(430) La muerte cristiana, 14. –en San Luis Gonzaga, S. J.

Guercini (+1666) - San Luis Gonzaga

–En el siglo XVI España vivía un nivel de cristiandad tan alto, que tenía santos incluso entre los ricos.

–Ahi tiene usted, por ejemplo, a San Francisco de Borja, S. J. (1510-1572), III General de la Compañía de Jesús, que había sido Duque de Gandía, Grande de España y Virrey de Cataluña.

San Luis Gonzaga, S. J. (1568-1591)

Don Ferrante Gonzaga, marqués de Castiglione, contrajo en Madrid matrimonio con doña Marta Tana de Santena, dama de honor de la reina Isabel de Valois. Luis fue el mayor de los siete hijos que tuvieron, y nació cerca de Mantua, en Lombardía. Doña Marta cuidó mucho de su educación cristiana. Don Ferrante, en cambio, pretendía ante todo para su primogénito más que grandes alturas de la gracia, las mayores glorias mundanas, que honrasen su casa y su linaje. Luis, que de niño y adolescente mostró un carácter más bien atrevido y turbulento, recibió a los 12 años la primera comunión de manos de San Carlos Borromeo (1538-1584), obispo de Milán. Asistido por gracias muy especiales, se destacó Luis por la castidad más firme y por las más duras penitencias, decidiéndose cada vez más claramente por la vida religiosa.

Su padre, desde que conoció el propósito de Luis, hizo todo lo posible por impedirlo; unas veces por medio de la indignación amenazante y colérica; otra veces intentando seducirlo con la vida mundana más festiva y prometedora de glorias y honores. Siempre, en cambio, encontró Luis el apoyo de su madre. Finalmente, renunció en favor de su hermano Rodolfo al título de príncipe, que le correspondía por derecho de primogenitura, e ingresó en la Compañía de Jesús, en Roma, donde recibió dirección espiritual de San Roberto Belarmino  (1542-1621). Cuidando enfermos en los hospitales, con ocasión de una peste, contrajo él mismo la enfermedad y murió el año 1591. Doña Marta viajó a Roma cuando el papa Paulo V beatificó a su hijo en 1605. Benedicto XIII canonizó a San Luis Gonzaga en 1726, declarándolo patrono de la juventud, título confirmado por Pío XI en 1926.

* * *

San Luis Gonzaga ante la muerte

De una carta dirigida a su madre

Pido para ti, ilustre señora, que goces siempre de la gracia y del consuelo del Espíritu Santo. Al llegar tu carta, me encuentro todavía en esta región de los muertos. Pero un día u otro ha de llegar el momento de volar al cielo, para alabar al Dios eterno en la tierra de los que viven. Yo esperaba poco ha que habría realizado ya este viaje antes de ahora. Si la caridad consiste, como dice san Pablo, en estar alegres con los que ríen y llorar con que lloran [Rm 12,15]ha de ser inmensa tu alegría, madre ilustre, al pensar que Dios me llama a la verdadera alegría, que pronto poseeré con la seguridad de no perderla jamás.

Te he de confesar que, al sumergir mi pensamiento en la consideración de la divina bondad, que es como un mar sin fondo ni litoral, no me siento digno de su inmensidad, ya que él, a cambio de un trabajo tan breve y exiguo, me invita al descanso eterno y me llama desde el cielo a la suprema felicidad, que con tanta negligencia he buscado, y me promete el premio de unas lágrimas, que tan parcamente he derramado.

Considéralo una y otra vez, y guárdate de menospreciar esta infinita benignidad de Dios, que es lo que harías si lloraras como muerto al que vive en la presencia de Dios y que, con su intercesión, puede ayudarte en tus asuntos mucho más que cuando vivía en este mundo. Esta separación no será muy larga; volveremos a encontrarnos en el cielo, y todos juntos, unidos a nuestro Salvador, lo alabaremos con toda la fuerza de nuestro espíritu y cantaremos eternamente sus misericordias, gozando de una felicidad sin fin. Al morir, nos quita lo que antes nos había prestado, con el solo fin de guardarlo en un lugar más inmune y seguro, y para enriquecernos con unos bienes que superan nuestros deseos.

Todo esto lo digo solamente para expresar mi deseo de que tú, ilustre señora, así como los demás miembros de mi familia, consideréis mi partida de este mundo como un motivo de gozo, y para que no me falte tu bendición materna en el momento de atravesar este mar hasta llegar a la orilla en donde tengo puestas todas mis esperanzas. Así te escribo, porque estoy convencido de que ésta es la mejor manera de demostrarte el amor y respeto que te debo como hijo.

* * *

Oración

Señor Dios, dispensador de los dones celestiales, que has querido juntar en san Luis Gonzaga una admirable inocencia de vida y un austero espíritu de penitencia, concédenos, por su intercesión, que, si no hemos sabido imitarle en su vida inocente, sigamos fielmente sus ejemplos en la penitencia. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

José María Iraburu, sacerdote

Índice de Reforma o apostasía

 

 

8 comentarios

  
Ricardo de Argentina
No he podido evitar conmoverme al leer esta carta.
¡Eso es una fe recia, sí señor!
------------------------------------------
JMI.-Sí que es "conmovedora".
Bendigamos al Señor, que si nos conmueve con esa carta,
es porque nos da ese mismo espíritu.
Que nos lo guarde y acreciente. Por pura bondad Suya.
24/04/17 11:56 PM
  
Vladimir
Después de mi devoción a la Santísima Trinidad y a la Sagrada Familia (devociones estas, que, según mi pobre entender, son de obligación en la espiritualidad de todo buen católico), profeso devoción a algunos Santos, de entre los cuales San Luis Gonzaga siempre ha sido uno de mis preferidos, desde mi juventud.
Este es uno de esos santos que, hoy día, ha sido "arrinconado", por parte de muchos clérigos y predicadores de espiritualidad. He sido testigo presencial de cómo algunos de ellos lo denigran abiertamente. ¿Por qué pasa esto?, porque San Luis Gonzaga es uno de esos héroes cristianos que no le rindió tributo al ídolo de la lujuria, y eso mortifica a aquellos que piensan que la Misericordia de Dios da para alcahuetear cualquier libertinaje.
¡Oh San Luis Gonzaga que, con voluntad de hierro, venciste la tentación; ayúdanos a ser menos condescendientes con nuestras debilidades.
Amén.
----------------------------
JMI.-Oh San Luis Gonzaga que con la fuerza de la gracia de Cristo (sin Mí no podéis hacer NADA), venciste la tentación; ayúdanos a ser menos condescendientes con nuestras debilidades.
Amén.
25/04/17 5:38 PM
  
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
¡Qué carta maravillosa! Hay que estar en gran unión con el Señor para escribir una carta así. Creo haberle contado, Padre Iraburu, que lo primero que pensé, al conocer que tenía cáncer, fue en lo mal que había sabido aprovechar el tiempo de vida terrena que el Señor me había regalado y le supliqué que me diera una oportunidad más para amarle y obedecerle como Él se merece. Se ve que necesitaba una gran oportunidad, a juzgar por todo el tiempo que me está regalando. Quiera Dios que sea lo suficientemente hábil para no derrochar neciamente este regalo y sea otra mi disposición cuando venga a reclamármela de nuevo.

Muchísimas gracias por toda su ayuda y que Dios le pague con creces.
-------------------------
JMI.-Demos gracias a Dios siempre y en todo lugar.
25/04/17 7:09 PM
  
susi
La vida de fe es la que nos hace ver las cosas como son realmente, es decir, como él mismo le indica a su madre.
Y una vez más, la verdad nos hace libres.
Felices Pascuas, Padre.
---------------------------------
JMI.-Felices Pascuas, hija.
"El justo vive de la fe".
La fe causa la esperanza, de la fe nace la caridad, porque "vemos" a Cristo en el prójimo.
"Creo, Señor, pero aumenta mi fe".
25/04/17 10:49 PM
  
Feri del Carpio Marek
Qué buenas son las vidas de los santos, en particular sus muertes. Tengo el vago recuerdo de que las muertes de otros dos san Luises son conmovedoras, la del rey de Francia y la del de Monfort.

Padre, el otro día leyendo su post sobre el martirio de santa Perpetua, en el que narra que, por don del Espíritu Santo, no sentía nada de los suplicios por los que la hicieron pasar, me entró la duda ¿nuestro Señor Jesucristo también recibió esta asistencia del Espíritu Santo? ¿Sentía nuestro Señor dolores indecibles, o para entonces ya su alma estaba más en el cielo que en la Tierra? Porque cuando más le veo expresar dolor a nuestro Señor es en el Getsemani, o incluso en Betania poco antes de resucitar a su amigo Lázaro. ¿Me lo puede aclarar?
--------------------------------
JMI.-No nos ha sido revelado lo que pregunta, y por eso no se lo puedo aclarar.
No hay datos ni en Evangelios y cartas, ni en la Tradición patrística, ni Magisterio apostólico. El sentir común es que padeció sufrimientos morales y físicos, y que los primeros fueron para Él los más dolorosos.
26/04/17 3:06 AM
  
Vladimir
Perdonen ustedes, pero si Cristo no hubiera sentido los suplicios que le infligían, su sacrificio sería aparente, algo así como una farsa. ¿Qué sentido tendría entonces el sacrificio de los mártires por un Dios que en realidad no sufrió por nosotros?
-----------------------------
JMI.-La Biblia, tanto en el AT como en el NT dice muchas veces que el Mesías Salvador padeció por nosotros. Y mucho.
26/04/17 4:16 PM
  
Luis Piqué Muñoz
Mi Santo, querido Dr Iraburu, es San Luis Gonzaga ¡Pero no sé por qué siempre he preferido ¡admirado aún más! a San Luis Rey de Francia! Quizás fuera por su más Larga Vida y su Poder Real que le permitió meterse de lleno en la Vida del País y contradecir a los paganos y a los blasfemos ¡a los que atravesaba la Lengua con un Hierro candente! creándose Enemigos con Valor de Santo y de Rey. También San Luis Gonzaga tuvo una Vida ¡y Muerte! gloriosa, en los dos Luises resplandeció la Inocencia, pero quizá más en San Luis Gonzaga dada su Corta Vida ¡Qué Gran Verdad la Región de los Muertos, la auténtica Vida es el Paraíso y el Gozo eterno e Infinito de Nuestro Señor, el dulce Jesús, Dios, la Trinidad! ¡Y qué ceguera la del que con una Vida ¡que ya resplandece de la Felicidad eterna con el Poder del Bien y el Amor! limitada y degradante, insatisfactoria ¡siempre buscando el Más Allá, Plus Ultra, lo ilimitado, el Infinito, la Perfección, el Amor de Dios en el Amor de las Criaturas! con padecer físico y espiritual ¡y por tanto no puede ser nuestro Objetivo, ésta no es la Vida, la auténtica! ¡en el Cielo sólo sufriremos por Amor, por la existencia del Mal, y por tanto no habrá sufrimiento, degradación, física! En fin, ya para acabar, mi Amor por la otra Vida ¡que pido todos los días al Rezar y reunirme con mi Amigo del Alma, Rubén, un Santo Varón, o sino una Enfermedad Mortal y si puede ser Cruel! ya estuvo a punto de Triunfar al Nacer ¡pues Nací Muerto, asfixiado! ¡y me resucitó el Agua Bendita, de Grifo, del Bautizo! Toda mi Vida he sido Feliz, pese a las Persecuciones, Miseria y padecimientos ¡y sobretodo mis Grandes Pecados, un Pervertido, Carne de Infierno! ¡pero me hubiera Gustado Morir ¡gloriosamente! ¡ah la Dulce y bendita Muerte! ¡Ven Dulce Muerte, Ven, Ven Salvación y Amor de Cristo, el bienAmado! ¡el Rey del Amor y la Gloria! al Nacer! Nada más.
28/04/17 6:27 PM
  
GUILLERMO OSPINA ARCHILA
AL CIELO SE LLEGA EN CUERPO Y ALMA. El cielo está donde está Dios, con los seres que eternamente viven CON ÉL como su pueblo.

Realmente el cielo es una para nosotros desconocida pero deliciosa y suprema vida contemplativa y activa, donde las personas nos iremos reuniendo con todos los seres que en la tierra nos fueron queridos, por haber llegado primero a alcanzar la santidad.

Allí quienes vamos reuniéndonos, podemos repetir y cuantas veces queramos, momentos lindos que nos fueron especiales en la vida terrena e intercambiar y compartir: todos los pensamientos, actitudes y momentos que se quiera, mismos, iguales o semejantes a los que compartimos en el mundo, y nuestro mutuo trato afectuoso será cada vez mas tierno y dichoso del que tuvimos en nuestros mejores momentos en la tierra, Y NO RECORDAREMOS ABSOLUTAMENTE NADA DE LO QUE PUDIERAMOS RESULTARNOS DESAPACIBLE O TRISTE. Todo lo anterior porque YA RESUCITADOS: estaremos permanentemente al lado de Dios (Padre, JESUCITO y Espíritu Santo) y con la madrecita María, porque nos pareceremos mucho a ellos que con todos nosotros conformaremos el ambiente de nuestra dicha y felicidad perpetuas QUE ESO ES “EL CIELO”, el fin último y realización de las aspiraciones más profundas del ser humano, el estado supremo y definitivo de dicha que es el objetivo principal de la esperanza cristiana porque «Los que muramos en la gracia y la amistad con Dios, y estemos perfectamente purificados, viviremos para siempre con Cristo. Seremos para siempre semejantes a El, porque lo veremos “tal cual es” , es decir “cara a cara”. EL ACCESO AL CIELO QUE ES SIMULTÁNEO AL MOMENTO DE NUESTRA PURIFICACIÓN ABSOLUTAMENTE COMPLETA, realiza en cada uno la máxima expresión de la infinita bondad divina, que perpetuamente nos permite y con un amor puro y profundo, también ir estando y quedando juntos con los que con amor limpio nosotros hayamos compartido la tierra.
28/04/17 7:11 PM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.