(437) Jesucristo es sacerdote y la Eucaristía es sacrificio; con perdón
–Usted lo que busca es provocar, y multiplicar el número de visitantes de su blog.
–Algo hay de eso, sí. Pero sobre todo pretendo afirmar la fe de la Iglesia Católica.
Hoy es la fiesta litúrgica de Jesucristo sumo y eterno Sacerdote, jueves después de Pentecostés.
Normalmente mis artículos suelen tener forma de estudios, escritos con orden, conceptos, citas, argumentaciones, etc. Pero en esta ocasión va mi artículo por la vía rápida, en forma de carta a los lectores, suponiendo su condición de católicos practicantes, y escrita con prisa y, sobre todo, ex abundantia cordis.
¿Han oído hablar ustedes de Cristo como «sacerdote»? ¿Y de la Eucaristía como «sacrificio» litúrgico? Dependerá de la edad que tengan. Si tienen una edad joven o media probablemente no lo hayan oído nunca. Sin embargo, en tiempos del Concilio Vaticano II –no hay más que ver el decreto Presbyterorum ordinis o el Christus Dominus– todavía Cristo era predicado y enseñado como sacerdote. Incluso todo el pueblo cristiano, a la luz conciliar, recuperó como un honor demasiado olvidado su condición bíblica y tradicional de «pueblo sacerdotal». El término se repetía con frecuencia en los nuevos movimientos de laicos. De ese tiempo recuerdo un libro muy bueno sobre la Misa, de un autor francés, titulado justamente El sacrificio de la Nueva Alianza. Ese título resulta hoy poco menos que impensable.
El ecumenismo falso, ampliamente difundido en la Iglesia por los progresistas y modernistas, arrasó las palabras sacerdote y sacrificio, para quitar de la Iglesia Católica aquellas doctrinas que repugnaban a los protestantes, concretamente a los luteranos. O simplemente porque, abandonando la fe católica, aceptaron que Cristo fue un laico no-sacerdote, y que la última Cena y la Cruz no las entendió Cristo como un «sacrificio» expiatorio.
Los sacerdotes católicos pasamos entonces a llamarnos pastores. O presbíteros. La Misa ya no se llama –ni entiende– como el «sacrificio de la Nueva Alianza», sino como la Eucaristía, el Banquete eucarístico, la Cena o con otros términos, siempre que no sean «sacrificio». Yo recuerdo un tríptico de propaganda vocacional publicado por una Diócesis en el que nunca se mencionaba al seminarista como futuro «sacerdote», destinado –no únicamente, pero sí principalmente– a celebrar el «sacrificio» eucarístico y a «perdonar» los pecados (III Sínodo episcopal, 1971, n.4); funciones que un laico no puede realizar, pues solamente el sacramento del Orden da potencia espiritual para realizarlas.
Estamos en un tiempo en el que buena parte de la acción sacerdotal, secularizándose, busca más la beneficencia temporal de los hombres que su salvación eterna. Es un tiempo en que, contra la norma canónica vigente de la Iglesia, la mayoría de los sacerdotes diocesanos –y lo mismo los religiosos– seculariza también su vestimenta, asimilándola a la de los laicos, para evitar todo signo identificador de su condición eclesial (Código, c. 284; Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros 1994, 66; norma reforzada en la nueva edición del Directorio, 2013, n. 61). Es un tiempo en el que un González de Cardedal considera conveniente abandonar el término «sacrificio: esta palabra suscita rechazo… La idea de sacrificio llevaría consigo inconscientemente la idea de venganza, de linchamiento… Dios no es un ídolo que en la noche se alimenta de las carnes preparadas por sus servidores». Terrorismo verbal (Cristología, Madrid 201, 540-541, en la colección Sapientia fidei, promovida en la BAC por la CEE). Es un tiempo en el que en muchas Iglesias locales se ha producido un brusco y enorme descenso tanto de la asistencia a la Misa como de las vocaciones sacerdotales, un descenso que se mantiene hasta hoy. Lógico… Hay que reconocer que no suscita el Señor vocaciones para rellenar una figura de sacerdote y de Eucaristía que contraría a la que Él quiere y enseña por el Magisterio de su Iglesia.
La Carta a los Hebreos es la primera cristología de la historia, y sabemos de ella con certeza, porque integra el Nuevo Testamento, que está escrita por inspiración del Espíritu Santo. En ella se da de Cristo y de su misión redentora la primera exposición sistemática en forma de breve tratado. Pues bien, en este formidable texto nuestro Señor Jesucristo es presentado como Sumo y eterno sacerdote, y la Eucaristía como el único y perfecto sacrificio de expiación que, diariamente actualizado en los altares de la Iglesia hace de ella el «sacramento universal de salvación» para todas las naciones (Vat. II, Lumen gentium 48; Ad gentes 1). Innumerables lugares del N.T. expresan igualmente la condición sacerdotal de Cristo y sacrificial de la Eucaristía.
Más. La liturgia antigua y la actual de la Eucaristía –sí, la del Novus ordo–, se refiere predominantemente a Cristo como sacerdote y víctima, y a la Eucaristía como sacrificio de expiación y alabanza.
«Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. –El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia».
III Plegaria eucarística. «Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad… Que él nos transforme en ofrenda permanente… Te pedimos, Señor, que esta Víctima de reconciliación»…
Más y más. El Magisterio apostólico sigue proclamando que Cristo es sacerdote y que la misa es ante todo el sacrificio eucarístico. Pablo VI, en la encíclica Mysterium fidei (1965), en el Credo del Pueblo de Dios (1968), afirma netamente el carácter sacrificial de la Misa. Juan Pablo II llega a decir en Carta a los Obispos (24-II-1980, 9), que la Eucaristía «es, por encima de todo, un sacrificio: el sacrificio de la Redención, el sacrificio de la Nueva Alianza». Y en la encíclica Ecclesia de Eucharistía (2003), en 58 ocasiones se refiere a la Eucaristía como «sacrificio».
N. 9: «¿Cómo no admirar los Decretos sobre la Santísima Eucaristía y sobre el Sacrosanto Sacrificio de la Misa promulgados por el Concilio de Trento? Aquellas páginas han guiado en los siglos sucesivos tanto la teología como la catequesis, y aún hoy son punto de referencia dogmática para la continua renovación y crecimiento del Pueblo de Dios en la fe y en el amor a la Eucaristía. En tiempos más cercanos a nosotros, se han de mencionar tres Encíclicas: la Miræ Caritatis de León XIII (1902), la Mediator Dei de Pío XII (1947) y la Mysterium Fidei de Pablo VI (1965)». También el Vaticano II –Lumen gentium, Sacrosanctum Concilium, etc.–, y lo mismo la carta apostólica Dominicæ Cenæ (1980), insisten en presentar a Cristo como sacerdote y a la eucaristía como sacrificio.
N.11: « “El Señor Jesús, la noche en que fue entregado” (1Co 11,23), instituyó el Sacrificio eucarístico de su cuerpo y de su sangre. Las palabras del apóstol Pablo nos llevan a las circunstancias dramáticas en que nació la Eucaristía. En ella está inscrito de forma indeleble el acontecimiento de la pasión y muerte del Señor. No sólo lo evoca sino que lo hace sacramentalmente presente. Es el sacrificio de la Cruz que se perpetúa por los siglos».
Pero esa multiforme confesión de la fe de la Iglesia no produce efecto alguno en quienes aprecian más las ideologías teológicas de moda que la Biblia, la Tradición y el Magisterio apostólico. «El justo vive de la fe… La fe es por la predicación; y la predicación por la palabra de Cristo» (Rm 1,17; 10,17). Los fieles apenas pueden vivir aquellas verdades de la fe que nunca le predican. Si no se predica a Cristo presentándolo con la debida frecuencia como Sumo y eterno sacerdote, y se dan de Él otras fisonomías que se consideran más atractivas; si no se predica de la Eucaristía suficientemente como sacrificio de la Nueva Alianza, y se presenta siempre bajo otros aspectos que, en el mejor de los casos son verdaderos, pero secundarios,
1) los cristianos seguirán ausentes de la Misa, y su abstención irá en aumento; 2) la carencia de vocaciones sacerdotales se mantendrá igual o se hará mayor; 3) se irán apagando unas tras otras las llamas de la presencia real de Cristo en nuestros altares, y consecuentemente 4) muchos templos se convertirán en Bancos, comercios, bibliotecas, hoteles o restaurantes, gimnasios, salas de fiesta, etc., terrible proceso que ya venimos sufriendo.
El desmoronamiento de las Iglesias locales es perfectamente evitable. Pero no se detendrá sino en la medida en que recuperen una fe viva y operante en nuestro Señor Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote, reconociéndolo como protagonista absoluto del Sacrificio eucarístico de la Nueva Alianza, fuente única incesante con fuerza divina sobre-humana para vivificar a los hombres en su vida presente, y para llevarlos a la vida eterna.
José María Iraburu, sacerdote
Índice de Reforma o apostasía
29 comentarios
Por ejemplo, en pocos momentos de la Santa Misa se percibe mejor la naturaleza de Sacrificio como en el Ofertorio.
Pues bien, todavia no se ha explicado suficientemente por qué el bellisimo, rotundo y clarisimo Ofertorio de la Santa Misa se sustituyó por la oración actual que evoca un mero intercambio de bienes.
La ignorancia actual del pueblo cristiano tiene responsables claros.
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JMI.-Me sospecho que no es Ud. un entusiasta del Novus Ordo dispuesto por la Iglesia en su liturgia.
Relacionado con el tema de su artículo, es común en muchas partes que, antes de empezar la misa, un guía laico diga: "recibamos al celebrante padre......". Lo mismo se advierte en muchas hojas o subsidios litúrgicos que se entregan los domingos en las misas. En ellos se habla de "nuestra asamblea" o "el que preside nuestra asamblea". Me pregunto por qué ocultar el lenguaje litúrgico. La palabra asamblea puede designar un grupo político, sindical, gremial, etc. Creo que no es la palabra más apropiada para referirse al culto litúrgico.
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JMI.-El nombre Eucaristía para designar la Misa es perfectamente legítimo y tradicional. Puede Ud. comprobarlo p.ej. en los dos grandes tomos del P. Jesús Solano "Textos eucarísticos primitivos" (vol. I, ss. I-IV, vol. II, ss. Hasta fin de la época patrística. En la BAC 88 y 118). No tiene por qué un nombre expresar todos los fines de una acción. Menos propio sería el nombre Misa, que sólo hace referencia al envío final.
Y tal como escribi en otro comentario, desde hace unos meses me siento un catolico a medias, con un pie adentro y otro afuera de la Iglesia, como alguien que estuviera dudando en "¿me voy o me quedo?", se nombran nuevos cardenales o arzobispos y no siento deseos ni de felicitarlos (en mi pais se acaba de nombrar Cardenal a cierta persona que nunca me ha agradado por sus actos, declaraciones y vinculaciones desde que tengo memoria, algo que como catolico me deberia de generar alegria en otra epoca pero hoy no me provoca mas que rechazo), el Papa dice algun discurso o declaracion y prefiero ignorarlo por evitar llenar de mas bilis a mi higado, mejor me leo viejos discursos de Juan Pablo II, Benedicto XVI o algun papa anterior para recordarme a mi mismo que a pesar de todo sigo siendo catolico, aunque pareciera que ya no lo fuera.
¿Cómo podemos transmitir esto? ¿Cómo podemos hacer que el pueblo más o menos adormecido vuelva a entender la misa como algo Sagrado, la respete, comulgue adecuadamente, etc.? Hablarles de sacrificio les suena ya a chino. Son gente que está en tierra de nadie eclesial, que no tienen problema para acercarse a la Iglesia, pero que no saben nada. Les puede asustar hablarles por ejemplo del santo sacrificio, o alejar si se les convida a que no comulgar... pero son gente a la que todavía se le puede transmitir el mensaje de Dios. ¿Qué hacer? ¿Por dónde empezar?
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JMI.-"La palabra de Dios no está encadenada"(2Tim 2,9). Y el ESanto tampoco. En el principio está la Palabra. Con oportunidad o sin ella.
El cómo que pregunta no tiene respuesta. Depende de las capacidades del Evangelizador, de la condición de los necesitados de conversión, etc. etc. etc. etc.
En cambio, si que oido muchas veces y cada vez más que la eucaristia es "fiesta", "celebración" y cosas por el estilo. Consecuentemente hasta la música liturgica van en esa línea, como si la pasión del Señor hubiera sido una juerga....
Lo que he querido decir no es en desdoro del Novus Ordo (que ha sido la misa desde mi infancia), sino que he mencionado un aspecto concreto -el Ofertorio-, del que difícil es negar que su sustitución por la fórmula actual no tiene otro sentido que la rebaja de todo lo que de excesivamente sacrificial mostraba la Misa Tradicional. No critico el Novus Ordo sino a quienes usaron la venerable Misa con fines explícitamente ecuménicos.
Por supuesto, como vd. ha explicado muy bien, la naturaleza sacrificial del Novus Ordo se expresa sin duda en el "Orate frates", y también en el Canon y sobre todo, en la sublime doxología tras el Canon: "Per Christum, et cum Ipso et in Ipso..."
(Y por cierto, ardo en deseos de oír el Canon Romano en la Misa del Novus Ordo; que yo recuerde jamás lo he escuchado)
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JMI.-"es difícil negar"...
No piensan así los que trabajaron en la reformulación del ofertorio y tampoco la Jerarqía apoatólica, el beato Pablo VI concretamente, que la aprobaron.
Yo celebro con el Canon Romano del Novus Ordo todos los domingos y grandes fiestas. Y otros hay que también.
Podemos juntamente con Jesucristo verdaderamente presente en el pan y el vino consagrados, cuerpo, sange, alma y divinidad del Señor, ofrecernos con Él a Dios Padre por Amor, para que en cada uno de nosotros se cumpla el eterno designio de Dios y tengamos, al fin de la vida, algo bueno que presentarle al Señor. Siervos inútiles, nos dirían y sería el más grande honor jamás recibido.
Por mi edad, tuve la dicha de vivir y poder apreciar la época en que a nuestro Señor Jesucristo se le consideraba Sumo y eterno Sacerdote, al sacerdote se le decía sacerdote y se lo trataba con el debido respeto y la Misa se nombraba –y se entendía– como el «sacrificio de la Nueva Alianza». Por eso, es mucho más doloroso todo lo que sucede para los que hemos vivido este cambio.
Pero, como Ud. dice siempre: Oremos, oremos, oremos.
Que Dios lo bendiga y la Santísima Virgen María y San José lo protejan siempre.
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JMI.-Bendición +
La relación entre la Última Cena, la Cruz y cada Misa es de simetría temporal y óntica: la Cruz en el centro, la Última Cena antes y cada Misa después. En la cruz Jesús se ofreció en sacrificio cruento, en la Última Cena pre-presentó ese sacrificio, y en cada Misa lo re-presenta por medio de la Iglesia.
Recordando la etimología del término liturgia, el cual viene del griego λειτουργία, compuesto de los términos λάος, pueblo, y έργον, trabajo, obra, el cual en el mundo helénico hacía referencia a las obras que algún ciudadano hacía en favor del pueblo, y teniendo presente que toda la vida pública de NSJC fue una obra en favor del pueblo: enseñando, curando enfermos y resucitando muertos, alimentándolo y finalmente ofreciendo su vida al Padre en sacrificio de expiación por nuestros pecados en la cruz, es evidente que, en el sentido original del término, toda la vida pública de NSJC fue una Divina Liturgia. Y la liturgia de la Iglesia es apropiadamente llamada así porque en ella NSJC continúa, por medio de los ministros, su obra en favor del pueblo, particularmente en la Misa - justamente llamada por los católicos de rito bizantino y los Ortodoxos "Divina Liturgia", nombre a mi juicio muchísimo más apto que "Misa" para expresar la realidad de lo nombrado - en la cual NSJC realiza tres de los cuatro aspectos de su obra que mencioné: nos enseña, renueva de modo incruento su sacrificio en la cruz, y nos alimenta. La única parte de su obra que Jesús no realiza en la Misa es la curación de enfermos, lo cual tiene lugar en el sacramento de la Reconciliación.
Para vivir todo esto y creerlo hace falta CATEQUIZAR a los cristianos, ya que hoy en día, después de la confirmación pocos son los católicos que siguen recibiendo catequesis como adultos. Ahí está la clave del porqué se ha aguado la fe de muchos creyentes y sacerdotes, porque han dejado de recibir predicación.
Aún estoy a tiempo de felicitarle hoy por su "Patrón" Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, como he hecho con la media docena de sacerdotes con quienes tengo comunicación telefónica o Whasap -o como se escriba-
Felicidades, Padre. Hoy es su Fiesta, ¿a que sí?, aunque haya días tan sacerdotales como Jueves Santo, ...
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JMI.- Gracias. Bendición +
El significado que tiene el pan y el vino para los discípulos, que eran judíos, es el de la esclavitud de Egipto y el de la liberación, la entrada en la tierra prometida. Significado que el mismo Jesús cambia al decir "esto es mi cuerpo", pero no podemos perder de vista el contexto en que esto sucede, la rica historia de Israel. El Vaticano II ha intentado volver a las fuentes, así lo demuestran los innumerables estudios y estudiosos que han surgido al respecto.
La misa como Sacrificio y muerte de Jesús? Sí. Pero también como Pascua de Jesús, como el triunfo definitivo sobre la muerte, como paso de la muerte a la vida Eterna.
Recordemos que el Vaticano II dice que la Eucaristía es un "convivium paschale".
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JMI.-No es aconsejable hablar de varias cosas a la vez, y menos en un artículo relativamente breve. Yo en éste he tratado de que la Eucaristía es "sacrificio". No digo que el Mysterium fidei no tiene otras facetas. Es también, efectivamente, "convivium paschale"... y muchas cosas más. Así lo señalo en mi art. (271), al final.
En el actual art. he reafirmado lo que afirmaba, por ejemplo, San Juan Pablo II: la Eucaristía "es, por encima de todo, un sacrificio: el sacrificio de la Redención, y al mismo tiempo, el sacrificio de la Nueva Alianza" (Cta. a Obipos 24-II-1980, 9).
Necesitamos un papa que sea una figura gigantesca, capaz de hacer frente a todo esto.
Un detalle: donde dice "Sacrosanctum mysterium" debe decir "Sacrosanctum Concilium", ¿no?
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JMI.-Gracias, Daniel. Lo cambio.
Las opiniones que aparecen en el articulo de José María Iraburu solo demuestran que los sacerdotes están modificando la esencia de la religión a su tamaño y medida cuando lo que deben hacer es *Id por todo el mundo y evangelizad a todas las creaturas*. Está bien claro que es más cómodo quedarse una o dos horas en la iglesia, con aire acondicionado, y luego vagabundear el resto del dia. Ha sido como una tradición que los curas siempre andan con sotana pero, hoy dia, sus vestimentas son unos gims, franela de algodón y zapatos deportivos, pues, así, nadie se da cuenta que son sacerdotes.
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JMI.-... "los sacerdotes están modificando la esencia de la religión"...
Me figuro que Ud. mismo se dará cuenta de que, al afirmar eso,
se le fue el caballo, es decir, la pluma, o mejor, la tecla...
/ Oramos, al solicitar la intercesión de Jesús Sumo y Eterno Sacerdote, para todos aquellos q se están preparando, formando y capacitando para ejercer tal ministerio del Orden Sagrado, y ,no olviden q lo central de su misión es la celebración de la eucaristía a fin de hacer presente"eucaristicamente" a Jesucristo y multiplicar su presencia salvadora, redentora y protectora , en un mundo en crisis , bajo el poder de Satanás,acechado por la malignidad del infierno con sus huestes, legiones y bandas" invisibles" de demonios ,q, aunque ya ha sido derrotado por Cristo, sin embargo,insiste en precipitar a la Humanidad por el camino del Mal,mediante todo tipo de" tentaciones" ante las q tragicamente multitudes sucumben,empezando por quienes se presentan,dicen y hacen creer q son cristianos,católicos y creyentes , pero,sus estilos de vida,dejan mucho q desear, secundados por los q se dejan poseer por tales entidades espirituales,para jaquear el Plan de Dios y sumar voluntades a través de los q se oponen a su Voluntad , cuando:irrespetan, contradicen y transgreden los 10 mandamientos,las enseñanzas de Jesús y las advertencias de la Virgen,sobre el cielo, purgatorio e infierno .
/ Imploramos,en impetrar la intercesión de Jesús Sumo y Eterno Sacerdote,para quienes se plantean "vocacionalmente"acceder al Orden Sagrado y sean guiados por el Espiritu Santo y la asistencia de la Virgen , Madre de los sacerdotes,invocándola como" Madre del Sumo y Eterno Sacerdote, Reina de los Apóstoles y Auxilio de los presbíteros en su ministerio,teniendo presente q participaran de la Victimación de Cristo,al renovar incruentamente el sacrificio del Calvario.
Gracias, Favores y Bendiciones a Todos, y a quienes orarán por las siguientes intenciones y colaborarán en hacerlas circular por sus Listas para q mas se beneficien juntamente con el valioso artículo del Padre José María Iraburu ( por los tiempos, q nos aguardan…)
ATENTAMENTE
enrique Cheli
( Nuestra Señora de las Américas )
[email protected]
Argentina
Es asi, siempre fue y será asi.
Que Dios lo bendiga y lo haga con la Iglesia.
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JMI.-Amén.
La Iglesia cada vez que celebra la Eucaristía está llamada a acoger el don que Cristo le ofrece y, por tanto, a participar en el sacrificio de su Señor, ofreciéndose con Él al Padre por la salvación del mundo. Se puede, por tanto, afirmar que la Santa Misa es sacrificio de Cristo y de la Iglesia.
Enhorabuena por su magnífico artículo, con el que estoy plenamente de acuerdo. Le quería hacer una consulta.
Con respecto a la frase : "Los sacerdotes católicos pasamos entonces a llamarnos pastores. O presbíteros."
¿No cree Vd que en el contexto biblico, tradicional y magisterial se puede usar el término "presbítero", sin por ello negar la doctrina sobre el sacramento del orden y el sacerdocio de Cristo?
Parece que se impone la idea de que lo tradicional es hablar de "sacerdote" y lo progresista de "presbítero" cuando desde mi humilde opinión ambos son términos tradicionales.
Muchas gracias
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JMI.-Los dos son tradicionales, sacerdote y presbítero. Y pastor también lo es.
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