del mar, porque se ignoraba que se debía a la falta de vitamina C, y tampoco tenía idea alguna de la naturaleza de esas imaginadas «miasmas». En este marco de ignorancias la caridad de la Santa Madre Iglesia pretendía en la asistencia de los apestados darles ayuda espiritual y unas ayudas corporales muy arriesgadas y caritativas.
Aquello testimonios heroicos de caridad con los apestados son para los cristianos de todos los siglos ejemplo y estímulo formidables de caridad fraterna. Pero en sus modos concretos no pueden hoy estar vigentes, porque incurrirían en imprudencias culpables, y cientos y miles de futuras víctimas morirían contagiadas en parte por esas «santas imprudencias» –si es que existen imprudencias santas, que no lo creo, si son realmente imprudentes–. Hoy, conociendo el mundo microbiológico y sus vías posibles de difusión contagiosa, se conocen los modos de combatir eficientemente las epidemias, por las medicinas (cuando las hay) y por los procedimientos higiénicos diversos: lavados de manos, desinfección de espacios, distanciamientos y confinaciones
Juicio calumnioso
Las acusaciones públicas que parten de juicios temerarios y falsos vienen a ser calumnias.
–Nos dice Messori: «[1] la Iglesia durante las plagas de todas épocas siempre se ha comportado de la misma manera». [2] Ahora, «por el contrario, se tiene la percepción de una Iglesia asustada, con obispos y sacerdotes seguros en sus casas».
[1] Por supuesto, obraba la Iglesia siempre igual porque no había otra manera de ejercer la caridad con los apestados. Pero las antiguas ignorancias, casi totales en estas cuestiones, fueron vencidas progresivamente en la segunda mitad del XIX y en el siglo XX por los investigadores de la microbiología y de la epidemiología. Recordaré sólo al profesor húngaro Ignaz Semmelweis (1818-1865), que inició a los cuerpos sanitarios en el «lavado de las manos» como un medio fundamental anti-contagios. [2] Y la Iglesia vive de la fe, no de “percepciones” sociales predominantes (como la licitud de la anticoncepción, del bikini, del centramiento en la riqueza, etc.).
En adelante todas las campañas civiles y religiosas contra las pestes irán por la vía de los aislamientos, lavados de manos, confinaciones estrictas y rápidas, domiciliarias u hospitalarias, y de las medicinas y vacunas que se vayan descubriendo, procurando ante la epidemia la instantánea y severa reacción sanitaria. La Iglesia en el futuro, con sus estímulos y medios espirituales propios –los del Salvador–, siempre participará en esas luchas inteligentes y eficaces contra las pandemias, fomentando en su ámbito pastoral esas medidas sanitarias.
–Piscinas de Lourdes cerradas
Mantener abiertos o cerrar los baños de Lourdes es una opción prudencial que han de resolver las Autoridades pastorales del Santuario, con la venia del Obispo. Cuando estudiaron la cuestión, decidieron cerrar las piscinas, porque, como dijeron al anunciarlo, no veían modo de mantener en los baños las normas ordenadas por las Autoridades sanitarias, y de poder colaborar así en el combate contra la epidemia. Vittorio Messori, que tiene sobre Lourdes uno de los mejores libros que se han escrito, entiende la decisión. En la misma entrevista citada, se muestra conforme con la medida y responde al periodista:
«No me escandaliza que la Iglesia siga las disposiciones del Gobierno… Estamos hablando del santuario más frecuentado del mundo y cada año van allí entre cinco y seis millones de personas. Y las reuniones son indispensables… para escuchar lo que dice el guía, para hacer cosas juntos. Por lo tanto, en esta situación es ingobernable. Debemos tener en cuenta las condiciones, tener fe no nos protege de ninguna desgracia o enfermedad»…
Hay, pues, personas de gran valía cristiana, muy devotos de Lourdes, como Messori, que estiman prudente el cierre. Pero otros cristianos zelotes no pierden la ocasión de cargar contra los Obispos, que más o menos han diseñado en diversas naciones unas directrices pastorales semejantes, aunque dejando a cada Conferencia Episcopal, o incluso a veces a cada Diócesis, la concreción de esas orientaciones y normas comunes.
Dicen los zelotes: Cerrar las piscinas de Lourdes es vergonzoso, es un escándalo, es una cobardía incalificable. Es un acto muy significativo, que nos hace comprobar que una parte de la Jerarquía eclesiástica ha perdido la fe. Quienes generan o apoyan esa decisión no creen en las apariciones de la Santísima Virgen, no creen en la condición milagrosa de las aguas de su fuente, no creen en nada de nada. Procuran salvar la vida de los cuerpos, desentendiéndose de su salvación eterna. Han perdido la fe.
Qué horror… El jucio temerario, formulado sin autoridad alguna y sin datos suficientes para juzgar del caso, al ser además falso, difundido urbi et orbi con entusiasta convicción como acusación contra los Obispos, se resuelve finalmente en indecente calumnia.
Sin comentario. Remito a San Ignacio de Antioquía.
«Seguid todos al Obispo, como Jesucristo al Padre, y al colegio de los presbíteros, como a los Apóstoles… Que nadie, sin contar con el Obispo, haga nada de cuanto atañe a la Iglesia» (Esmirniotas VIII,1). «El que honra al Obispo, es honrado por Dios. El que a ocultas del Obispo hace algo, rinde culto al diablo» (VIII,2).
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De nuevo ruego a los lectores que me acompañen en la exposición doctrinal que en el próximo artículo tratará de iluminar estas confusiones tan graves y dañinas contra la Santa Iglesia de Cristo, que afectan incluso a veces a autores excelentes.. Son verdades fundamentales, sí. Pero están muy silenciadas, olvidadas y a veces combatidas. Lo siento, pero es necesario y urgente recordarlas. No me fallen.
José María Iraburu, sacerdote
34 comentarios
La Virgen Ssma.lo colme del Gozo de la Pascua.
Con su Bendición.
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JMI.-Santa bendición de Pascua gloriosa.
¡Que el Espíritu Santo nos ilumine, por medio de tus orientaciones!
Estoy perplejo acerca de las distintas posturas. Pienso en el Beato Manuel González, o en San Pedro Julián Eymard, quienes tenían pesar por ver a Jesús, abandonado en el Sagrario. Pero nadie me ha respondido aun a esta inquietud:
Jesús sacramentado y la pandemia actual
¡Qué bien dedicarnos a considerar la expresión de Jesús «¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?», en este Triduo Pascual tan singular como el que estamos viviendo, en época de pandemia. Hay un hecho notable: tanto Nuestro Señor Sacramentado –allí en el sagrario–, como el conjunto del pueblo raso, seglar, parecemos estar separados por el confinamiento exigido por la salubridad. Pero, ¿no era Él, acaso, la fuente de salud?: ¿Por qué, pues, lo mantenemos confinado?, ¿por qué, por nuestra cuenta, nos hemos alejado del templo?, ¿no podríamos haber mantenido cierto culto eucarístico, con las precauciones propias para evitar la propagación de la virosis? Así, con todo, nos aventuraríamos a decir: «¿Dios mío, Dios mío, por qué nos has abandonado?»
El escándalo de nuestra situación no es más que una sombra comparada con el escándalo de la suya –«¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?»: ¿No vemos –aunque esté resucitado– su derecha e izquierda vulneradas por clavos? No es insensible a nuestros padecimientos. Se ha hecho igual en todo a nosotros –pero alejado del pecado, que deshumaniza (cf. Hb 2,17). Igual que a Tomás, nos dirá: «Trae tu dedo aquí y ve mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente» (Jn 20,27).
En estos momentos, de confinamiento, puede ser que muchos no nos acordemos de Él –mientras los templos están cerrados. No obstante, podríamos apropiarnos del lamento del salmista:
¡Despierta! ¿Por qué duermes, Señor?
¡Levántate! No nos rechaces para siempre.
¿Por qué escondes tu rostro
y te olvidas de nuestra aflicción y de nuestra opresión?
(Ps 44 [43], 23-24)
Ante nuestra queja, San Agustín –tantas veces en sus obras– nos recuerda que, de hecho, Nuestro Señor no nos retira de su comunión, excepto que nosotros lo hayamos abandonado antes, subvirtiendo nuestra libertad contra nosotros mismos –por decirlo así. Al contrario, si la conciencia no nos reprocha de alguna culpa grave (cf. 1Cor 11,28), mantenemos la comunión con Él (cf. 1Jn 6-7) –aunque, por ahora, no podamos participar de la recepción los sacramentos de la penitencia y de la comunión (solamente de deseo).
Nos encontramos, pues, así: Jesús sacramentado, confinado en el sagrario; nosotros, confinados en nuestras casas. Él, pareciera abandonado por nosotros; al mismo tiempo, nosotros, como abandonados por Él. Y, entonces, las angustiosas exclamaciones resuenan al unísono –la de Él y la nuestra: «¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?» y «¿Dios mío, Dios mío, por qué nos has abandonado?»
Escrutemos algo acerca de este «signo de los tiempos» (τὰ δὲ σημεῖα τῶν καιρῶν) (Mt 16,3), con respecto a la presente pandemia:
En principio, podemos ver, cuando el gozo, o la aflicción, llamen a la puerta de nuestro corazón, un incentivo para dirigir nuestra plegaria al Dador de todo bien (cf. St 1,17).
Con respecto a sufrimientos masivos –como el actual–, Jesús ya nos ha advertido –lo que, además, constatamos en nuestra experiencia histórica: siempre ocurren una sucesión de conflictos bélicos, terremotos, epidemias (λιμοὶ) y hambres (λοιμοὶ) (cf. Lc 21,11). En efecto, el mundo sufre muchos vaivenes; sin embargo, stat Crux, dum volvitur orbis (según el dicho patrístico). Estas calamidades no necesariamente indican que la consumación final esté próxima (cf. Mc 13,7; Lc 21,9); de hecho, pueden ser siempre sólo el comienzo de los dolores (cf. Mc 13,8). Sin embargo, los discípulos de Cristo mantenemos la confianza en Él, Señor de la historia y vencedor del mundo (cf. Jn 15,33). Él ha dicho: «Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención» (Lc 21,28).
Pero, ¿por qué estos dolores? No son un sin-sentido. Son terapéuticos, según la amorosa y sabia disposición de la Providencia divina. «Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no eduque (no castigue) (παιδεύει)?» (Hb 12,7; cf. Si 30,1). Ante esta divina amonestación –tan actual, tan real–, ha de corresponder nuestra conversión hacia Él. La onda expansiva ha alcanzado, pues, toda la ecúmene. Pero, comunitariamente, ¿hemos dejado el pecado –que, en el fondo, es la causa del mal? (cf. Col 3,25), ¿ha habido pública penitencia? O, al contrario, ¿seguimos confiados en construir la gran torre social (cf. Gn 11,4), por nosotros mismos –a despecho de Dios?
Entonces, ante el Sagrario abandonado, lloremos, con San Francisco: «El Amor no es amado».
Mis lágrimas son mi pan noche y día,
mientras me preguntan: ¿dónde está tu Dios?
Recuerdo otros tiempos,
y mi alma desfallece de tristeza:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza…
(Ps 41 [42])
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JMI.-"El escándalo de nuestra situación" es la de quienes juzgan a los Obispos, pisoteando su condición sagrada, y difundiendo sobre los planes pastorales que ellos han dispuesto juicios temerarios, falsos y calumniosos.
Quizá le vendría bien releer mi artículo.
Dios le bendiga padre
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JMI.-La imagen del Papa en la Basílica vacía no tiene por qué escandalizarse. Está obedeciendo las normas sanitarias impuestas gravemente por la Autoridad civil, según Cristo, Pedro y Pablo lo mandaron. Y si un día la persecución no es la de un virus, sino la de un poder político, que prohíbe todo culto público cristiano, y ve usted al Papa celebrando en unas catacumbas, le ruego que no se escandalice de ello. Por lo que "dicen" o por lo que entiende cada uno de "los símbolos", no llegamos a ninguna parte, a ninguna verdad.
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Feliz Pascua de Resurrección! Los zelotes no se dan cuenta que las autoridades no han hecho las cosas del todo bien en cuanto a su prevención y tratamiento de casos cobid.19 por lo que buscan chivos expiatorios y esto es más que evidente en actuaciones desmedidas y sobrepasadas en algunas iglesias. Y no hay que caer en provocaciones La Iglesia es madre y maestra en Hospitales y Universidades y en tratamiento espiritual de afectados. Benditos sean junto a tantas personas profesionales, sanitarios, transportistas, empleados de supermercados. Nos piden que ayudamos quedándonos en casa. Es más que probable que tengamos una segunda ola de afectados, pues no se sabe todo del cobid.19, lo que es seguro que hay casi el doble de fallecimientos y muchísimos miles más de afectados. Todos ayudamos de alguna forma cuidando, colaborando cumpliendo normas. Cuídese y cuide a los que le rodean. Con la ayuda de Dios y nuestro esfuerzo se conseguirá el control.
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JMI.- Amén.
1) Muchos de nuestros obispos han decretado un estado de ENTREDICHO en sus diocesis negando la recepción de los sacramentos a los fieles cuando es una obligación de derecho divino que a nadie se puede negar sin culpa y que pone en peligro la salvación de muchas almas amén de que van contra el Código. Estoy hablando de negar confesiones, extremaunciones y comuniones.
2) Muchas de estas medidas han ido más allá de las que han decretado las autoridades civiles y autoridades sanitarias, han producido escándalo entre el pueblo fiel por mostrar, no voluntariamente, un desprecio a la Santa Fe, abandono de los fieles y desconfianza a la Providencia. Se puede resumir en mercados abiertos, iglesias cerradas como si la salud del alma fuera de inferior nivel.
3) El desprestigio de muchos obispos lo han buscado ellos por sus enseñanzas y acciones descarriadas. Criticarlos, salvando el debido respeto a su función sagrada y a su persona, es más que un derecho un deber. No creo que sirvieran al diablo S. Pablo, S. Pedro Damian, S. Catalina de Siena, S. Bernardo, etc. y cuyas criticas son más fuertes y duras que las de hoy en dia.
4) Esta muy bien recordar a San Ignacio de Antioquia pero hay una norma superior y vinculante a toda la Igesia; Salus animarum suprema lex esto. Y aquí no hay prudencia ni obediencia debida que valga.
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JMI.- Lo que gratis se afirma gratis puede ser negado.
Le recomiendo releer este artículo y los tres que le preceden.
Sobre todo, porque aqui no hablamos de doctrina, hablamos de medidas humanas que afectan a medidas espirituales.
El pueblo tiene hambre de Eucaristía, y según el derecho canónico, la Iglesia no puede negar los sacramentos.
Si el pueblo tuviera hambre física, también se enfrentaría a las autoridades civiles, si vieran que ellos si comen, pero los demás no tienen acceso a la comida.
Las medidas extremas, y no proporcionadas, no de todos pero si de casi todos los obispos y no el juicio personal, enfrenta a los obispos con el pueblo.
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JMI.-..."la Iglesia no puede negar los sacramentos"... Habla usted de lo que ignora. Y se ve que ninguno de los argumentos de mis cuatro artículos los ha entendido y asimilado, siendo verdaderos. Por supuesto que la Iglesia tiene autoridad pastoral para decidir lícitamente sobre la asistencia presencial a las Misas, en tiempos de estragos de la epidemia, limitando por unas semanas o meses el número de los posibles asistentes, en los términos que lo ha hecho. Y que no es usted quién para juzgar a los Obispos, proclamando que sus disposiciones pastorales no son buenas, sino, como dice, extremas y desproporcionadas. Dios lo perdone.
Estoy cansada de protestarle a mis Sacerdotes más queridos, porque se dedicaron a dar conferencias y “video misas”, entreteniéndonos espiritualmente con la misma tecnología con que la modernidad nos ha disipado de los verdaderos valores. De ellos, en cambio, esperaría que plantearan salidas para que, en cumplimiento estricto de las medidas sanitarias, podamos los laicos, así sea eventualmente, recibir los Sacramentos instituidos por Nuestro Señor Jesucristo.
Se que escribo muy largo y que usted no tendrá tiempo para leer esto y entenderé si no tiene en cuenta esta nota. El Señor le siga concediendo Su Santo Espíritu, y María Santísima lo Proteja siempre.
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JMI.-No se preocupe por escribir largo. Veo por la segunda parte de su nota que no está de acuerdo con los señores Obispos en sus disposiciones referentes sobre todo a la Eucaristía. Y que al respecto aprecia usted más su visión y la de aquellos que piensan, o mejor sienten, como usted, que la visión y discernimiento de los Obispos. Una pena.
Los párrocos, debidamente protegidos y auxiliados por fieles comprometidos, podrían regular el acceso a las Iglesias (fijando numeros clausus estrictos y separaciones a una distancia minima) y haber permitido los Sacramentos (sobre todo el Santo Sacrificio) con las debidas medidas de seguridad. Por supuesto, limpiando escrupulosamente día a día los recintos. ¿No habrá cristianos que estaran deseando ayudar y colaborar ahora con el párroco?
Si se puede acceder a supermercados con medidas de seguridad ¿por que no a la Iglesia, al menos a aquellas de gran aforo, fin de la salud espiritual de los fieles quede fortalecida?
Yo creo sinceramente que se ha perdido una oportunidad única para evangelizar de manera masiva a un pueblo como el español que mayoritariamete había perdido la costumbre de rezar ante Nuestro Señor sacramentado. Cuantas conversiones volveríamos a ver, me pregunto.
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JMI.-Me da mucha pena ver cómo fieles cristianos de buena voluntad, como usted, se atreven a juzgar las decisiones prudenciales de los Obispos, prefiriendo su propio discernimiento al de ellos. Convendría que se fiaran menos de sí mismos y más de ellos.
Primero, agradecerle una vez más el ejemplo de búsqueda de la verdad mediante la reflexión y la fundamentación pertinente de lo que se afirma.
Como modesta contribución al debate, me atrevo a proponer la lectura del escrito del Dr. Simón Castellví, presidente emérito de la Federación Internacional de Médicos Católicos, "Con honda preocupación". Cito una parte:
"En España, por ejemplo, las autoridades civiles no han impuesto un cierre completo de las actividades de culto: solo han determinado unas medidas de higiene y distanciamiento social. En cambio, los pastores han cerrado completamente las iglesias, dejando a los fieles sin los consuelos de una Visita al Santísimo, una comunión o un rato de oración en un templo.
Ahora mismo se da la paradoja de que hoy los ciudadanos pueden entrar a comprar a los supermercados, panaderías, estancos de tabaco, tiendas de comunicación o de comida de perros, etc. (manteniendo distancia de seguridad entre personas, sin demorarse, utilizando guantes, con mascarilla, limpiándose con soluciones higienizantes) pero no se puede hacer una rápida visita a una iglesia o santuario. Y no está prohibido por el gobierno: ¡está prohibido por los pastores!"
Esperando que esta cotribución pueda ser útil, me encomiendo a su oración.
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JMI.-Los Obispos en sus normas pastorales observan, como tienen obligación, las normas de las Autoridades civiles sanitarias. Y cuando lo estiman oportuno, como en el caso de Getafe, dan alguna norma aún más estricta. Tienen perfecto derecho a hacerlo. Mons. Rico Pavés, Obispo auxiliar de Getafe, lo explica en una Carta titulada "Pensar y vivir la Eucaristía". Escribiendo este título, puede hallarla en Google.
Lo de Messori es casi un texto piadoso en comparación con alguno que escribe, interpretando a su modo supuestas revelaciones privadas, que este cerrar las iglesias es peor que la pederastia. Por supuesto, los únicos pecadores serían los obispos y los sacerdotes...
Parece que haya una competición a ver quién dice el disparate mayor.
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JMI.-Así es. Yo todavía espero leer burradas mayores.
Feliz y santa Pascua gloriosa.
Como suele hacerse Ud. grafica su postura con ejemplos "hombres de paja" como el de rasgarse las vestiduras por el cierre de Lourdes.
Voy yo ahora a graficar la postura opuesta. Criticar la "decisión prudencial" por la que se decidió dejar entrar a los seminarios a infinidad de muchachos que tenían inclinaciones homosexuales sería "temerario", "juzgar a los Obispos", "obra del demonio".
Ahora tenemos un "lobby gay" enquistado en la Iglesia, pero los fieles de a pie deberíamos callarnos y no decir nada (y no haber dicho nada entonces salvo en privado) porque ¿ Quienes somos para juzgar las decisiones "prudenciales" del Obispo acerca de que inclinación homosexual impide entrar al Seminario ? Al fin de cuentas, no es lo mismo una "ocurrencia" que un vicio arraigado.
Deberíamos entonces CONFIAR Y DEFENDER CIEGAMENTE lo que digan los pastores en cuanta decisión prudencial tomen.
Mi postura es: La virtud de la prudencia. Me inclino fuertemente a darle la derecha a mi Obispo y a todos en las decisiones prudenciales que tomen. Pero NO AL PUNTO de violentar ABSURDAMENTE mi propia prudencia. Eso es (me da casi gracia usar el término) clericalismo.
Yo creo que es SALUDABLE que los pastores escuchen estas angustias aunque eso lleve a la necesidad de contener a los más exaltados.
Le respeto su derecho a no concordar, pero le pediría que no me mande a leer los artículos (ya lo hice y detenidamente) ni me acuse de pecado por expresarme con respeto.
Felices Pascuas en el Señor
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JMI.-Equipara usted 1) permitir que entren homosexuales en el Seminario con que 2) los Obispos limiten con normas pastorales prudenciales ciertos aspectos del acceso a la Eucaristía y sacramentos por un tiempo. Lo 1) es intrínsecamente malo, y lo 2) es una medida pastoral elegida por la mayor parte de las Conferencias Episcopales.
Me parece muy bien que su personal prudencia opte por reprobar lo 1) y me parece muy mal que su prudencia condene la opción 2).
Equiparar en su argumentación 1) y 2) es una falacia de la que debería avergonzarse.
Por último, yo enviaría a todos los obispos y sacerdotes modernistas y anticatólicos alemanes, españoles, chilenos, etc., a los hospitales y residencias de ancianos a convivir con los enfermos sin salir para no contagiar. Hasta el final de la pendemia. Allí está Cristo. Una Iglesia en salida. Se les llena la boca de opción preferencial por los pobres. Nadie más pobre que un enfermo grave en una cama de hospital, ni más rico si si tienen a Dios. El problema es en qué creen. Voluntarios en los hospitales. Todos.
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JMI.-Clara merece claramente una clara bendición +
No consigo ver qué hay de malo en lo dicho por Luis López.
No ha dicho que vaya a desobedecer a su obispo, ni ha invitado a otros a desobedecer.Ha hecho un juicio sobre las medidas tomadas por los obispos, piensa (resumiendo) que son exageradas. Pero no ha hecho un juicio sobre los motivos que han movido a los obispos a tomar las medidas que han tomado.
No veo nada malo en que un buen cristiano piense que una determinada decisión prudencial de un determinado obispo sea equivocada o que no sea la mejor. Tampoco veo nada malo en que lo diga.
Leeré con atención su próximo artículo.
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JMI.-Cuando con toda verdad se diga a los fieles que en normas referidas a cuestiones prudenciales de la Iglesia local "sigan al Obispo", no le siguen si públicamente proclaman que las normas dadas por el Sr. Obispo están equivocadas y que son perjudiciales al pueblo cristiano o contrarias a sus derechos.
A no ser que esas normas sean ilícitas, contra-Dios. Lo que no se da en el caso que nos ocupa.
Y reflexionen en lo que dice el P. Iraburu.
En el futuro me lo pensaré dos veces, antes de hacer un juicio contra los obispos o el Papa.
Gracias padre
"Aquellos testimonios heroicos de caridad con los apestados son para los cristianos de todos los siglos ejemplo y estímulo formidables de caridad fraterna. Pero en sus modos concretos no pueden hoy estar vigentes, porque incurrirían en imprudencias culpables "
"Hoy, conociendo el mundo microbiológico y sus vías posibles de difusión contagiosa, se conocen los modos de combatir eficientemente las epidemias"
Estimado P. Iraburu, respeto a los obispos, pero tenía dudas sobre sus decisiones en la situación actual. Este artículo suyo me ha hecho ver claro.
Muchas gracias.
Que Dios le bendiga y María Santísima le guarde de todo mal.
Jesucristo nos ha mandado pedir a Dios, que no nos permita Vernos ex
puestos a ocasiones peligrosas que arrastrarían nuestra caída: "Et ne nos inducas in tentationem". en el fondo ese llamado de salir o de no tener miedo o de que se abandona el ministerio se puede mirar así, digo lo fundamento en que la ciencia ayuda a como controlar el virus mas efectivamente en el aislamiento lo cual tiene un sentido de caridad. diría la gran tentación de los paices mas afectados es exponer al pueblo por razones económicas, etc..a diferencia de aquellos que se aislaron rápido, la taza de defunción fue minima. Yo diria que el demonio tiene un recurso sutil de tentar y aqui que Dios nos pide no caer en esa porque se puede liberar del mal por un método mas efectivo y certero (aislamiento).
Diria, el fundamento de todo Catolicismo es la CARIDAD, y la medida que me incluye ayunar de misas de confesiones, de adoración al santísimo incluso de que me suspendan laboral mente sin salario, cruza el amor al prójimo. Seria caer en una oración banal a Dios pidiendo que nos nos deje caer cuando nosotros hacemos lo contrario al salir y dispersar el veneno mortal.
Saludos Padre...cuidece mucho, falta mucho por delante...jajajaja Jesús ha resucitado...
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JMI.-La humildad y la caridad nos ayudan siempre, con la ayuda de la gran doctrina de la Iglesia, y bajo la guía de nuestros Pastores sagrados, a hacer o no hace la voluntad de Dios en todas las circunstancias de nuestra vida. Sobre todo si se lo pedimos en la oración.
Creo que es difícil no “sospechar” de algo malo al ver la Pascua celebrada sin presencia de fieles en todo el mundo; no porque los fieles “hagan” la misa, está claro, pero es tan raro...
Mi consulta concreta es: en el s XIX era claro y sabido que la lepra era contagiosa. San Damián de molokai fue un imprudente? O en su caso era permisible que sacrificara su vida para llevar sacramentos a gente moribunda ?
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JMI.-Sabía que era contagiosa, y con una caridad prudente y heroica se puso al servicio de los leprosos. Y una caridad prudente, considerando los conocimientos e ignorancias de su tiempo.
En todo caso de su caridad fraterna es un ejemplo válido para todas las generaciones hasta el fin del mundo.
Pero si hubiera en su tiempo los conocimientos que hay ahora de virus y epidemias, habría puesto les medios higiénicos hoy mandados por las autoridades necesarias (lavado manos, mascarilla, contactos evitables, etc.) para poder servir más años a sus queridos enfermos, y para no contagiar a otros compañeros suyos por sus imprudencias higiénicas innecesarias, que hubieran puesto en riesgo evitable o disminuible en su vida y la de sus compañeros. Seguro que habría obedecido a las normas sanitarias que hubiera dado tanto la Autoridad civil como las normas pastorales de sus Autoridades religiosas.
Feliz Pascua de Resurrección!!
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JMI.-Cierto, muy pocos.
Bendición +
Premisa falsa. Siento mucho decirle que usted no tiene razón y ya no continuaré leyendo el resto del artículo
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JMI.-Seguro que encontrará mejores textos sobre el tema en la web, que es tan inmensa. Dios le ayude a encontrar.
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JMI.-De hecho la CEE dió un marco de normas, pero dejando que cada Obispo diera, dentro de las anteriores, sus precisiones y aplicaciones convenientes. Y lo mismo han ido haciendo los Obispos en referencia a sus párrocos. Las posibilidades y conveniencias en pastoral de coronavirus son muy diferentes en los diferentes lugares, iglesias, parroquias.
Gracias.
Yo soy de lo que se dice un católico sociológico, con pobre formación católica. Mi problema es de catequización por eso le pido alguna lectura que me introduzca en la fé gradualmente para luego seguir en el catecismo de la Iglesia Católica. Esa es la causa que no actúe entre otras con la debida caridad.
Dios le bendiga.
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JMI.-Parece que por don de Dios conecta bien con el este pobre cura. En mi blog, al final de cada post, aparece un enlace al Indice de los 590 posts publicados. Bien puede suceder que rebuscando halle temas en que pueda ayudarle. Dios quiera.
Bendición +
Yo soy de los que cree que el Gobierno español permite el culto casi sin restricciones (la policía irrumpiendo en la catedral de Granada cuando hay solo 20 fieles no tiene base legal y es extralimitación) porque quiere que se contagien los católicos, que son viejos y votan conservador.
Vi un vídeo de 5 señoras mayores que salían de una misa en una iglesia de Toledo. Sí, legal, sí, pocas señoras... pero creo que al menos tres se apoyaban con la mano sin guantes en la misma barandilla: primero una pasa la mano, luego la segunda... Eso es contagio. Y dos se saludaban muy juntas en la puerta (que era estrecha: el cura no abría las dos hojas, sólo una).
La gente mayor es tozuda y está atada a sus hábitos de toda una vida. "Sobreviví de niña a la guerra civil, esto no es nada", piensan. Y cometen mil imprudencias. Lo sabio y prudente es impedirles usar la iglesia como lugar de reunión.
(Es distinto si tienen hora para confesarse: una a las 12, otra a las 12.40, etc...)
Yo no pido el "cierre total", pero cuando hablamos de "celebrar con fieles cumpliendo con todas las medidas de prudencia" en realidad es una fantasía: ¿o es que la gente iría al templo con trajes EPI?
Por otra parte, creo que si muchos que dedican horas a quejarse de los obispos las dedicaran a leer la Palabra de Dios saldrían del confinamiento hechos unos San Jerónimos y con los salmos memorizados.
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JMI.- Qué razón tiene...
Pero algunos piensan que echar pestes contra los Obispos es más grato ante Dios y colabora más a su Reino en la tierra. Qué cosas...
Se puede ser prudente y no ser cobarde. Por supuesto que hay que ser prudente y precavido en los tiempos que corren. Hay que conocer al enemigo para protegerse de él ; hay que conocer al virus que hoy nos ataca, y combatirlo dé mil maneras ; material y espiritualmente.
Las autoridades sanitarias les dicen a la población que se queden en casa , que se laven las manos, que usen mascarilla y guantes cuando van al supermercado , y guarden la debida distancia prudencial para evitar el contagio. Pero esto de quedarse en casa , por ejemplo , no vale para el personal sanitario , y para los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.Tampoco vale para las labores de la agricultura y demás industria que se ocupa de las necesidades básicas de abastecimiento de la población ; farmacias , camioneros .Etc.
El Gobierno de España ha estimado conveniente reconocer el culto religioso , cómo una necesidad básica espiritual para los creyentes ; y ha autorizado el culto con las debidas precauciones generales para todo el mundo.....
No juzgo a nadie ni mucho menos a ningún obispo. Pero tengo que dar testimonio de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Torrejon de Ardoz ( Madrid ). Hay culto todos los días con repique de campanas incluido.
Muchas gracias padre José María Iraburu.
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JMI.-Quiso Dios que la CEE diera unas líneas, pero confiando su concreción mucho en los Obispos locales. Y que éstos hicieran lo mismo con sus párrocos. Cada uno ha ido haciendo según su saber, su entender, su poder, su salud, etc. y también según las colaboraciones posibles de sus feligreses, etc., p.ej., para mantener abierta la iglesia 1 hora o toro el día, para hacer la compra a confinados, para reunir un grupo y hacer una trasmisión adio-visual de lo celebrado en la iglesia con unos pocos fieles, etc.
Dios les haya dado caridad pastoral y acierto a todos.
Contra factum non valet argumentum.
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JMI.- En cada nación hay una Conferencia Episcopal y en cada diócesis un Obispo. Las circunstancias son muy diversas de una a otra nación. Los cristianos polacos deben serguir las normas dadas por la Autoridades civiles y religiosas de Polonia, que son diferentes, por supuesto, a las que disponen esas mismas autoridades en otra naciones. En consecuencia, los cristianos españoles deben seguir las normas dadas por su CEE, y según voluntad de ésta, según las que más en concreto ordene su Obispo propio. Los cristianos andaluces, por ejemplo, lo mismo párrocos que feligreses, harían mal en ajustarse a las normas y orientaciones de la CE polaca o del Obispo, p.ej., de Varsovia.
Hace unas 11 horas que no he revisado la Sala de Comentarios.
Cenar tarde ayer, dormir lo debido, madrugar y hacer mis rezamientos, desayunar (tengo la Misa más tarde), atender al aparejador en unas obras de cierta importancia, ahora que vuelven al trabajo, contestar algunas cartas urgentes y, por fin, entrar a ver los comentarios entrados. Voy con ello, Dios me ayude.
De todas maneras, muchas veces no son los obispos los que han dado ciertas órdenes sino la "interpretación" posterior de los sacerdotes.
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JMI.-El cristiano español acierta en el modo de entregar su caridad obedeciendo las normas sanitarias dadas por las Autoridades civiles, y ateniéndose en las cosas religiosas a las normas dadas por la Autoridades religiosas, más concretamente, las del Obispo propio.
Ayer leí la opinión de un posible experto en coronavirus, digo posible experto porque borré ese archivo ya que mi teléfono no da más de sí, y no lo puedo revisar ahora. Decía este hombre que probablemente esta enfermedad no va a terminar y que a partir de ahora tendremos que acostumbrarnos a vivir atados a la mascarilla, guantes, etc. Si esto es así y de verdad este problema se cronifica, la Iglesia imagino que tendrá que replantearse de nuevo la situación. Que Dios ayude a todos y a cada uno en sus decisiones y especialmente a aquellos que tienen mayor responsabilidad.
Un saludo y feliz Pascua de Resurrección a todos.
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JMI.-No conviene dar cachetes a nadie, si son "sin merecerlos", menos todavía.
En cuanto a la cobardía y abandono del pueblo, señaladas por usted, como elementos obvios, y proclamando su convicción en público (cobardes y dejados), le aconsejo que en su próxima confesión recuerde acusarse.
Saludos y bendición.
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JMI.-Gracias, José Miguel.
Abrazo pascual sin transmisión de virus.
Bendición + JMI
Ya llevamos 4 Salas de comentarios tratando, discutiendo y dándole vueltas al mismo tema, el tema común a los cuatro últimos posts. En los cuatro artículos sobre Coronavirus I-IV hay cierta progresión en el desarrollo del tema. Pero en la Sala de Comentarios estamos repitiendo siempre, de un lado o de otro, la misma música.
Ya vale. Es mucho.
Mientras tanto en muchas naciones mueren decenas y decenas de miles de infectados por el virus. Y ahora estamos en la 1ª semana de Pascua, en el comienzo de la Cincuentena Pascual, tiempo de luz esplendorosa y de alegría inefable. Y nosotros revolviéndonos en la Sala de Comentarios.
Ya vale. Es demasiado.
LLOREMOS por tantos hermanos nuestro difuntos y sus familias.
Y ALEGRÉMONOS en la resurrección de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Gracias a todos los comentaristas. Que Dios los bendiga.
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