(447) La Asunción de la Virgen al cielo
–Perdone, pero el 13 de agosto «tocaba» poner en su blog según la Memoria de Sor Lucía, la cuarta aparición de la Virgen en Fátima.
–Pero resulta que fue, por excepción, no el día 13, sino el 19 de agosto de 1917. En cambio hoy celebramos su gloriosa Asunción en cuerpo y alma a los cielos.
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Constitución apostólica Munificentissimus Deus, del papa Pío XII (1950)
«Los santos Padres y grandes doctores, en las homilías y disertaciones dirigidas al pueblo en la fiesta de la Asunción de la Madre de Dios, hablan de este hecho como de algo ya conocido y aceptado por los fieles y lo explican con toda precisión, procurando, sobre todo, hacerles comprender que lo que se conmemora en esta festividad es no sólo el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación en el cielo, a imitación de su Hijo único Jesucristo.
Y, así, San Juan Damasceno (675-749), el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando la asunción de la santa Madre de Dios con sus demás dotes y privilegios, afirma con elocuencia vehemente:
«Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella que había visto a su Hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda criatura corno Madre y esclava de Dios».
Según el punto de vista de San Germán de Constantinopla (636-732), el cuerpo de la Virgen María, la Madre de Dios, se mantuvo incorrupto y fue llevado al cielo, porque así lo pedía no sólo el hecho de su maternidad divina, sino también la peculiar santidad de su cuerpo virginal:
«Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal es todo él santo, todo él casto, todo él morada de Dios. Todo lo cual hace que esté exento de disolverse y convertirse en polvo, y que, sin perder su condición humana, sea transformado en cuerpo celestial incorruptible, lleno de vida y sobremanera glorioso, incólume y partícipe de la vida perfecta».
Otro antiquísimo escritor afirma:
«La gloriosísima Madre de Cristo, nuestro Dios y salvador, dador de la vida y de la inmortalidad, por él es vivificada, con un cuerpo semejante al suyo en la incorruptibilidad, ya que él la hizo salir del sepulcro y la elevó hacia sí mismo, del modo que el solo conoce».
Todos estos argumentos y consideraciones de los santos Padres se apoyan, como en su último fundamento, en la sagrada Escritura; ella, en efecto, nos hace ver a la santa Madre de Dios unida estrechamente a su Hijo divino y solidaria siempre de su destino.
Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que, ya desde el siglo segundo, los santos Padres presentan a la Virgen María como la nueva Eva asociada al nuevo Adán, íntimamente unida a él, aunque de modo subordinado, en la lucha contra el enemigo infernal, lucha que, como se anuncia en el protoevangelio, había de desembocar en una victoria absoluta sobre el pecado y la muerte, dos realidades inseparables en los escritos del Apóstol de los gentiles. Por lo cual, así como la gloriosa resurrección de Cristo fue la parte esencial y el último trofeo de esta victoria, así también la participación que tuvo la santísima Virgen en esta lucha de su Hijo había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal, ya que, como dice el mismo Apóstol: «Cuando esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: “La muerte ha sido absorbida en la victoria”» (1Cor 15,54-55) .
Por todo ello, la augusta Madre de Dios, unida a Jesucristo de modo arcano, desde toda la eternidad, por un mismo y único decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, virgen integérrima en su divina maternidad, asociada generosamente a la obra del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, alcanzó finalmente, como suprema coronación de todos sus privilegios, el ser preservada inmune de la corrupción del sepulcro y, a imitación de su Hijo, vencida la muerte, ser llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, para resplandecer allí como reina a la derecha de su Hijo, el rey inmortal de los siglos».
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Oración
Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, te rogamos, que, aspirando siempre a las realidades divinas, lleguemos a participar con ella de su misma gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
46 comentarios
Feliz día de la Asunción, Padre Iraburu.
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JMI.-Así sea.
Bendición de la Gloriosa +
Así le llama en su poema Gonzalo de Berceo
Había que darse cuenta (y muchos lo ignoran y si lo saben no lo aceptan) de que la Virgen María no estaba por casualidad y que tenía por objeto (se piensa que ya tenía conocimiento la propia María, antes del anuncio del Arcangel San Gabriel) cumplir con "su parte de ese Plan de Salvación"
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JMI.-En la intención de Dios, la encarnación de su Unigénito está pensada-querida desde toda la eternidad. Y comienza a "realizarse" en la Inmaculada Concepción de la que va a ser Madre de Dios. El anuncio del ángel revela a María lo que Dios a hecho con ella (Llena-de-gracia) y lo que va a hacer ("concebirás"...)
(San Bernardo, fuente de las Santas Escrituras)
Padre José María Iraburu; ¡Feliz Día de La Asunción de María y que Dios le bendiga!
JMI.-Bendición +
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JMI.-La Iglesia siempre ha enseñado que la vida de la Virgen María es como la de Cristo. Murió realmente Jesús, y la Virgen María murió realmente.
Al comienzo del post escribió: "hoy celebramos su gloriosa Ascensión en cuerpo y alma a los cielos.", en lugar de Asunción.
Que el Espíritu Santo lo siga iluminando y nuestra Santísima Madre lo cubra siempre con su manto.
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JMI.- Voy a verlo y lo corrijo. Muchas gracias.
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JMI.-Bendigamos al Señor y a su santa Madre.
Bendición +
Primer creatura humana en recibir la gloria de la resurrección en cuerpo y alma, a semejanza de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre; esperanza viva y alegre para nosotros, rescatados del pecado y de la muerte por Jesucristo, nuestro Señor.
Y he imaginado también la inmensa felicidad de SAN JOSÈ al verla llegar
"en cuerpo y alma".....como Dios quiso!.
¡Gracias Padre Iraburu por su profunda y bella reflexión!.
Un saludo
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JMI.-Yo sólo he reproducido el texto de Pío XII tal cual.
Bendición +
Moria a ella misma, ella cada incomprencion la guardaba en su corazon, ya moria, moria a si misma , era el "grano que caia y moria", la semilla que daba frutos" la nueva Eva, ella dejaba de lado todos sus proyectos por seguir a los de Dios "vende todo y me sigue", ella "moria?" Si , moria al ver su hijo "perdido y hallado en el templo a los 12 años", moria, al verlo "atravezado por los clavos".. su dolor jamas comprendido por nadie era la muerte que ya habia experimentado, pues tambien la resureccion en la Fe divina de quien la revestia dentro y fuera; todo su interior y exterior era Jesus. Nuestra Madre Santa y Virgen, muere porque su amado hijo murio, y asunta en cuerpo y alma por que su hijo potente en la eternidad "asunta la elevo" sellando definitbamente definite la victoria contra el dragon, lanzandolo al abismo.
Ella pensada por Dios: para pisar la serpiente, y NO para someterce a ella (la sepriente, la muerte) en virtud su descendencia por Cristo en vistas a Cristo como el velo de la encarnacion. Y es que por ser Ella es qie Dios quizo y pudo y lo hizo y lo hara con todos los hijos, los elegidos porque el es un Dios de pacto y restauracion a a su esposa la Iglesia apartada la levantara en gloria ... en gloria incorruptible.
Saludos Santo Sacerdote e Jesus y V. MARIA J.M.I.
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JMI.-Ella es nuestra Madre, que ruega a Dios por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.
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JMI.-Pido al Señor para usted la gracia de que conozca su verdadera vocación, la que Dios quiera, y que le dé su gracia para poder cumplirla fielmente. Bendición+
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JMI.-Poder, poder, se puede decir cualquier cosa.
Pero lo que conviene y debemos decir es lo que la Iglesia ha dicho en su tradición o en sus documentos.
"Yo soy la Resurrección y la Vida". Si no hay muerte al final de la vida terrena, no hay Resurrección que valga, sería una mentira en el Evangelio.
No seáis ingenuos, contro!!!
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JMI.-Convendría que nos dijera los lugares exactos de la Sgda. Escritura y del Magisterio apostólico.
Dónde se afirma que María, preservada de la muerte, no participó de ella como su Hijo, colaborando así a la Redención del mundo.
Cristo pasó por María como el rayo de sol a través de un cristal,si romperlo ni mancharlo.Es Dogma de Fé Católico.Lo siento por Lutero.
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JMI.-Ya lo corregí, gracias. Despiste.
Al comienzo del post último, el (448) ya expliqué el cambio de fecha.
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JMI.-Lea la constitución dogmática de Pío XII (1955), que va arriba. La Virge murión, como Cristo murio, unida a Él en todo.
«Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad.
Muy bien dicho para San Juan Damasceno. Éste si que entiende pues dice: convenía
Si Adán y Eva llegado su tiempo en este planeta Tierra hubieren permanecido vírgenes; por derecho de virginidad como fuera para la Virgen María; estos terminada su misión en la Tierra también ellos desprovistos de su opaca vestimenta, carne mortal, temporal, es decir en espíritu de vida glorioso, habrían ascendido a los cielos.
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JMI.-La Virgen María se unió a Cristo en todos sus misterios de salvación, también en la muerte y la resurrección y asunción (ascensión) al cielo.
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JMI.-Jesucristo, siendo Dios y siendo hombre, pudo morir ¿cómo la Virgen María, siendo criatura, no participaría de su misma muerte redentora?
Un dia seremos llevados a la gloria con María. Con cuerpo y todo, como está ella.
Esta es nuestra esperanza y por eso luchamos los cristianos, porque ningún ser humano creado por Dios con tantísimo amor, se pierda y pueda participar de la Gloria de Jesucristo de la que ya, en primicia, participa María.
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JMI.- Amén. Gloria a Dios por María.
Me gustó el título inicial «Gloriosa Ascensión»
«... la Excelsa María ha permanecido hasta ahora desconocida y que ésta es una de las razones de que Jesucristo no sea todavía conocido como debe serlo» (San Luis María Grignion de Montfort)
Realmente conocemos poco de nuestra Amantísima Reina del Universo.
Si, como dice la Iglesia, María se unió a Cristo en todos los Misterios de Salvación, ¿por qué no aceptar que pudo Ascender en lugar de ser Asunta?
Si vino Inmaculada a la Tierra, también volvió Inmaculada al Cielo.
Misterios del Amor Salvífico.
María lo colme de Bendiciones, Padre José María
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JMI.-En temas tan graves debemos atenernos a la enseñanza de la Iglesia y de su Tradición. Lo que se nos pueda ocurrir a nosotros, son "ocurrencias" sin ningún valor. "El justo vive de la fe" tal como la Iglesia la enseña.
Bendición +
2. María es la primera de las criaturas que sigue a Jesús en la Resurrección del cuerpo, es la primera de la Iglesia triunfante.
3. La Santísima Inmaculada Virgen María participa de la incorruptibilidad y glorificación del cuerpo porque supo responder a todas las gracias que Dios derrama sobre ella.
4. María es la Gloriosa porque su Hijo está con Su Cuerpo glorioso en el Cielo y por la vivencia de las virtudes de la Gracia porque Dios la corona en la grandeza de esas virtudes: caridad, humildad, pureza, paciencia, mansedumbre, perfecto homenaje de adoración, alabanza y agradecimiento.
5. Así María es Madre de Gracia, Madre de Misericordia, Madre que comparte la Morada de la Vida. Madre de Vida que participa en el Reino de su Hijo y la vida de la Santísima Trinidad. Por ello, es la más poderosa Abogada del Cielo, la omnipotencia suplicante y corredentora porque también es nuestra Madre, Madre de la Humanidad, porque está en el Cielo con su Inmaculado corazón humano, con su Corazón maternal. Ella misma nos revela el Rostro de Nuestro Señor Jesucristo, nos invita a que conozcamos Su Sagrado Corazón.
6. La Stma. Virgen María ocupa un lugar especialísimo cerca de Dios, pues ella ha sido colmada, llena de Gracia por el Espíritu Santo, es bendita entre todas las mujeres, madre del Señor Dios hecho hombre, a quien llamamos Bienaventurada todas las generaciones. Así, la Virgen es una intercesora especial.
7. La Stma. Virgen María nos recuerda la importancia de esta vida terrenal donde se va conquistando poco a poco la Resurrección de su Hijo. En María podemos ver prefigurado nuestro propio destino y la imagen de la mujer en nuestra sociedad. Pidamos pues, que toda mujer no se aparte de su Imagen, porque de lo contrario la moral y fecundidad de un pueblo se desmoronan. Hermanos, el misterio de la Asunción de María, glorificada en cuerpo y alma en el Cielo, es un mensaje de alegría, de esperanza y de promesa para todos nosotros.
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JMI.-Demasiado largo.
Un cordial saludo.
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JMI.-No.
Un cordial saludo.
Un cordial saludo.
En efecto, la Formula definitoria-44, dice: “cumplido el curso de su vida terrena”, sin afirmar muerte ni dormición.
Cabe entender que por tal causa, no se celebre la “muerte” de la Virgen ni su “resurrección”.
Podemos pensar que, vencida la muerte por Cristo desde la Cruz, no tenía sentido que la Virgen la padeciera, menos aún, habiendo estado asociada íntimamente a la Redención, por lo que se la ha llamado Corredentora. En este sentido, tienen relevancia las palabras de Benedicto XV, citadas por R. Garrigou-Lagrange en “La Madre del Salvador”: “Uniéndose a la Pasión y a la muerte de su Hijo, sufrió de muerte…para aplacar la justicia divina…inmoló a su Hijo, de tal modo que se puede decir que con Él rescató al género humano”. “Es el equivalente al título de corredentora” ( R. G. L. o. c.). Este teólogo eminente, cita a Bossuet: “María está cerca de la cruz…Esta visión le causa la muerte; si se aproxima al altar es porque quiere ser inmolada y allí, en efecto, siente el golpe de la espada que, según la profecía del buen Simón, debía abrir su corazón maternal con tan crueles heridas..” (Bossuet, sermón sobre la Compasión de la Santísima Virgen).
Parece conveniente que María fuera librada por su Hijo de la HUMILLACIÓN de la muerte, a la que Él se sometió para VENCERLA: “antes se anonadó, tomando la forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres; y en la condición de hombre se humilló, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz, por lo cual Dios le exhaltó y le otorgó un nombre sobre todo nombre” (Fil 2, 7-9). ¿Cómo no compartiría con su Madre, unida a Él por unión hipostática, tal NOMBRE y tal VICTORIA sobre la muerte? En favor de esta opinión, cabe tener presente lo afirmado por la Virgen en San Nicolás; “: Fui adormecida y vuelta a despertar al tercer día, ya en el Reino de Dios, donde estoy junto a mi amado Hijo. Alabado sea el Señor" (13 de agosto de 1986); coherente es su afirmación: “y vuelta a despertar al tercer día, ya en el Reino de Dios”, no dice “resucitada”.
San Pablo, 2 Cor 12, 2-4: “Sé de un hombre en Cristo que hace catorce años- si en el cuerpo no lo sé, si fuera del cuerpo tampoco lo sé, Dios lo sabe – fue arrebatado hasta el tercer cielo; y sé que este hombre – si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe – fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede decir”. Parece suficiente para demostrar que puede haber – según San Pablo – una separación del alma y del cuerpo, sin que implique necesariamente la muerte. Porque en ningún momento, San Pablo, supuso haber muerto, ni resucitado. Tal podría ser el caso de la Virgen. Esto plantea a los teólogos la necesidad de profundizar en la cuestión de la esencia de la muerte. Porque, además, si el cuerpo de María no estuvo sujeto a la corrupción del sepulcro, lo que es propio de toda muerte humana, el término “muerte” requiere alguna distinción fundamental.
Queda abierta a los teólogos esta cuestión de tanta trascendencia.
Por arriba de los acontecimientos que vive el mundo actual, se realiza el Acontecimiento por excelencia: "He aquí que Yo hago todo nuevo" (Apoc 21, 5).
El Dolor de Cristo permanece ETERNO, como sustancia de la Redención. Es el CONSTITUTIVO de la “nueva creación”: “He aquí que hago todo nuevo” (Apoc 21, 5).
En Cristo, el DOLOR se identifica con el AMOR. Podemos exclamar: ¡Cristo es Amor!, o bien, ¡Cristo es Dolor!. Tan DIVINO es el uno y el otro. Él se hizo Dolor en razón de la Justicia de Dios, y se hizo Amor en razón de la Misericordia: “La justicia y la misericordia se dieron beso de paz” (Ps 85, 11). Por el Dolor, satisfizo la justicia; por la Misericordia, nos RESUCITÓ.
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JMI.-Es dogma de fe, como se ve claro en la Constitución promulgada por Pío XII que arriba ha reproducido.
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JMI.Oraciones y bendición +
Agradecido de poder expresar mi opinión.
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JMI.-Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación, nº 10:
"La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros".
Un cordial saludo
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JMI.-Tradición y Magisterio no excluyen Escritura. Los tres se integran como un triángulo equilátero, en el que cada lado sostiene a los otros dos.
Ésa es la doctrina católica.
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