(536) Ningún católico tiene derecho a estar confuso
–Estoy hecho un mar de dudas, porque un teólogo dice esto, y el otro lo contrario; un cardenal permite tal acción, y otro la condena como sacrílega…
–No, su confusión no se debe a lo que usted dice. Siga leyendo y lo convenceré… Y alegre esa cara, hombre.
* * *
Un católico fiel permanece en la luz de Cristo
—«Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de vida» (Jn 8,12). Si alguno anda en tinieblas, será que no sigue a Cristo. —El cristiano católico no vive en la confusión, sino «en la Casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad» (1Tim 3,15). Si está lleno de confusión, será porque no siempre vive en la Casa de Dios, sino que se permite esparcimientos en antros ideológicos mundanos. —«El justo vive de la fe… La fe es por la predicación. Y la predicación por la palabra de Cristo» (Rom 1,17; 10,17). El que, alejándose de la fe, da crédito a otras voces contrarias, cae necesariamente en el pozo de la confusión. —Como los lados de un triángulo equilátero, en el que cada lado sostiene a los otros dos, así «Tradición, Escritura y Magisterio de la Iglesia están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros» (Vat. II, Dei Verbum 10).
Quien da crédito a las enseñanzas contrarias a esa unidad-trinitaria, pasa de la luz a la obscuridad; de Cristo Maestro al Padre de la Mentira. Da más valor a palabras de hombres que a la Palabra de Dios. Está ciego y sordo. Las teorías o hipótesis más descabelladas lo llenan de admiración porque el mundo, contrario al Reino, las rodea de prestigio. Pero en realidad sus voces no valen más que el canto de un grillo, el ladrido de un perro o el rebuzno de un burro.
Ningún católico tiene derecho a estar confuso.
1. Nunca en la Iglesia tanta verdad
Nunca la Iglesia ha contado con un cuerpo de doctrina tan amplio y tan perfecto como hoy, se trate de temas bíblicos, litúrgicos, dogmáticos, morales, pastorales, filosóficos, sociales, políticos o de cualquier otro campo. Ningún católico, pues, tiene derecho a estar confuso y a perderse en la selva de verdades y mentiras en que ha de vivir.
Para que Dios libre a un cristiano de las tinieblas del error y lo guarde en el esplendor de su verdad, éste no tiene más que «perseverar a la escucha de la enseñanza de los apóstoles», como los primeros cristianos (Hch 2,42). Sobre cualquier tema hallará preciosos documentos de la Iglesia. Y en todo caso siempre podrá hallar fácilmente la luz en el Catecismo de la Iglesia Católica (1992).
Miremos, por ejemplo, el sacerdocio ministerial. Aparte de las cartas pastorales de San Pablo, la antigüedad cristiana sólo tenía Los seis libros del sacerdocio, de San Juan Crisóstomo (+407); la Regla pastoral de San Gregorio Magno (+604) y alguna otra obra de no mayor desarrollo. En nuestro tiempo tenemos numerosos y excelentes documentos del Magisterio apostólico: S. Pío X, Hærent animo; Pío XI, Ad catholici sacerdotii; Pío XII, Menti nostrae; S. Juan XXIII, Sacerdotii Nostri primordia; Vaticano II, Lumen gentium; Christus Dominus; Presbyterorum ordinis; Optatam totius; Bto. Pablo VI, Sacerdotalis caelibatus; Sínodo 1971; S. Juan Pablo II, Cartas de Jueves Santo; Pastores dabo vobis; Directorio para el ministerio y la vida de los presbiteros; Benedicto XVI, enseñanzas durante el Annus sacerdotalis…
Después de veinte siglos de vida y ministerio, y habiendo recibido del Magisterio apostólico estos formidables documentos –y otros de buenos teólogos– ¿tienen hoy los sacerdotes derecho a verse confusos en su ser y en su obrar, y a mantenerse a la búsqueda de su «identidad sacerdotal»?
2. Nunca tantos errores y abusos
Sin embargo, la enseñanza de la verdad, aunque vaya unida a la impugnación del error contrario, no es suficiente para guardar la unidad de la verdad católica si la autoridad apostólica tolera, e incluso promueve a veces, a quienes en la Iglesia difunden el error.
«La Iglesia es una», confesamos en el Credo. «Sólo hay un cuerpo, un espíritu, una fe» (Ef 4,4-5). «Tened un mismo pensar y un mismo sentir» (1Cor 1,10). Los primeros cristianos tenían «un solo corazón y un alma sola» (Hch 4,32). Es cierto que esta cohesión doctrinal de la Iglesia primera conoció muy pronto tiempos de tremendas disensiones. San Agustín (+430) enumera ochenta y siete formas de herejías (De hæresibus ad Quodvidideum).
Pero esto era antes de que la Iglesia en sucesivos Concilios ecuménicos y regionales fuera definiendo y aclarando la verdad católica al paso de los siglos. Los Concilios antiguos, los medievales, el de Trento, traen a la Iglesia una maravillosa unidad en la doctrina de fide et moribus. Concretamente, desde el siglo XVI, se da un contraste muy marcado entre la Iglesia Católica, siempre unida en la doctrina, y las diversas Confesiones protestantes, siempre divididas a causa del libre examen de las Escrituras y de la ausencia de verdaderas autoridades apostólicas.
En los últimos decenios, por el contrario, es preciso reconocer que la generalización de errores y abusos en no pocas Iglesias locales católicas, ha introducido en ellas un cúmulo de disensiones en materias de fe y moral, que antes caracterizaba solo a las comunidades cristianas protestantes.
Ya ni siquiera nos sorprendemos cuando un sacerdote niega la posibilidad del infierno, la virginidad física de María, la existencia del purgatorio, la necesidad de los sacramentos; o cuando un teólogo da una visión claramente nestoriana o arriana de Cristo, negando su divinidad ontológica personal y eterna, o si niega la realidad de la transubstanciación eucarística o la objetividad histórica de los milagros de Cristo; o cuando una religiosa no cree en los ángeles o en el diablo o en el pudor; o cuando un laico afirma que la anticoncepción, en ciertas condiciones, puede ser una obligación grave de conciencia; o cuando un Cardenal declara que no cabe excluir en la Iglesia el sacerdocio ministerial de las mujeres, o la validez de un segundo matrimonio, aunque viva todavía el cónyuge del primero.
Son tantos y tan frecuentes los errores –los errores no sancionados por los Obispos o los párrocos– que puede producirse en los fieles católicos ortodoxos una actitud de indiferencia desesperada, en la que se unen cansancio, impotencia y enojo. «Ya, ¿qué más da? Que digan y que hagan lo que quieran. ¿Qué podemos hacer nosotros si quienes tienen autoridad no lo hacen? Además sería como matar mosquitos en un pantano. Tarea inútil, y demasiado trabajosa para nuestras pocas fuerzas».
3. Nunca ha sido tan débil la lucha contra errores y abusos
¿Cómo es posible que nunca haya habido en la Iglesia un cuerpo doctrinal tan amplio, asequible y precioso, y que al mismo tiempo nunca haya habido en ella una proliferación comparable de errores y abusos? Parecen dos datos contradictorios, inconciliables.
La respuesta es obligada: porque nunca en la Iglesia se ha tolerado tan ampliamente la difusión de errores y abusos en doctrina y pastoral, en liturgia y moral.
—Confusión protestante
La confusión y la división no es católica. Son, en cambio, la nota propia de las comunidades cristianas protestantes. En ellas son crónicas, congénitas, pues nacen inevitablemente del libre examen y de la carencia de Autoridad apostólica. El papa León X, en la bula Exurge, Domine (1520), condena esta proposición de Lutero:
«Tenemos camino abierto para enervar la autoridad de los Concilios y contradecir libremente sus actas y juzgar sus decretos y confesar confiadamente lo que nos parezca verdad, ora haya sido aprobado, ora reprobado por cualquier Concilio» (n.29: Denz 1479).
Partiendo de esas premisas, una comunidad cristiana solamente puede llegar a la confusión y la división. Este modo protestante de acercarse a la Revelación pone la libertad por encima de la verdad, y así destruye la libertad y la verdad. Hace prevalecer la subjetividad individual sobre la objetividad de la enseñanza de la Iglesia, y por eso pierde tanto al individuo como a la comunidad eclesial. Es éste un modo tan inadecuado de acercarse a la Revelación divina que no es posible por él llegar a la verdadera fe, sino a lo que nos parezca. No se edifica entonces la vida sobre roca, sino sobre arena. A lo largo de su historia, el edificio de la Iglesia, cuando ha guardado intecto la roca fundamental de la fe, ha sufrido en ocasiones grandes degradaciones morales sin venirse abajo. Pero allí donde se ha permitido tantas veces que se minara la roca fundamental de la fe, la Iglesia se ha derrumbado. Es lógico.
De hecho Lutero destrozó gran parte de lo cristiano: los dogmas, negando su posibilidad; la fe, devaluándola a mera opinión; las obras buenas, negando su necesidad; la Escritura, desvinculándola de Tradición y Magisterio; la vida religiosa profesada con votos, la ley moral objetiva, el culto a los santos, el Episcopado apostólico, el sacerdocio ministerial, el sacrificio eucarístico, y todos los sacramentos, menos el bautismo…
Pero Lutero, ante todo, destroza la roca que sostiene todo el edificio cristiano: la fe en la enseñanza de la Iglesia apostólica. Haciéndose de ese rechazo la premisa fundamental, lógicamente todo el edificio se viene abajo.
—Los católicos no tenemos derecho a estar confusos
La fe teologal cristiana es cosa muy distinta, esencialmente diferente, de la libre opinión personal. Como enseña el Catecismo, «por la fe, el hombre somete completamente su inteligencia y su voluntad a Dios… La Sagrada Escritura llama “obediencia de la fe” a esta respuesta del hombre a Dios que revela (cf. Rm 1,5; 16,26)» (143)
La fe cristiana es, en efecto, una «obediencia», por la que el hombre, aceptando a la Iglesia apostólica como Mater et Magistra, se hace discípulo de Dios, y así recibe Sus «pensamientos y caminos», que son muy distintos de los pensamientos y caminos de los hombres (Is 55,8). Por eso enseña Santo Tomás:
«El objeto formal de la fe es la Verdad primera revelada en la Sagrada Escritura y en la doctrina de la Iglesia. Por eso, quien no se conforma ni se adhiere, como a regla infalible y divina, a la doctrina de la Iglesia, que procede de la Verdad primera, manifestada en la Sagrada Escritura, no posee el hábito de la fe, sino que las cosas de fe las retiene por otro medio diferente», por la opinión subjetiva.
«Es evidente que quien presta su adhesión a la doctrina de la Iglesia, como regla infalible, asiente a cuanto ella enseña. De lo contrario, si de las cosas que sostiene la Iglesia admite unas y en cambio otras las rechaza libremente, no da entonces su adhesión a la doctrina de la Iglesia como a regla infalible, sino a su propia voluntad. Por tanto, el hereje que pertinazmente rechaza un solo artículo no se halla dispuesto para seguir en su totalidad la doctrina de la Iglesia. Es, pues, manifiesto que el hereje que niega un solo artículo no tiene fe respecto a los otros, sino solamente opinión, según su propia voluntad» (STh II-II, 5).
Es muy comprensible que el católico protestante sufra una gran confusión, como la padece aquel que se empeña en lograr un círculo cuadrado. Pero en cambio no debemos reconocer a un católico el derecho a la confusión. Aunque esté de moda.
José María Iraburu, sacerdote
40 comentarios
Lo que no es de recibo es que proliferen las herejías dentro de la Iglesia y nadie los corrija. Es como si quien tiene la autoridad estuviera haciendo dejación de ella. Y así, se está permitiendo que sacerdotes, obispos y cardenales prediquen doctrinas que no son católicas.
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JMIL.-Querido Pedro Luis, mira mi comentario al comentario de Jordi.
A ver si te vale de algo. Cordial saludo.
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JMI.- Hablar mal, sin duda, es fácil. Hasta los más niños balbucean como pueden... Mamá, papá, agua...
Hablar bien en fondo y forma no es fácil. Y aquello que es difícil es realizado sólo por pocos.
La Iglesia ofrece unos cimientos sólidos para quien quiera apoyarse en ellos.
Yo matizaría un poco lo de Lutero: en efecto, en su origen causó grandes males y una tendencia a la dispersión. Pero "actualmente" hay mucho protestante (luteranos o evangélicos, que se dispersan más aun) que están buscando la unidad... y que miran con cariño a la Iglesia Católica.
Por otro lado, me parece que no es en absoluto despreciable la influencia del maligno, que se manifiesta de modo muy claro en su constante intento de sembrar división entre los católicos. Los enfoques "divisorios" de algunos medios medios de comunicación (entre progresistas y conservadores, este Papa y tal otro, etc. etc.) hemos de verlos como un ataque directo a la unidad de la Iglesia, y evitarlos como la peste.
Todo lo que sea fortalecer la unidad evitará el confusionismo.
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JMI.- Conociéndolo, ya sé que está usted pensando en la unidad de la verdad católica (la verdad es una, los errores son innumerables). Esa verdad católica es la que fundamenta la unidad de la caridad.
Ningún ser humano inteligente puede afirmar estar en posesión de la verdad.
Salvo que confunda verdad con superstición y certeza con fe.
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JMI.- El que sigue a Cristo, luz del mundo, y se deja enseñar por la Iglesia Madre y Maestra, aunque no sea un genio ni un gran doctor, puede perfectamente "no andar en tinieblas, sino en luz de vida". Así lo enseña Cristo. "El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá luz de vida". ¡"Nosotros tenemos el pensamiento de Cristo!" (1Cor 2,16)
Los relativistas, en cambio, creen que nadie tiene la verdad, sino parte de ella, y que diversas enseñanzas, aunque den doctrinas inconciliables entre sí, pueden ser todas verdaderas. Pobreticos...
La Cuaresma es un tiempo privilegiado por Dios para la conversión (metanoia - cambio de mente),
para salir de "la dictadura del relativismo" (Benedicto XVI) a la verdad perfecta de Cristo-Luz-Verdad-Vida.
"Líbranos, Señor, de las tinieblas del error y guárdanos en el esplendor de la verdad".
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JMI.-Bendigamos al Señor.
Cuando el mismo Obispo de Roma nos dice que ahora ya no siempre es posible considerar que las personas en adulterio cometen pecado mortal, que en tal condición pueden comulgar, que el sexto mandamiento ya no es tal sino un ideal a cumplir, necesariamente todo católico que se precie, siente que le están queriendo "mover sus cimientos". Y tanto es así, que cardenales formularon sus "dubias" a ese planteamiento papal. Los cardenales, no cualquier católico, se encontraron dudosos, confusos, acerca del alcance de semejantes afirmaciones. "Dubias" que no fueron contestadas para así abonar la confusión sembrada.
Y otro tanto se podría decir cuando, modificando el Catecismo, se nos enseña que la "pena de muerte es inadmisible"; o sea que durante dos mil años la Iglesia estuvo errando enseñando la licitud de tal pena.
En lo particular, yo no estoy dudoso, creo en lo que enseñó la Iglesia desde siempre sobre la pena de muerte (diga quien diga lo contrario) y que lo contenido en Amoris Laetitia (especialmente el famoso punto 301), tiene la misma validez que las enseñanzas del Papa Juan XXII acerca de la "visión beatífica". El problema está en que aquellos que, ante estos intentos de sembrar confusión, tienen la obligación de hablar, callan. Y creo que nunca mejor que ahora recordar el "Conmonitorio" de San Vicente de Lerins:
Habiendo interrogado con frecuencia y con el mayor cuidado y atención a numerosísimas personas, sobresalientes en santidad y en doctrina, sobre cómo poder distinguir por medio de una regla segura, general y normativa, la verdad de la fe católica de la falsedad perversa de la herejía, casi todas me han dado la misma respuesta: «Todo cristiano que quiera desenmascarar las intrigas de los herejes que brotan a nuestro alrededor, evitar sus trampas y mantenerse íntegro e incólume en una fe incontaminada, debe, con la ayuda de Dios, pertrechar su fe de dos maneras: con la autoridad de la ley divina ante todo, y con la tradición de la Iglesia Católica».
«Y si algún contagio nuevo se esfuerza en envenenar, no ya una pequeña parte de la Iglesia, sino toda la Iglesia entera a la vez incluso, entonces su gran cuidado será apegarse a la antigüedad, que evidentemente no puede ya ser seducida por ninguna mentirosa novedad».
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JMI.- "En lo particular, yo no estoy dudoso". Tampoco estaban dudosos y confusos los 4 Cardenales que presentaban sus "dubia", sino ciertisimos en la doctrina católica. Usted y ellos (y yo) no estaban confusos porque en cualquier tema, si se nos daba una enseñanza inconciliable con la doctrina secular de la Iglesia, no la aceptamos. Y no sufrimos ninguna confusión, porque nos adherimos a la doctrina de la Iglesia Católica, Mater et Magistra. Estamos en la actitud de San Vicente de Lerins, con toda paz y certeza. En esa actitud debe permanecer "todo católico".
Otra cosa es que "califiquemos de herejes" a unos u otros:
no tenemos autoridad apostólica para hacerlo.
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JMI.- Dando yo unos ejercicios en Chile, llegó un momento en que una persona se me acercó y en un lugar discreto me dijo con gran convicción:
"Está muy bien todo lo que nos predica, padre. Pero no sé si tiene en cuenta suficientemente que una cosa es el evangelio y otra la vida".
Genial.
Viene a ser lo de Romanos 7,15-22.
¿Pero qué puedo hacer, Padre Iraburu, si observo que están de facto olvidadas las doctrinas de textos del siglo XIX e incluso de entrado el XX como el "Syllabus", la "Mirari vos", la "Pascendi", la "Mortalium animos" o la "Humani generis"?
¿Que hago, si veo en esos textos olvidados continuidad con la tradición de la Iglesia, mientras veo novedades y cambios de doctrina por doquier en muchos documentos de sesenta años a esta parte?
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JMI.- Ya sabe usted lo que tiene que hacer: perseverar en la doctrina católica enseñada siempre y en todo lugar. Y no dejarse confundir. Si con tanta frecuencia se enseñan falsas doctrinas, no debemos sentir confusión, sino pena por quienes las enseñan y por quienes sean por ellos engañados.
Y oremos, oremos, oremos.
Sólo tengo una expresión, "malos obispos, malos pastores". Son ellos quienes han de tener la dirección espiritual proactiva de nosotros.
Los libros no van a ser leídos por muchos, por falta de tiempo, porque no se hallan, porque no pueden, por cansancio, por muchas razones.
Pero para ello, debería de funcionar el oficio de la enseñanza y santificación de los obispos, y su gobernación, pasando por sus parroquias y viendo él en persona cómo está la situación.
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JMI.- Yo no estoy nada de acuerdo con quienes echan pestes de los obispos, tratándoles de cobardes, traidores, vagos, etc. Gran mentira, en la que me figuro que usted no incurre.
-La idea que yo tengo de ellos es que la mayoría son mejores que la mayoría de los cristianos que hemos de ser cuidados pastoralmente por ellos.
-También tengo la idea de que no pocos de ellos se formaron en Seminarios muy deficientes, y que sobre todo por eso, no pocos, como digo, están escasos de formación doctrinal segura y clara, faltos de fuerza apologética y persuasiva. Hacen lo que pueden, y pueden poco.
Pero estas dos ideas que expreso no son más que eso: "ideas mías", diagnósticos que no puedo apreciar como verdades absolutas.
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JMI.-Adriana bendita,
bendición +
" Resistid al Diablo ,y huirá de vosotros ; Acercaos a Dios ,y Él se acercará a vosotros ".
" Yo Soy la Luz del mundo ; todo aquel que me sigue ,no anda en tinieblas."
Todo el que anda confundido ,es porque vive en las tinieblas.
La soberbia es el pecado de los dioses. También ,de los escribas y fariseos.
(H)Oseas 4,6
Tan cierto es lo que dice usted, estimado padre Iraburu, sobre que "nunca la Iglesia ha contado con un cuerpo de doctrina tan amplio y tan perfecto como hoy" como que nunca -o casi nunca- como antes, la inmensa mayoría de los fieles desconocen, porque nadie se lo ha enseñado, partes muy importantes de ese cuerpo doctrinal. Es más, como bien apunta en su respuesta a Jordi, es harto probable que multitud de obispos y sacerdotes tengan ese mismo problema. porque su formación en el seminario fue muy deficiente y/o incluso herética. Por ejemplo, ahí tenemos a ese heresiarca ex-jesuita llamado José María Castillo, que no merece ni siquiera el nombre de cristiano, que fue formador de cientos de sacerdotes andaluces. Y si un ciego guía a otro ciego, ¿acaso no caerán ambos en el mismo hoyo?
Partiendo de esa realidad, cabe preguntarse hasta qué punto son muchos fieles responsables de estar confusos. Si lo que escuchan en los púlpitos es contrario a la fe, si lo que leen acá y allá es contrario a la fe, y si quienes tienen la autoridad para corregir no hacen uso de la misma, ¿qué cabe esperar de los bautizados que son víctimas de ese estado de cosas? ¿que por sí solos lleguen al conocimiento de la verdad y pasen no solo a profesarla sino a defenderla?
Ciertamente el Señor concede semejante gracia a no pocos fieles. Y ciertamente no hay nada que impida a muchos católicos acudir a las fuentes sanas de la Tradición y el Magisterio bimilenario, pero ¿qué hacemos con esos que apenas han sido catequizados convenientemente, o que no saben comprender bien lo que leen -si es que saben leer- o cuya única relación con la fe es lo que reciben de curas, religiosos y obispos heterodoxos? ¿acaso pensamos que son pocos los que así se encuentran?
Sabemos que Dios les ama más que nosotros y no dejará que ninguno de sus elegidos se pierda, pero... ay, cuánto dolor produce ver que hoy se cumple de nuevo lo indicado por el profeta Oseas, de forma que millones de almas mueren por todo lo que está pasando.
Que el Señor nos conceda ser atalayas y testigos de su verdad y de su Reino. Nunca pasaremos de ser siervos inútiles, pero qué cosa tan grande es ser siervo del Rey.
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JMI.- Recuerdo yo en el texto que "la fe es por la predicación, y la predicación es por la palabra de Cristo". Es evidente que una persona, aunque haya sido bautizada, si no ha recibido la predicación suficiente (el bautismo durante siglos no se daba sin una catequesis prolongada previa), o si ha recibido una catequesis puramente naturalista, de virtudes humanas, horizontal y poco más, o incluso una catequesis ideológicamente pésima (relativista, anómica, antiJerarquía apostólica, sexualista, orientalista por budismo, zen, litúrgicamente sacrílega, etc.), es decir, que no ha recibido "la predicación", psicológica y moralmente, que no tiene fe (aunque como hábito ontológico la haya recibido en el bautismo), por supuesto que tiene que padecer una CONFUSIÓN que más que confusión habría que calificar de IGNORANCIA total del cristianismo. Estos casos, en ciertas Iglesias locales, no son simples posibilidades hipotéticas, sino realidades cuasi-habituales dominadas por el padre de la mentira, el diablo.
Lo que yo afirmo en mi articulo es que "ningún católico tiene derecho a estar confuso". Se entiende, ningún "católico" de verdad, es decir, que haya recibido la fe no sólo por el bautismo, sino también por una predicación suficiente. Basta con que conozca el Catecismo de la Iglesia y que crea en su enseñanza, para que ya no tenga derecho a estar confuso.
Aquí está el acierto:
"...se formaron en Seminarios muy deficientes, y que sobre todo por eso, no pocos, como digo, están escasos de formación doctrinal segura y clara, faltos de fuerza apologética y persuasiva. Hacen lo que pueden, y pueden poco."
Me parece que son unos 50 obispos en España: hace falta un "Seminario de Re-formación de Obispos".
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JMI.- La última frase es una barbaridad pomposa.
JMI.- Ya sabe usted lo que tiene que hacer: perseverar en la doctrina católica enseñada siempre y en todo lugar. Y no dejarse confundir. Si con tanta frecuencia se enseñan falsas doctrinas, no debemos sentir confusión, sino pena por quienes las enseñan y por quienes sean por ellos engañados.
Y oremos, oremos, oremos.
Que el Espíritu Santo lo siga iluminando, para nuestro bien.
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JMI.- Bendición +
Me gustaría una cosa de todos ellos, que tuvieran una actitud más profética, que pudiera oírles con parresía, que desarrollaran una estructura de pensamiento intelectual y dieran un plan de acción. No lo veo. Éste era el sentido.
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JMI.-"Me gustaría"... que desapareciera el pecado original de la especie humana, que todos y todas (como algunos dicen hoy) fueran inteligentes, abiertos a la verdad sin resistencia alguna, inclinados siempre en su voluntad a lo bueno, refractarios a cualquier mal o apariencia de mal... Me gustaría no vivir en un mundo pecador, tan vulnerable a la mentira, la tentación, el egoísmo, el olvido y más aún, el rechazo de Dios, en quien existimos, nos movemos y somos.
Y nos cuesta mucho ver en la miseria (intelectual, moral, operativa), en las limitaciones y deficiencias de los padres-de-familia, de los maestros y profesores, de los teólogos, párrocos y obispos, en nosotros mismos, tan desbordante abundancia de mediocridad. Y no le vemos la gracia a las maravillas de luz, perdón, auxilio, confortación, esperanza, caridad, que obra mal que bien en nosotros porque el Padre celestial ha querido hacernos hijos suyos, y por Jesucristo nuestro Señor, ha querido comunicarnos el Espíritu Santo, Espíritu de verdad, de amor divino trinitario, de santidad.
Nuestras innumerables miserias nos están revelando continuamente la misericordia de Dios, la bondad de nuestro Salvador y Señor Jesucristo. Nuestros pecados no defraudan a la Virgen María, hasta el punto de renegar de sus hijos, sino que sigue acogiéndonos en su seno virginal como salud de los enfermos, refugio de los pecadores, consoladora de los afligidos, auxilio de los cristianos. Todos los santos del cielo y de la tierra, y todos los ángeles de Dios, interceden por nosotros. Y especialmente por aquellos que han sido elegidos, llamados, consagrados y enviados como Sucesores de los Apóstoles. Y así el Señor hace que todo colabore al bien de los que aman a Dios (Rm 8,28).
¡Qué maravilla, qué asombro, qué gratitud inmensa, qué aprobación tan sin límites damos a TODO lo que hace y permite la providencia de nuestro Dios. También en nuestro tiempo.
-Magnificat anima mea Domino
-Te Deum laudamus...
Amén, amén, amén.
Pido a Dios poder leerle este tipo de post más seguido. Pues son más propios de Reforma o Apostasía y la mar de necesarios para estos tiempos.
Nada de lo sucedido en la Iglesia me ha tenido confuso en lo más mínimo, lo que sí me ha tenido confuso, es no encontrar post como este más seguido en este blog. Lo necesitamos y mucho.
Dios le bendiga y le permita nos siga instruyendo con post como este y mejores.
Reforma o Apostasía
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JMI.-Querido Daniel, os llevo en el corazón, con zapatos y todo, a toda la familia, señora y niños incluidos, por supuesto. Procurad no moveros mucho.
Bendición +
-Nunca en la Iglesia tanta cobardía como ahora, ya que de la Iglesia de mártires de los primeros siglos, pasamos a la Iglesia de clérigos bien cómodos en sus poltronas sin abrir la boca, salvo ínfimas excepciones...
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JMI.-..."los clérigos bien cómodos" etc.
Es curioso el anticlericalismo de algunos cristianos practicantes de buena voluntad.
Parecería como si en la Iglesia actual lo que falla es el clero, pero los laicos son nuestra esperanza: ES LA HORA DE LOS LAICOS. Adelante, pues, con ellos...
Diagnóstico sumamente torpe.
El 80% o más de los laicos no van a Misa los domingos; son pecadores públicos. Y los cristianos laicos practicantes no hacen mucho por convertirlos. Si están casados, la mayoría grande son matrimonios anticonceptivos. Apenas hacen nada por estimular en la familia la oración, la formación cristiana (catequesis), la frecuencia de los sacramentos, la lucha contra la mundanidad y el consumismo... Et sic de caeteris.
Claro que hay entre los laicos cristianos de primera calidad. Pero lo mismo sucede en el clero o entre los religiosos.
lamentablemente hay algunos fieles Catolicos con actitud farisaica que le quieren ver errores doctrinales hasta al Papa
LF:
Qué cosas, ¿eh?
http://www.infocatolica.com/blog/coradcor.php/1801150858-el-nuevo-paradigma-no-es-nuev
Hale, ya tiene usted para entretenerse un rato.
Leo la vida de tantos mártires que también vivían en tiempos de confusión y veo cómo ellos tenían las ideas claras , porque sus ojos estaban fijos en el Buen Pastor y oían su voz.
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JMI.-Exacto.
Aunque arrecie la tormenta ¿cómo irá agrietándose la casa espiritual edificada sobre la roca-Cristo?
Aunque haya lobos amenazantes ¿como temer si estamos dentro de un rebaño guiado, cuidado y guardado por el Buen Pastor?
By Denzinger-BergoglioNovember /////
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JMI.-Lo siento, pero del Denzinger-Bergpllo no publicamos nada.
Soy de la opinión de Pedro Luís Llera, a quién sigo en Facebook con mucho agrado. Me tranquiliza mucho la respuesta que usted comenta al comentario de Jordi. Soy un católico de profunda fe, que no pocas veces se indigna ante tanto desaguisado litúrgico por parte de no pocos eclesiásticos y seglares en la Santa Misa, pero en el fondo le digo al Señor totalmente convencido por lo mucho que me ha perdonado y me sigue perdonando, que me considero más pecador que dichos eclesiásticos y laicos, en el convencimiento de que si bien han roto y rompen algunos platos, yo les he superado.
El Señor le bendiga y le guarde.
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JMI.-"Andar en humildad es andar en verdad" (Sta Teresa)
Bendición +
Un saludo padre!...
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JMI.- Así es.
Palabra del Señor.
Como que piensan, o sienten, que hay un abismo infranqueable...
Saludos desde Chile
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JMI.- ¡Viva Chile, mi her...mosa patria!
Bendición +
"Dice la Escritura:
"Nadie que cree en Él quedará confundido"."
La verdad es que solo escuchando la Palabra de Dios te sientes ya seguro, luego si se es sabio hay que prestar también mucho oído.
Un saludo!
Y que nos pasa? Que somos necios y queremos pensar y hacer nuestra voluntad y esto nos lleva al subjetivismo y a la rebeldía ,tenemos no lo mejor, lo más maravilloso lo que nos saca de la mentira ,nos abre a la vida y a la libertad de los hijos de Dios en su Amado Hijo.
Nos falta unificarnos con El en el Padre y yo somos Uno ,y la Iglesia Una.
Todo lo hemos recibido en la Iglesia de sus Ministros y tenemos un Ministerio Sagrado y solo nos queda ser agradecidos ,habrá sacerdotes más o menos formados, pero formados en la Verdad ,uds nos han dado formación y los Sacramentos y Uds ministros sagrados deben corregir dentro de nuestra Santa Iglesia las confusiones y no tolerarlas y cada laico corregir a su hermano y dejarnos corregir ,el mundo habla su lenguaje y no debemos caer en ello ,ni divulgar sus errores ,siendo fieles a la Doctrina Revelada y en ello nos va la vida eterna .
Gracias Padre Iraburu y que el Señor lo siga bendiciendo y nos siga enseñando ,corrigiendo y amándonos aún siendo pecadores.
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JMI.- Claros argumentos nacidos de fe, esperanza y caridad.
Aunque nos toque a veces pasar por valle de tinieblas, no tememos nada ni perdemos la paz ni nos envuelve la confusión, porque sabemos que el Buen Pastor nos guía y nos guarda de los lobos; sabemos que el Padre nos ama, y nadie podrá arrebatarnos de su mano a los que, haciéndonos como niños, nos agarramos a ella, o mejor, nos dejamos tomar por ella; y sabemos que el ESanto, el Espíritu de la Verdad, está con nosotros, más íntimo a nosotros que nosotros mismos.
Bendigamos al Señor.
Bendición +
¿Lo dice por Novell, o por Taravull, o por Setien, o por Uriarte, o por Cirarda, o por Sistach, o por los anteriores de Barcelona en cuyas barbas se cocieron muchos casos de pederastia, o lo dice por el de Santiago, que tampoco anda cojo ni manco con ese problema en su diócesis, o lo dice por Blázquez, o por el de Madrid que ha mentido públicamente diciendo que tiene licenciaturas que no tiene?
Yo le diría que respete a sus lectores. Hable de lo que sabe, de teología. Por que si se mete en estos jardines, lo que nos hace pensar es que igual usted tiene la misma idea de teología que de obispos españoles. Los obispos españoles son como las fincas, manifiestamente mejorables. Ese comentario sobre los obispos es un insulto a la inteligencia de sus lectores.
¿Sabe usted que el País Vasco y Cataluña son un erial católico? ¿Si son tan buenos los obispos, como es que no abundan la vocaciones?
Desde la Amoris Laetitia, y desde los Dubia, cualquier obispo que no se situe claramente a favor de los Dubia, esta contribuyendo a confundir a los fieles y a traicionar el depósito de la Fe que ha jurado preservar. Efectivamente los fieles tenemos derecho a estar confusos y a que no nos engañen nuestros pastores, ni en temas de Fe, ni en temas de obispos. Si usted quiere me pongo a desgranar caso por caso y no acabamos.
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JMI.-"Yo le diría que respete a sus lectores. Hable de lo que sabe, de teología".
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Después de 55 años de cura, tratando con éstos y con no pocos Obispos, "hablo de lo que sé", y en todo caso hablo de lo que ciertamente conozco mucho más que usted.
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JMI.- Gracias. Bendición +
A veces, un jesuita u otro religioso sale en la televisión a decir alguna barbaridad como apoyar el aborto y el matrimonio gay, y el obispo de la diócesis no hace ni dice nada. A mi parecer, ese obispo debería de escribir una carta al Provincial de la Orden a la que pertenece ese sacerdote para avisarle que debido a sus proclamas en la televisión se le está retirando sus licencias sacerdotales en la diócesis. Si todos los obispo hicieron eso, algo tendrían que hacer esos Superiores porque ¿donde enviarían a esos herejes? Si un Ministro o alto funcionario critica públicamente las políticas de su Primer Ministro o Presidente, ¿cuánto tiempo permanecería en el cargo? Sería cesado en una hora. Y en la Iglesia, se permite a propagadores de herejes enseñar sus errores durante décadas cuando está de por medio la salvación de las almas. .
No se si usted conoce que durante varios decenios la mayor parte de los prelados vascos con autoridad han callado como perros mudos ante el terrorismo, o si han hablado ha sido para servirle de coartada moral, especialmente los obispos. Durante muchos años, a los asesinados por ETA no se los podía enterrar con misa en muchos sitios, porque el cura no quería y el obispo no hacía nada. La sangre de esos bautizados clarma contra todos esos obispos y quienes les defienden.
Blázquez, que no es nacionalista, se plegó a los mismos, hasta el punto de que se comió sin rechistar una recomendación de su Consejo Pastoral para que no asistiese a misas funeral de policías asesinados por ETA "para no confundir a la feligresía".
El arcipreste de Irun cumplió condena de 12 años de cárcel, aunque le soltaron antes porque España es un cachondeo, por acoger y ocultar en la casa parroquial a un conocido suyo, del que sabía que era de ETA, que venía de poner un coche bomba en Santader matando a varias personas. Fijese si sabía lo que hacía que pidió permiso al obispado. Si no condenaron al obispo setien o a su vicario el ínclito Pagola, fue porque se acogieron a una exención para no declarar, porque si lo hubieran hecho y no hubieran mentido como hizo el cura también habrían sido condenados a 12 años de cárcel. Yo seguiría con cuestiones doctrinales, o con el tema del fomento de la homosexualidad en algún seminario o en algunos pisos de Barcelona, o de los prelados nacionalistas catalanes en fin...
Y lo de falsificar el currículum, aunque esta de moda es completamente improcedente no ya en un obispo, sino en un simple sacerdote.
Si sigue insistiendo deme un correo donde le pueda escribir anónimamente y le detallo casos y hechos para que se le quite la venda de los ojos, y no hablo de oídas.
No, por desgracia no sabe usted mas que yo.
De teología si, pero de lo otro no.
Insisto en que insulta la inteligencia de sus lectores, puede que con buena fe, pero lo hace. Que cada palo aguante su vela. Y que por los obispos hablen sus hechos, que palabras ya tenemos muchas. Obras y no palabras.
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JMI.-Conozco todo lo que usted refiere y muchísimo más. Concretamente, ¿cómo no voy a conocer, viviendo en Pamplona hace más de 80 años, lo referente a los Obispos vascos que Ud. me informa, como si no conociera yo el tema 20 veces más que Ud.?
Y también conozco que el tema de este artículo no es la crítica a los obispos, como también podría usted hacerla contra los laicos (matrimonios anticonceptivos innumerables, nupcialidad aminorándose continuamente, no niños, no vocaciones, inmensa mayoría de laicos que no van a Misa ni los domingos ni nunca, impudor absoluto en vacaciones de tantos/as cristianos y en todo tiempo, votación a partidos abortistas...) Centrar toda la crítica en los Obispos es un gran error.
Pero en todo caso no es el tema de este artículo. Quien sigue a Cristo y a su Iglesia no tiene por qué estar confuso, pues El es el Buen Pastor que lo guía y defiende siempre. Si se deja guiar y proteger de las mentiras y falsificaciones.
Me voy que me están llamando.
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JMI.- "Al final"... nuevos cielos, nueva tierra, reinado total de Cristo Salvador del mundo.
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JMI.-Por supuesto que la misma constitución que Cristo da a la Iglesia al fundarla incluye el establecimiento de Guías-Pastores-Sacerdotes por medio del sacramento del Orden, para re-presentarle a Él como pastores, sacerdotes y maestros. Pero el Buen Pastor no deja abandonados a los lobos enemigos de su Reino cuando unos ciertos pastores (párrocos, obispos) fallan en su ministerio y no guían, sino que incluso desvían con mala doctrina y orientan a caminos de perdición. Él auxilia con gracias especiales a cuentos quieren seguirle fielmente, aunque fallen los que para ello deberían ayudarle.
Su providencia amorosa asiste con los Evangelios, oración, Misa, sagrario, la Virgen, ángeles y santos del cielo, Catecismo de la Iglesia, las vidas de santos, retiros y ejercicios, personas santas sacerdotes, religiosos o laicos, grupos, libros, movimientos, o puras gracias interiores, que ayuden a que se cumpla lo que Él promete: "el que busca, halla; el que pide, recibe; al que llama se le abre", etc. Nadie que quiera de verdad seguir fielmente a Cristo se va a perder en la confusión. Palabra de SPablo, es decir, de Cristo: "Nadie podrá arrebatarnos del amor de Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rm 8 final).
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JMI.- Ésta es nuestra Palas Atenea.
Y no una falsa que un pobre troll comentarista nos envió, Dios lo perdone.
Bendigamos al Señor.
Bendición +
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JMI.-Lo de los valores, tal como suelen presentarlo, es puro cuento pelagiano: inútil total.
La prudencia tiene una altísima categoría muy desconocida: gobierna todas las virtudes en su ejercicio, también gobierna el ejercicio de la caridad, que sin prudencia no es verdadera ni santa.
Adelante con el Señor
Bendición + JMI
En seguida vimos que no eras tú la autora del comentario, sino un troll.
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